- FANNY -
Me había pasado el resto de lo que quedaba del día de ayer para poder encontrar un teléfono y así usarlo. Me fue imposible. Primero que nada, no había teléfonos en la casa y, segundo, no serviría de nada llamar a la policía si no podía hablar con ellos. Así que me concentré en volver a aparecerme, cosa que pareció otra cosa de la lista larga y creciente de imposibles.
Así que me dedique la noche entera a vagar y buscar entre todas las cosas de Philip, algún mapa o alguna dirección. Algo de todo esto tenía que servir. Entonces encontré en el tacho de basura algunas boletas vencidas y varios avisos de desalojo, allí estaba la dirección de la casa. Para mi tranquilidad ni siquiera estábamos a las afueras de Florida, inclusive aún pertenecía la dirección a Sebring. Sospechaba que estábamos a las afueras, en algún lugar lo bastante apartado.
Cuando el sol comenzó a asomar mi paciencia se consumió. Caminé lejos de la casa hacia la que se encontraba a mi derecha, pasaron unos dos o tres minutos hasta poder pararme frente a una de las ventanas laterales y mirar hacia adentro.
No parecía haber nadie despierto aún, la casona era vieja pero estaba bien cuidada. Traspasé la pared y fui a parar al living. Había sillones floreados, un estampado como guarda decorativa en las paredes con flores también. Los muebles eran rústicos y viejos, muchos cuadros familiares. Una alfombra mullida y una chimenea terminaban de hacer a este lugar acogedor.
Vislumbré el teléfono de línea en una esquina, sobre una mesa de madera barnizada. Descolgué el teléfono con un simple pensamiento y marqué el 911. La policía vendría sea como sea, aún si tenía que llamarlos cada segundo de cada día y hacer que presten atención a la casa contigua de alguna manera u otra.
Escuché la voz de una oficial del otro lado. Me pidieron hablar pero por más que traté nadie me escuchó, entonces procedieron a pedir que toque botones si estaba en problemas y no podía hablar. Dos eran sí, uno era no. A medida que iba haciendo preguntas yo iba haciendo ruido con los botones.
Al minuto y medio la policía estaba afuera de la casa, habían rastreado la llamada y acudido al instante. Despertaron a una pareja de ancianos que comenzó a bajar las escaleras y fueron a atender a la policía algo conmocionados por la situación. Corrí hacia la casa de Philip con todas mis fuerzas y una vez allí comencé a tirar cosas de un lado a otro ocasionando que una ventana estallara y varias cosas se rompieran.
Sonreí cuando logré captar la atención de los oficiales por el sonido del televisor estrellándose. Ellos vinieron, armas en manos y pasaron por la puerta, se las había dejado abierta. Los oficiales eran dos, hombre y mujer, y comenzaron a ver por todos lados el desastre de la casa. El piso estaba aún enchastrado en líquidos inflamables y algo quemado en el centro. Bajé por las escaleras e hice que algunas botellas de vidrio cayeran al suelo, el ruido los condujo para investigar.
Ellos pidieron apoyo al ver la sangre.
Con el pasar de las horas, hasta la policía forense se encontraba allí y el lugar fue ballado con una cinta amarilla que decía “escena de crimen” y “no pasar”. Encontraron las boletas a nombre de Philip Courtney que había dejado desperdigadas a propósito por el suelo y emitieron una orden de busca para él.
— ¿Quién dices que vendrá? — Preguntó una oficial a su compañero a medida que ingresaban a la casa.
— Maxwell, Oliver Maxwell — Mi corazón se apretujó cuando de los labios de aquel hombre salió ese nombre — Al parecer tienen un caso con ese tal Courtney, lo están buscando por presunto homicidio.
— Lo conozco, hace mucho trabajamos en un caso. Es un buen hombre — Terminó contestando la oficial.
Saber que Oliver vendría me hizo respirar con tranquilidad, como si hace días no hubiera podido probar bocado de oxígeno.
Entonces, una hora y media más tarde, el coche de Oliver se aparcó detrás de la cinta amarilla y al salir con un compañero, que no era Tom, algunas personas empezaron a hacerle preguntas. Él pidió espacio, que le dejaran pasar, y después de algo de esfuerzo y ayuda de otros oficiales pudo pasar la cinta y adentrarse.
Era algo bueno volver a ver una cara familiar. Por desgracia no venía Jake, pero eso no importaba porque me subiría a su auto y volvería con él. Volvería a casa.
— Roxanne, tanto tiempo — Saludó a la oficial — ¿Qué tenemos aquí?
— Es un gusto verlo de nuevo, señor Maxwell — Dijo ella respetuosa — Bueno, fue extraño… Hubo una llamada anónima desde la casa vecina, nadie habló por lo que no sabemos quién fue. Cuando llegué con mi compañero escuchamos bastantes ruidos provenientes de la casa, pero no encontramos a nadie.
Oliver se la quedó viendo, parados en el porche, y entrecerró sus ojos y miró hacia adentro de la casa como si estuviera pensando en algo. Después de eso entró cauteloso viendo todo su alrededor.
— Creo que trataron de iniciar un incendio, pero no lo lograron — Siguió explicando ella mostrándole las huellas negras del fuego en el suelo de entrada — Lo más jugoso está debajo.
Oliver la miró con el ceño fruncido, sin entender lo que quiso decir.
— Lo siento, mal chiste — Se disculpó ella — Es mejor que lo veas por ti mismo.
Entonces se dispusieron a bajar.
— ¿Están seguros de que Philip Courtney vivía aquí?
— Oh eso parece, encontramos boletas a su nombre — Le aseguró Roxanne.
Ambos terminaron de bajar las escaleras y Oliver se llevó la mano a la cara tratando de aminorar su olfato, frunció su rostro ante el asco. Debía de oler realmente mal.
Las moscas habían vuelto y molestaban a más de uno.
— Hasta aquí puede entrar — Le avisó Roxanne parándose en el umbral — Criminalística está haciendo su trabajo.
Oliver asintió dándole una pasada a la habitación entera. Desde las botellas, frascos de vidrio y utensilios hasta los tachos de sangre y desechos orgánicos.
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Editado: 05.08.2020