- FANNY -
Nadie llegó a casa como era de costumbre, no tenía malas sensaciones pero tampoco estaba del todo relajada. Puede que algo les haya pasado, no tan grave, pero algo al fin y al cabo. Eso me hacía casi caminar por las paredes y es que lo único que me detenía es que no tenía ese poder, y ahora mucho menos que ni siquiera podía mover objetos. Lo había intentado ¿Bien? Pero ya me era imposible. Caminé aburrida por toda la casa, ni siquiera me permitía tener las cortinas abiertas para poder mirar hacia afuera ya que ahora cualquiera podría verme. Subí por las escaleras y abrí la puerta de mi antigua habitación, había ya cambiado muchísimo desde ese entonces y aun así traía feos recuerdos.
Corrí la tabla del piso y saqué mi diario, abrí una de sus páginas y comencé a leerlo otra vez. Quería repasar todo lo que se me había ido, todo aquello que no recordara y me sorprendí a mí misma con que muchas cosas se me habían ido de mi mente. Como la vez que mi madre me había horneado un gran pastel para mi cumpleaños número 7, para ese entonces inclusive mi padre era bueno conmigo. Me habían dado de regalo un bikini y un par de inflables por lo que decidimos que esa misma tarde, luego de que mi padre volviera de trabajar, iríamos a acampar al Lago Jackson que se encontraba a una cuadra de casa.
De ahí en más el diario estaba manchado, la última página había sido comentando aquello y después de eso se notaba como varias páginas habían sido arrancadas. Seguí leyendo a partir de eso y supe que algo había ocurrido.
"Desearía poder olvidar"
No había fecha y mucho menos algo que especificara que era lo que pedía olvidar. La única cosa alarmante eran las manchas de sangre, como dedos rojos apoyados en la hoja blanca. Cerré el diario y volví a meterlo en su lugar bien escondido. No quería saber qué tuve que olvidar, si lo había deseado era por algo. Pero muy dentro de mí sabía que aquel recuerdo que me faltaba tal vez me ayudaría a poder salir de este limbo que era mi vida en estos momentos.
La puerta sonó abajo y me apresuré a pararme y correr hacia las escaleras, por un momento me había olvidado de lo mortal que me veía en estos momentos.
— ¡Chicos! — Gritó Oliver — ¿Alguien en casa? — Bajé los escalones haciendo ruido con la madera — Ya los escuché — Volvió a hablar y yo me helé en el lugar, sus zapatos sonaron desde la cocina hacia donde yo estaba y me di media vuelta para correr hacia arriba — No hay necesidad de esconde... — Sus palabras quedaron incompletas al igual que mis pasos sobre la madera, me agarré fuerte de la baranda y recé para volver a ser un fantasma — ¿Quién eres tú? — Pero ya lo era por lo que podría actuar como una o podría actuar como una chica normal que Jake o Dylan trajo a la casa — Sera mejor que contestes, soy policía.
Me di la vuelta lentamente pero no miré a su cara si no que a su mano en el arma de su cintura tan dispuesto a todo, parecía de lo más tranquilo. No como yo, me sudaban las manos y mis piernas temblaban. Era una tonta por hacer que me descubran.
La puerta detrás de ella se abrió sobresaltándonos a los dos, las risas llenaron el lugar y los dos chicos se hicieron ver. Ambos tenían una gran sonrisa en su rostro, pero la de uno fue borrada ni bien vio la situación en la que estábamos aquí dentro.
— Chicos quédense ahí — Oliver tomó una radio que tenía del otro lado del bolsillo pero la mano de Jake lo detuvo — Jake te dije que...
— La conozco — Le cortó — La dejé aquí y fui a comprarle un helado a Sammy.
Estaba mintiendo y todos lo sabíamos pero Oliver por alguna extraña razón lo dejó pasar al mirar a su hijo menor y ver cómo, con una gran sonrisa manchada del helado que tenía en su mano derecha, asentía efusivamente cubriendo la coartada de su hermano. Mi corazón se desaceleró un poco y por fin me permití obtener una postura un poco más relajada pero atenta.
— Debes avisar cuando traes visitas — Lo retó Oliver — Podría haber pasado cualquier cosa ¿Recuerdas que tienes un padre policía?
— Si, lo siento — Se disculpó para luego verme, pero ninguno de los dos pudo sostener la mirada mucho tiempo y desconectamos — Papá ella es...
Ambos sabíamos que no podíamos decir mi nombre real y en estos momentos nos habíamos quedado completamente trabados.
— Stefany — Mentí yo, algo tímida — Stefany Finnegan, es un placer.
Bajé los últimos escalones despacio y apreté la mano de Oliver.
— Yo soy Oliver Maxwell, el padre de Jacky — Dijo bastante orgulloso.
— Papá...
— Si bueno, a él no le gusta que le llamemos así — Siguió comentando — Mejor me voy antes de que él empiece con que lo avergüenzo y bla, bla, bla...
Una pequeña risa salió de mí y lo vi irse, miré al pequeño muchacho que se paró al lado de Jake y sonreí.
— Tu debes ser Sam.
— Si, el hermano del idiota que está aquí — Se burló para luego irse por la dirección opuesta de su padre, muy seguramente a ver la televisión.
Jake tomó mi mano nerviosamente y me condujo hacia arriba prácticamente corriendo. No sabía si me iba a retar por la tontería que había hecho o si tal vez esto facilitaba un poco las cosas, lo único que sabía es que ahora quedaría como la chica psicópata que había entrado a la casa de Jake Maxwell a vaya uno a saber qué. Por suerte no iba a un colegio donde todos los sucesos se convierten en rumores de la noche a la mañana.
Nos encerramos en la habitación donde había permanecido casi todo el día de hoy, ninguno de los dos dijo absolutamente nada. Me limité a mirar por la ventana y él a observar el piso mientras se apoyaba en la puerta.
— Perdóname — Empecé yo dándome la vuelta para enfrentarlo — Por un momento olvidé que me podían ver y arruiné todo.
— No pasa nada — Me calmó, una fuerza desconocida desapareció de mi pecho. Muy seguramente la culpa — Tarde o temprano era obvio que te encontrarían.
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Editado: 05.08.2020