Me apresuro a su lado llevándolo dentro, sujeto su rostro y acaricio la marca de agarre, allí donde claramente se ve que estuvo el pulgar, él se deshace de mi agarre con un movimiento y toca la comisura de mi boca.
_ ¿Qué pasó?
_ Lo mismo digo. -Con un gesto de disgusto camina hasta agarrarse de la mesa de cocina- ¿Fue el verdad?
Me doy la vuelta dispuesto a buscar y hacer justo lo que llevo todo el día deseando, pero moviéndose como una exhalación Andreas se para frente a mí para impedírmelo.
_ ¡Estoy bien! -Intenta sujetar mi rostro y forzarme a verlo mientras habla- Ni siquiera duele, a diferencia de ti. -Agrega cuando hago un gesto al sentir dolor-
_ ¿Es en serio? -sujeto sus manos viéndolo a los ojos- ¡Casi mueres!
_ ¡Leo! Mírame. -Busca mis ojos con intencidad- Estoy aquí, estoy bien.
_ ¡No viste lo que yo! -Puedo sentir esa misma sensación de ahogo y me obligo a respirar- estabas cubierto de sangre, parecía que estabas despidiéndote.
_ Estoy bien. -Insiste- Le tomo un poco de tiempo a mi cuerpo porque me atravesó pero estoy bien.
_ Lo sé, pero... -La imagen estaba fresca en mi mente, aún sentía su sangre en mi piel-
Levanta su camisa mostrándome su estómago, una ligera marca rosa evidencia una nueva cicatriz, toma mi mano y la pasa en el lugar.
_ Está curado. -Susurra- ¿Ves?
_ Tienes que ser más cuidadoso. -Murmuro acariciando su piel- ¿Si no te cuidas tú mismo quién lo hará?
_ Mira quién habla. -Sujeta mi rostro acariciando la pequeña herida- ¿Cómo pasó?
_ Miguel. -Elevo un poco la voz- Eso pasó.
_ Ven. -Me sienta- Déjame curarte.
Cubre la herida con su palma, luego de un momento, la herida ya no está, acarició su mano y con la otra lo jaló más cerca, bajo la mirada a su cuello.
_ Quiero que prometas que lo harás, que te cuidaras mejor.
_ Lo prometo. -Susurra-
Deslizo mis manos por su cintura abrazándolo con fuerza, no sabía cuánto necesitaba esto, pero no lo sentía, era como abrazar una almohada.
_ Baja tu escudo. -Murmuro-
_ No es buena idea. -Lo siento jugar con mi cabello al tiempo que descansa su mejilla en mi coronilla-
_ Por favor. -Pido casi suplicantes-
Luego de un momento de duda, inhala y lentamente suelta el aire mientras deja caer sus protecciones, lo estrecho más fuertemente mientras se entierro el rostro en su cuerpo, su calor y perfume me rodean, ahora está ahí, realmente está conmigo. Mi memoria estaba muy confusa sobre mi vida anterior, Pero había una cosa de la que estaba seguro, nunca había sentido esta ansiedad, respiro profundo varias veces antes de sentir el tirón en mi cabello que me insta a levantar mi rostro.
_ Estoy bien. -Repite-
Contemplo su rostro como si lo viera por primera vez, mientras juega con unos mechones en mi nuca lo estrecho aún más, no estaba lo suficientemente cerca, en silencio y con los ojos color chocolate brillando se inclina lento, pero no puedo esperar, no ahora, extiendo mi cuerpo alcanzando su rostro y sus labios, no hubo nada suave o gentil en ese beso, luego de la primer probada fue como encender un incendio forestal, la temperatura de mi cuerpo subió varios grados, por mis venas ya no corría sangre, sentía como el corazón golpeado con fuerza y él también, se aleja apenas para intentar decir algo pero se lo impido, toma posesión de su boca, no quiero escuchar nada más que sus látidos ahora, era ilógico pero necesitaba confirmar que estaba vivo y no era un sueño. El pecho me quemaba por falta de aire cuando lo tomé por la cintura, debe de acercarlo demasiado ya que perdió el equilibrio y tuvo que sentarse a horcajadas sobre mí, una fuerte corriente eléctrica me recorre el cuerpo provocando que mi temperatura suba más, me aprovecho de la nueva posición para besar su cuello ahí donde estaba la herida, Lo escucho inhalar jadeante incitándome a seguir.
_ Leo. -Balbucea- Estás caliente.
_ Lo sé. -Sonrio, muerdo juguetonamente-
_ No es lo que quise decir, idiota. -Jadea- Tu cuerpo está más caliente de lo normal.
Sabía que sus palabras tenían importancia de alguna forma, pero no tenía la suficiente fuerza de voluntad para alejarme.
_ Mmm... -Fue todo lo que pude decir entre besos-
_ Leo. -Murmura- Para, tienes que parar.
Inhalo profundamente reuniendo a la poca cordura que me quedaba para hacer lo que pedía, me alejo lo suficiente para verlo a los ojos pero no le permito moverse, no aún. Observa mi rostro fijamente buscando algo, acaricia mi mejilla con una suave sonrisa.
_ Te ves diferente. -Jabla bajito sin dejar de tocarme- No parece que mi presencia te afecte, aún que...
_ ¿Aunque quiera ir más lejos? ¿Acostarme contigo por ejemplo? -Digo con inocencia- No me afecta, no de la forma que crees.
Lo veo morderse el labio y tomar una decisión, acerca su rostro para iniciar el beso nuevamente, más controlado esta vez, más pausado, pero el fuego en mí se aviva queriendo venganza, acerco su cadera presionando nuestros cuerpos juntos, profundizando el beso mientras las llamas me devoran, nos besamos hasta estar sin aliento, lo cargo al tiempo que me pongo de pie sin liberar su boca y lo llevo a la habitación para dejarlo sobre la cama, esta vez es él quien está sentado. Con una rodilla entre sus piernas enderezo la espalda para poder verlo, sus mejillas están sonrojadas, sus ojos brillantes, jadeaba ligeramente, su ropa estaba arrugada y nunca se había visto mejor. Ambos sabíamos lo que pasaría, así que sin rodeos me quito la camisa, él extiende un humano Para acariciar la cicatriz en mi estómago antes de besarla, inhalo bruscamente mientras sujeto su cabello cerrando los ojos con deleite. Mi temperatura seguía subiendo pero no había nada que pudiera o quisiera hacer, su propio calor no hacía más que alimentar el mío. Una por una nuestra ropa es esparcida por el suelo hasta y finalmente está extendido sobre las mantas, excepto por una mancha en su cadera izquierda su piel es impoluta, como la porcelana, aunque lucía como alguien que pasaba mucho tiempo al sol. Andreas era un hombre increíble y no me refería a lo físico, era gentil, inteligente, le preocupaba hacer lo correcto, y aún así, aquí estábamos los dos, cuando yo estaba comprometido ¿Engaño aún cuando el compromiso era solo por aparentar? Sería muy hipócrita si fuera moralista después de esto, ¿Qué podía decir yo? Solo era humano y deseaba este hombre demasiado. No fue difícil para mí tomar el control o para él dejarse ir, esa noche dormí en una cama, su cama.