- JAKE -
— ¡Que no lo sé! — Les grité a Dylan y Megan en el auto mientras conducía lo más rápido que podía — Solo me dijo eso.
— Recuerda que estas conduciendo mi coche — Reprochó Dyl mientras se ponía el cinturón al ver como zigzagueaba de un lado a otro — Y también es mi vida.
— No seas llorón — Habló Meg sorprendiéndonos a ambos, asomó su cabeza por entre los dos asientos y me habló — ¿Me estás diciendo que la hiciste volver a tu casa? — Asentí con la vista en el frente — ¿No crees que tu madre se lleve un gran susto?
— Mierda — Golpeé el volante del auto.
No se me había pasado aquello por la cabeza, pero tal vez tendría mucha más solución de que todo el pueblo la viera. Ya me estaba imaginando los encabezados de los diarios "El fantasma de Courtney asecha el pueblo", o lo que es aún peor yo estaría en boca de todos por solo vivir donde ella lo había hecho. El colegio se abalanzaría sobre mí para preguntarme si había notado cosas extrañas, se inventarían rumores de que la casa estaba maldita y estaríamos en todas las noticias.
Doblé por Lakeview Drive y estacioné en frente de casa sin importarme de si lo había hecho bien o no, miré por la ventanilla y pude ver a Fanny sentada en los escalones. Algo se oprimió dentro de mí al ver que no había sido capaz de entrar a la casa, ella alzó su vista. Se veía triste y asustada pero en el momento que sus ojos conectaron con los míos un brillo inusual apareció en su cara, parecía mucho más radiante e inclusive, me animaría a decir, feliz.
Ella se paró de su lugar y dio un par de pasos adelante, salí del coche dejando las llaves en contacto, el motor encendido y la puerta abierta. Salté la cerca porque no tenía tiempo de abrirla y mucho menos lo lograría con mis manos temblando como lo hacían.
— ¿Fanny? — Escuché una voz de mujer atrás mío, muy seguramente la rubia — Oh por Dios.
Una sonrisa se plantó en mi cara al darme cuenta de lo que ello significaba, podían verla. Me acerqué mucho más rápido y la rodee con mis brazos sin pensarlo, ella paso los suyos alrededor de mi cuello y sentí su respiración agitada. Estaba mucho más cálida de lo usual, su pelo se agitaba con el viento y su piel se sentía de lo más viva a mi tacto. Cerré los ojos disfrutando del olor de su cabello y dejé un casto beso en una de sus mejillas.
— Te dije que podríamos hacerlo — Susurré a su oído — No vuelvas a alejarme nunca.
— Lo siento — Escuché su voz en un susurro.
Volví a apretar más mi agarre en ella para finalmente soltarla, la miré de arriba a abajo dándome cuenta de sus pies descalzos y el sencillo vestido blanco que apenas cubría su cuerpo.
— Vamos adentro — Puse mi brazo en sus hombros y caminamos hacia la entrada.
Ella dejó de caminar en cuanto estábamos a nada de cruzar el umbral, parecía alarmada y estaba totalmente tensa. Pasé mi mirada de sus ojos a la casa y entendí lo que pasaba.
— No tengas miedo — Dije — Pase lo que pase estaré contigo.
Con un pie delante del otro nos adentramos a la tan temible casa, que por más que la aborreciera por atar a Fanny a ella, le agradecía por hacer que nos encontremos. Que la conociera.
Subimos las escaleras ignorando los gritos de mi madre para que le contestara si había llegado o no, también ignore todos los jalones que Megan me daba desde atrás de mí. Su mano tironeaba continua y nerviosamente mi camisa en mi espalda, era un acto desquiciante. Y también había que contar con la duda de si Dylan seguía o no vivo, me carcomió tanto que tuve que despegar mi vista de Fanny hacia atrás, por sobre mi hombro. Un tétrico Dyl se encontraba siguiéndonos paso a paso con la mirada fija en la chica a mi lado, la mandíbula tensa y la piel totalmente blanca. Parecía un muerto viviente. Sus ojos me miraron desesperados en busca de respuestas y vaya a saber uno qué más, le sonreí de lado y podría jurar que hubiera estado muerto en ese mismo instante si las miradas fueran tan afiladas como aquella se sintió.
Mi habitación era un sepulcro, la pequeña y fantasmagórica figura de Fanny se encontraba levemente apoyada contra la ventana, su pelo en el viento y la mirada perdida en el horizonte. Dylan estaba al lado de la puerta, parecía más afuera que adentro. Y Megan se encontraba sentada a mi lado, abrazada a mi brazo derecho.
— Entonces — Dije haciendo que la muchacha salga de su estupor y gire para mirarme — Esto servirá para que mi padre nos crea, él nos ayudara con lo necesario y tendremos a Philip tras las rejas en cuanto menos te lo esperes.
— Suena demasiado fácil — Me dijo ella algo desanimada, volvió a ver por la ventana — El lago — Señaló con el dedo — ¿Siempre estuvo allí?
Megan reaccionó de pronto, se soltó de su agarre y se paró acomodando sus bucles rubios y alisando su ropa lo mejor posible. Suspiró y giró a Fanny que seguía dándonos la espalda nuevamente.
— ¿De verdad eres tú? — Preguntó seriamente, la otra chica se dio la vuelta y la miró un largo rato para luego asentir — Puedo verte — Comentó feliz Meg.
— Claro que puedes — El pie de Fanny se balanceó hacia delante y finalmente dio un paso hacia la rubia — Siempre pudiste por más viva que estuviera — La rubia frunció el ceño, al parecer, sin entender — Solo tres personas lo hicieron y tu fuiste una de ellas.
— Pero no hubiera pasado si Jake no hubiera llegado.
— No estaba hablando de Jaky ni Dyl — Fruncí mi ceño y cuadré mi espalda, no entendía que personas más podrían verla — Estoy hablando de cuando aún seguía yendo al colegio.
Me paré al mismo tiempo que mi mejor amigo salía de su lado de la habitación y se acercaba a las chicas, la vida de Fanny anteriormente era algo que ambos estábamos interesados en saber. Conocíamos la mala parte de ella, las personas más cercanas que tuvo pero no sabíamos específicamente sobre cómo era realmente. No habíamos estado en aquel tiempo, en cambio Megan sí. Ella había estado al pendiente de Fanny por más de que los demás se burlaran, la chica la había alejado y Meg siempre estuvo intentando que no le pasara nada. Pero claro está que si ella se negaba a recibir ayuda uno no iba a poder hacer mucho más que intentar hacer que no pase a mayores.
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Editado: 05.08.2020