Puedo Verte

SUEÑO INFLUENCIADO

SUEÑO INFLUENCIADO

Los sueños malos se hacen realidad, para los corrompidos…

GORDO: Rayos, siento como si me hubiese tomado hasta las chanclas. ¿Qué hago en las escaleras? ¡Rayos la puerta está abierta! Qué bueno no falta ninguno. ¿Qué es  aquello que se encuentra en…? ¡¡Guau… son billetes, montones de billetes, soy rico!! Con esto lograre comprar al fin ese deportivo que tanto deseo y con lo que sobre, hare la fiesta más grande de mi vida, después iré directo a ese burdel de riquillos, al que no me dejaron ingresar y lo comprare ¡sii…!

Una voz tétrica, se origina en las sombras que generan los montones de billetes apilados cercanos a la pared, haciendo la siguiente pregunta.

VOZ: ¿Te gusta el dinero?

GORDO: ¿Qui… quién eres?

VOZ: Pregunte ¿que si te gusta el dinero?

GORDO: Ssssii… me gusta mucho.

VOZ: Gordo, hace mucho que te observo. Lo que le hiciste a esos niños, no me gusto.

GORDO: Yo… yo solo, les brindo el lugar, no secuestro a sus víctimas. Yo… ¡yo soy inocente!

VOZ: Gordo, vine por ti.

En la sombra se forman dos ojos enormes y rasgados. La voz que le habla al gordo surge de ese sector.

GORDO: ¡¿Cómo que viniste por mí?! ¡¿Quién eres?!

VOZ: Baltazar, jisrrrrrr… vine por ti.

GORDO: ¡Yo no soy Baltazar, te equivocaste de hombre, eh eh!

¡¡Llévatelo todo, es tuyo!!

VOZ: Estos pedazos de papel que poseen rostros, números y letras, no te salvaran. Gordo, pagaras por todo el daño que has hecho.

De entre las sombras emerge un enorme rey escorpión de aproximadamente cuatro metros de largo, quien sale lentamente oscilando su cola, abriendo y cerrando sus tenazas, cual si fuesen enormes tijeras cortan los billetes apilados, hasta llegar donde se encuentra de pie y tembloroso el gordo.

REY ESCORPION: Gordo, Baltazar soy yo, jisrrrrr… ¡Ya me dio hambre!

 

La vista del gordo se pone tiesa y fija sobre el rey escorpión, ya que ve como sostiene de su pierna izquierda a uno de sus secuaces, quien grita retorciéndose en la tenaza izquierda, mientras que la tenaza derecha corta la pierna que se encuentra libre del desafortunado. Los gritos son terribles, pero aun oyéndolo, el rey escorpión con la tenaza con la que sostiene a su presa corta la otra pierna, de la que también es expulsada una enorme cantidad de sangre.

El compinche del gordo cae pesadamente sobre unas cajas de cartón vacías, las que son bañadas por la sangre, que es expulsada por las piernas mutiladas del secuas, a quien el gordo conoce como el “choco”. Los gritos aumentan, ya que la siguiente víctima es el “duque” de quien son cercenados su brazo derecho y su pierna izquierda por debajo de la rodilla, los siguientes son los “ramones” un dúo de asesinos expertos en el manejo del cuchillo, quienes sufren la mutilación de ambos brazos y sus dos orejas, el último en sufrir la ola de mutilaciones es el “drogo” un sujeto adicto a la heroína, quien al ser tomado por la pierna derecha no emite sonido alguno, ya que quedo petrificado por los terribles acontecimientos dados a sus compañeros. El silencio es quebrantado por gritos más intensos a los anteriores, ya que el rey escorpión procede a cortar el brazo izquierdo con su tenaza libre, dejando caer violentamente a su presa, quien por una reacción natural, con la otra mano cubre el área mutilada, vanos intentos para tratar de calmar el dolor. Su mutilador, lo toma de la pierna izquierda y con su tenaza libre procede a cortarle la pierna derecha, la sangre es expulsada en enormes cantidades, mientras el afectado se retuerce a causa del tremendo dolor. El rey escorpión nuevamente lo deja caer y procede a devorar las diferentes partes cercenadas de los secuaces del gordo.

REY ESCORPION: Su sabor no me agrada mucho, jisrrrrr… ¡Gordo, es tu turno!

GORDO: ¡¡No!! ¡¡no!! ¡¡Por favor no!! ¡Hare lo que tú quieras, solo dilo! (TRATANDO DE HUIR DE LA PRESENCIA DEL ENORME ARTROPODO TROPIEZA CON ALGUNAS CAJAS CAYENDO PESADAMENTE SOBRE EL PISO)

REY ESCORPION: Di lo que quieras gordo, vine a acabar con ustedes.

GORDO: ¡No!, ya se, te diré todo sobre ellos, como se mueven, para quien trabajan, donde encontrarlos ¡pero déjame vivir!




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