“Puedes traicionarme una vez. Una única vez”
Isaac Hayes
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He empezado a creer que intentar arreglar un matrimonio que parece ya estar roto no es sencillo, ni siquiera cuando has dado todo de tu tiempo y vida para que las cosas volvieran a ser como antes o al menos, una parte de ellas; pero finalmente siento que estoy a punto de tirar la toalla luego de haber intentado todo lo que hay en este mundo para que otra vez llegara la felicidad en esta casa, pero sin dudarlo, creo que nada me devolverá al Dalek que conocí una vez, aquel que me sacaba miles de sonrisas con sus palabras llenas de cariño, quien todos los días me elogiaba sin importar lo despeinada o agotada que me encontraba o de los maravillosos momentos que pasábamos juntos cuando salíamos a caminar simplemente para hablar sobre nuestros días.
Extraño todo aquello, tanto que, a veces siento como si todo eso hubiera pasado hace más de diez años volviéndose un recuerdo lejano sobre la felicidad que tenía a su lado, en donde ahora todo se ha vuelto frío y monótono. Sin embargo, el cambio radicalmente llegó hace dos años con una mala noticia que simplemente no sabía que sería mi mayor perjuicio de toda la vida, ese que arruinaría no sólo mi matrimonio sino que también, la confianza y el amor que mi esposo tenía conmigo; apenas puedo recordar esa noche sin intentar llorar porque me sentí la principal culpable de ello, a pesar que no fuese así, ya que mediante ha pasado el tiempo, he comprendido que sea cual sea la causa que haya provocado que terminará siendo estéril, al fin y al cabo, no es totalmente mi culpa.
Duele saber que no podré tener hijos, aunque lo intentase, más cuando lo intente por un largo tiempo con Dalek quien entusiasmado esperaba que algún día le diera la noticia que me encontraba embarazada, no obstante, cada mes era una desilusión cuando mi periodo llegaba o la simple señal de una raya en la prueba de embarazo me daba a entender que había algo que no lograba que pudiera concebir un bebé. Lamentablemente, no me quedo de otra que pedir una cita con un ginecólogo para averiguar qué estaba sucediendo, no sabía ni siquiera quién podía ser el del problema, pero nada más sé, que ese día no sólo fue el más horrible de mi vida, sino que también, el más decepcionante que pude tener entre todas las cosas malas que podían haberme sucedido.
Que te diga que eres estéril y no puedas ni siquiera concebir un bebé por medio de una inseminación artificial o una fertilización in vitro es lo peor del mundo. Desde antes que me casara con Dalek, sabía que quería tener hijos, al menos uno o dos para poder experimentar el sentido maternal y la vivencia de ser una madre, pero cuando el ginecólogo me dio dicha noticia sentí como mi propio mundo empezaba a desmoronarse, hasta pase unos veinte minutos sin ser consciente de que no había reaccionado ante el resultado de aquella revisión para saber mi condición de fertilidad, solo recuerdo bien como el doctor tuvo que darme un poco de tiempo más para que comprendiera mi situación y más, cómo darle esa noticia a Dalek.
Realmente esa misma noche tuve mucho miedo, tanto, que no le hice mención de nada hasta ocultar los documentos que el ginecólogo me había dado sobre mis resultados de fertilidad; pienso que ese fue mi primer error, en haberle ocultado algo tan importante a mi marido, quien debía de haberse enterado al instante de mis circunstancias, pero preferí ignorar aquello y seguir intentando como si eso conciliará mis miedos para no aceptar la realidad.
Dalek siempre fue sincero conmigo desde un comienzo, me dejo claro que cuando ambos nos sintiéramos estables podíamos comenzar a planificar para tener nuestra propia familia y con un gran gusto como felicidad, aprobé sus palabras porque él también deseaba tener hijos, así que, porque negarme aquello si era un proyecto que ambos teníamos y sabía que, en su momento, ya nos sentíamos preparados para comenzar la tarea.
Lo malo fue que entre más intentábamos, más había dudas… Y por fin, una noche llegó la verdad, algo que me pesó por un largo tiempo en tener que ocultárselo y por supuesto, en no haberle sido sincera sobre mi condición. Aún en mi memoria conservo el dolor de sus ojos, la desesperación en no creer aquella noticia y la ira que emanaba cada vez que recordaba mi mentira. Fue algo que no tolero de mi parte y sinceramente, eso nos derrumbó causando una grieta enorme a nuestro matrimonio que no una simple venda lo puede remediar.
Fue entonces en donde todo empezó, su actitud fría, su alejamiento, su desconfianza, sus palabras llenas de ironía y odio, su desprecio y su ignorancia… Realmente, no tengo idea cómo hemos seguido de pie con este matrimonio cuando ya no veo que quede nada de lo que una vez iniciamos. Más bien, todo parece haberse borrado en un chasquido de dedos cuando supo de mi esterilidad, hasta fue difícil ser apartada cuando necesitaba que tuviéramos intimidad y simplemente, él se alejaba a punto de no tocarme.
Ni un abrazo, ni una caricia y ni un beso han surgido en estos dos años… Ha sido doloroso porque dormimos en la misma cama como si fuéramos unos extraños cuando recuerdo bien de lo mucho que disfrutábamos juntos sin importar que las horas transcurrieron y de vez en cuando veíamos el amanecer a punto de terminar carcajeando al darnos cuenta que pasábamos toda la noche y madrugada demostrando lo mucho que nos amábamos, ahora eso, ya no cobró sentido.
Dalek dejó de ser mi esposo para ahora volverse en un desconocido, ya no sé nada de él ni siquiera de su trabajo o al menos de su vida personal, apenas llega a casa y parece ser que solo le queda tiempo para comer, dormir y trabajar. Día y noche me ignora como si fuese solo una pieza de decoración más en esta casa y ya he llegado a ese límite porque también soy ser humano, una mujer que necesita amor, comunicación e intimidad, pero al parecer él no le importa eso, mejor dicho, le ha dejado de importar al grado que ni me da la cara o que no me dice ni una palabra.
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Editado: 27.05.2024