- JAKE -
— No tienes que hacerlo si no te sientes segura — Le dije a Fanny.
Estábamos en la puerta del cementerio, lejos del centro de Sebring. Los cuatro sentados en el auto mientras Dylan, que conducía, buscaba lugar en el estacionamiento.
— Estaré bien — Me confirmó ella, sentada a mi lado y mirando por la ventana.
Las personas ya habían comenzado a llegar. No solo veía caras desconocidas, que suponía eran de familiares lejanos o amigos íntimos, si no también algunas que reconocía. Profesores del instituto, incluso unos cuantos alumnos y compañeros míos y, por último, Lorena y Lucy Backs.
La niña estaba en los brazos de su madre, aunque uno dijera que la mujer no aguantaría con el peso. Por la ventana podía distinguir que estaba dormida o lo bastante decaída para no querer dejar el abrazo de su madre.
Cuando salimos del auto, caminamos con la multitud vestida de negro hacia las puertas del cementerio. Megan llevaba un ramo de flores y se mantenía estoica a un lado de Dylan. Encontramos a mis padres a los segundos, ellos habían ido en el auto de policía de papá y habían traído consigo a Danna Smith. Todos nos paramos en una fila algo alejados del ataúd. Al frente de todo podíamos ver a la familia Backs.
Entre el gentío distinguí la figura de Eliza Hudson con su hijo menor, Theo. No había señales de Richard.
No solté ni un segundo la mano fría de Fanny. Ella tampoco hizo amague a querer soltarme. El día de ayer y lo que había pasado de este, ella se había mantenido para sus adentros lamentándose y tratando de seguir adelante. Mi preocupación, más que su estado emocional, era el hecho de que haya querido acompañarnos al cementerio.
Nunca tuvo intenciones de volver a este sitio, ella misma nos había dicho que no le llamaba. Después de tanto tiempo, si había aprendido algo, era que es mejor seguir sus intuiciones. Me ponía nervioso la situación, si despareciera o algo le ocurriera… Cualquier cosa podría pasar y yo no tendría manera de verlo venir.
— Jake — Me susurró — Hay demasiadas personas.
— Lo sé, vinieron muchísimos alumnos.
— No — Se acercó más a mí y pegó su cuerpo a mi brazo mientras miraba de reojo a su alrededor — Demasiados como yo.
Sus palabras fueron como tragar un hielo. Sentí escalofríos por todo mi cuerpo y cuando paseé mi mirada a mi alrededor no vi nada extraño, pero por algún motivo ahora podía sentir esa estática cerca. Ahora que prestaba atención, sabía que había algo o alguien ahí. Muy próximo a nosotros. Acechando.
— Nos iremos en cuanto termine, no te preocupes — Hablé.
Fila tras fila comenzaron a llevar sus flores al cajón que aún no estaba enterrado, dijeron algunas palabras. El discurso que todos esperaban había sido el de Lorena, pero también el director de la escuela dio a conocer el suyo. Lo recordaron y lo lloraron, entonces fue el turno de nosotros. Dylan y Megan pasaron primero, Meg dejó el ramo y saludó cordialmente a la hermana de Gabe Shuts. Mientras tanto, me agaché y deposité una flor en el agujero por parte de Fanny.
— Lo siento, señor Shuts — Dijo ella — Y muchas gracias por todo.
Entonces nos levantamos y nos devolvimos a nuestros lugares para esperar que nuestros padres hagan lo suyo también y saluden a Lorena.
— ¿Jake? — Fanny jaló de mi mano, me volteé a verla — Necesito un momento a solas. Pueden ir yendo.
— ¿Qué? No.
— ¿Qué es lo que pasa? — Preguntó Megan.
— Fanny quiere que nos vayamos sin ella — Le contesté y luego miré directamente a los ojos de la morocha — Es peligroso, no te dejaré.
— Jake, por favor. Necesito un tiempo a solas.
Sus ojos estaban vidriosos, me observaban suplicantes. Sus manos trataban de que la mía la dejé ir y, entonces, sin más tuve que hacerlo. Mi corazón latía más fuerte, pero supe que debía hacerlo, no es como si pudiera aferrarme a ella eternamente y lo sabía.
— Nos veremos en casa — Afirmé lleno de convicción.
Ella asintió.
— Gracias, Jake.
Dio media vuelta y se perdió entre la multitud. Meg tomó mi brazo cuando nuestros padres se acercaron y comenzó a tirar de mí hacia la salida. Cada tanto iba buscándola con la mirada, creía verla entre las personas pero al instante ya no estaba allí. Tal vez iría a la tumba de su madre, tal vez no volvería a verla nunca. No lo sabía.
Dejamos el cementerio atrás, ahora el silencio fue más evidente.
Megan bajó en su casa, el coche de policía de adelante ya estaba dejando a su madre también. Ella era la encargada de la noticia de la muerte del profesor Shuts para el periódico escolar, así que debía trabajar tranquila todo el día de hoy que no había clases. Mañana saldría el periódico y, además, habría un acto escolar en conmemoración.
Entré a casa, mis tíos estaban en la sala mirando la tele. Mis padres se le unieron. Sammy había querido unirse a nosotros y, a pesar de sus insistencias, logramos que se quedara en casa. Asique ni bien abrimos la puerta él ya había corrido hasta las escaleras y nos veía subir desde allí arriba.
— ¿Cómo estaba Lucy? — Nos preguntó con sus ojos saltones de curiosidad.
— Estaba con su mamá, se la veía triste — Dije, porque no quería preocuparlo demasiado — No te preocupes, ya podrás verla. Tal vez mañana.
Dylan abrió la puerta de mi habitación, pero antes de que pudiéramos entrar Sam nos frenó.
— Necesito que hablemos — Su voz había cambiado de tono, ahora parecía preocupado — Creo que hay algo que deberían saber.
Fruncí mi ceño y miré a Dylan, él observaba a Sammy de manera curiosa y cautelosa al mismo tiempo.
— ¿Qué cosa? — Preguntó Dylan.
Sam miró hacia las escaleras, como si verificara que nadie más lo escuchara. Nos agarró de las manos y nos arrastró hasta su habitación, cerró la puerta detrás de él. Su habitación era algo más grande que la mía, eso quería decir más espacio para juguetes olvidados como esos juegos de mesa o esa patineta que ya no usaba.
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Editado: 05.08.2020