Cómo dicen que andan gente? Espero que todo bien, acá les dejo un nuevo cap y nada... solo eso :D
Capítulo V: Una oportunidad más
—¡Oh por Dios! ¿Estás bien?
—Estoy… —Antes de que pudiera terminar de articular su respuesta, Emma la tomó por las mejillas para observarla a conciencia.
—¿Cómo se te ocurrió acercarte tanto? ¡Maia!
—Emma basta —la cortó Amira, tomando profundas inhalaciones para conseguir calmarse a sí misma—. Lo que menos necesitamos ahora es entrar en pánico.
—¿Bromeas, Amira? —le lanzó su gemela, impaciente—. Hace mucho que pasé del pánico, ese enfermo podría haberla matado.
—Estoy bien… —consiguió decir ella en tono irregular.
De alguna forma todavía podía sentir la rodilla de aquel hombre en su cuello, cortándole la respiración mientras le exigía que lo liberase. Todo había pasado tan rápido que Maia no era capaz de decir nada más para justificar su falta de sentido común. Desde el momento en que habían acordado llevar a cabo ese plan, habían establecido como regla principal el no acercarse al hombre estando solas. Y ella, estúpidamente, había bajado la guardia a la primera oportunidad.
—Esto no puede quedar así.
—Emma… —intentó razonar Ami, pero su hermana ya estaba agitando la cabeza en gesto resuelto.
—Si lo dejamos pasar, pensará que puede atacarnos cuando le venga en gana. Nos verá débiles.
Maia no tuvo tiempo de replicar, pues Emma ya se encontraba caminando por el pasillo en dirección al cuarto del sujeto.
—No podemos…
—Déjala. —Ami la detuvo del brazo, mirando resignadamente hacia el pasillo—. Necesita sentir que tiene el control de nuevo.
—Pero no es su culpa, Ami —le espetó de regreso. Amira se encogió de hombros sin más.
—No creo que vaya a hacerle nada malo —susurró al tiempo que tiraba de ella hacia la pequeña cocina, donde la hizo tomar asiento a su lado—. Emma es dura, pero no es cruel. —Y tras palmearle una mano con suavidad, añadió—: Además está en lo cierto, no podemos permitir que él piense que un acto así no tiene consecuencias o de lo contrario lo intentará otra vez.
—¿Desde cuándo te volviste tan experta en el tema? —instó un tanto en burla, pero también con autentica preocupación.
Amira suspiró, echando una nostálgica mirada hacia la ventana.
—Solo quiero terminar con esto lo antes posible, Maia. —Sus ojos verdes se fijaron en ella, aprensivos—. No puedo quitarme el presentimiento de que las cosas saldrán mal en cualquier momento.
—Eso no será así —respondió al instante—. En un par de días nos acordaremos de este momento y nos reiremos como nunca. Entonces te diré: ¿recuerdas cuando golpeaste a un hombre con urinal para salvarme?
Los ojos de su hermana se cubrieron de un leve velo de lágrimas, a pesar de que una sonrisa curvaba sus labios. Amira siempre había aparentado ser la más débil de las tres, tenía una personalidad tímida y delicada pero eso no quitaba que fuese una Clemens con todas las letras. Y una hermana Clemens siempre ayudaba a la otra, sin importar el costo.
—Y yo te diré: ¿recuerdas cuando querías ayudar a un hombre a orinar con tus propias manos?
Maia sonrió también, apretando el amarre de su mano entorno a la de su hermana. Necesitaban reírse de aquello o de lo contrario terminarían perdiendo la razón.
—Verás que nos reiremos de esto mañana.
—Por supuesto que sí —aceptó su hermanita con voz apagada.
Maia sonrió hacia Ami al verla colocar su cabeza sobre su hombro en busca de apoyo, como cuando era una niña. Solo unos minutos después notaron a Emma ingresando en la cocina con paso decidido y gesto satisfecho, algo que no hizo más que ponerla en alerta.
—¿Ya le contaste lo que encontramos en el pueblo?
Ella las observó de hito en hito, al tiempo que Amira suspiraba con molestia.
—Mejor dinos qué le hiciste al hombre.
Emma dejó pasar la pregunta con un movimiento casual de su mano.
—Nada malo, confía en mí.
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Editado: 27.01.2022