FRAGMENTO

Con un movimiento astuto al tiempo que delicado mi caballo salta hacia la casilla g-6, el canto victorioso de jaque mate es pronunciado por mis labios dentro de la inevitable sonrisa abundante de arrogancia ante la décima quinta partida ganada. Peino con los dedos mi cabello castaño para proseguir a levantarme del sillón aterciopelado con lentitud y caminar hasta mi gran estrategia, en el momento en que tengo una perfecta vista de cada punto y sus subyacentes me detengo.

El juego está listo.

Observo las piezas cuidadosamente colocadas en una cartelera que cubre casi toda la pared, la satisfacción inunda mi ser al comprobar por novena vez los puntos empatados con hilo negro a la perfección. Cada imágen, prueba, sitio, horario y peón se encuentran en su lugar, no hay ni una sola piezas ajena a la naturaleza de mi elaborada estrategia.

Una carcajada regocijante brota de lo más profundo de mi pecho, vamos a ver qué tanto podrás protegernos querida Kia, errar no está en ninguno de mis planes: serás incapaz de mover un dedo en el instante en qué te atrape, los ineficaces intentos por escapar luego de eso los despedazará despacio hasta acabar con su fantasiosa cordura y recurrir a la muerte.

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