CAPITULO 11: Alejandro

4 Años antes.

Despertar en esta vida fue doloroso, al mirar a mi alrededor me di cuenta que no mucho había cambiado, sentí pena por Jess y las veces que había usado esa cama insoportablemente dura estando herido. Me moví y relajé cada parte de mi cuerpo intentando eliminar el entumecimiento, esperé durante mucho tiempo antes de que alguien apareciera solo para que el segundo corriera sobre sus pasos como si hubiera un fantasma y bien podría hacerlo. No tenía muy claro lo que había pasado pero algo sí sabía, había muerto y nuestro intento de traición había salido mal. No tengo que esperar mucho para saber dónde fue aquel hombre.

_ Finalmente. -Saluda Roberto aunque más viejo- empezaba a creer que no recuperarías la cordura.

Con un gesto de su cabeza dos de los cuatro que lo acompañan se colocan a cada uno de mis lados y me llevan con ellos, guiándome por los pasillos, como si no los hubieras recorrido infinidad de veces, hasta la oficina de Robert.

_ ¿No tienes nada que decir? -Debi mostrar confusión porque negó y continuó hablando- Me decepcionas Alejandro, de todos, siempre fuiste el más centrado, no creí que fueras capaz de hacer algo como eso, me gustaría decir que está en el pasado, pero no puedo permitir que queden sin castigo ¿Qué diría eso de mí? -Lo contemplo en silencio dejándolo hablar- Ahora dime algo ¿Cuántos de ustedes crees que regresaron?

_ ¿Hay otros?

Luego de eso simplemente me regresan a la celda, no estoy seguro de que es lo que consiguió, pero yo pude comprender algo, había otros. Todos los días durante un mes me llevaron a su oficina donde hacía preguntas al azar, gracias a ellos comprendí que no era el único que había vuelto de la muerte aunque no sabía quiénes, también pude deducir que nadie sabía por qué. Si me ponía a analizar nuestras circunstancias siempre me llevaban a la misma conclusión, Mooth y Pacifistas, lo que me hacía pensar en que lo más posible sería que todo el grupo hubiera regresado. Ese día al volver de ver a Robert Elías estaba en mis celdas de pie en un rincón, permanecimos en silencio sabiendo que estarían escuchando, pensando una pregunta inocua, algo que no les diera información a ellos pero sí a mí.

_ ¿Cuánto llevas aquí? -Finalmente decido-

_ Tres años.

Siento que mis piernas se aflojan antes de sentarme en el suelo, él se acerca ligeramente preocupado.

_ ¿Cuánto llevo yo aquí? -Mirmuro-

_ Te vi morir. -No digo nada y miro al techo como si fuera una cámara, èl asiente-

_ ¿Has visto a alguien?

_ Martín y Tobías ¿Tu? -Niego-

_ Llevo un mes, pero creo que estoy aquí desde antes.

Èl asiente, no le digo mis sospechas, sabía que si decía algo Robert encontraría la forma de usar esa información en nuestra contra, seguramente ya había encontrado mis datos sobre todas las especies que estudie, siempre creí que el conocimiento era poder, pero no sentía que me ayudara en este momento. El tiempo pasó y nos instalamos en una extraña monotonía, Elías y yo no hablábamos mucho a sabiendas de que podría no irnos, Pero eso cambió cuando dos años después Un nuevo compañero de celda llegó. Estaba muy sucio, cubierto de sangre seca y fresca, su rostro hinchado por los golpes y seguramente con el cuerpo lleno de hematomas, pero fue fácil reconocer a Trevor debajo de todo eso.

_ Cúralo.

Ordenó uno de los hombres que lo trajo arrojándolo con un bolso con materiales médicos, y aunque me habría gustado ignorarlo, no podía dejarlo así, no solo porque era médico, Trevor también era parte de nuestro escuadrón.

_ Fue torturado. -Afirma Elías ayudándome a desvestirlo-

_ ¿Qué podrían querer de él para llegar tan lejos? -Murmuro-

_ No dejes que lo encuentren. -Balbucea Trevor tan bajo que casi no lo escucho-

Mira Elías y su expresión confirma que también escucho, la única persona que viene en mi mente es el general ¿Acaso estaba vivo? ¿Trevor lo había visto? ¿Sabía dónde estaba? Solo bastó una mirada para saber que pensábamos lo mismo, teníamos que salir de allí, pero primero debemos averiguar qué planeaba Robert y cuántos de nosotros estábamos allí.

Desde entonces fue un esfuerzo coordinado y lento.

_ ¿Está skay aquí también? -Pregunté la siguiente vez que fui a ver a Robert-

_ ¿Por qué lo estaría? -Responde él sin mucho interés-

_ Elías está aquí. -golpeó mis palmas en su escritorio, con mucho cuidado toma un trozo de papel y un lápiz que cayó- Èl dice que vio a Tob y Martín, dejaron a Trevor para que cuide de él ¿Cómo sé que no están torturando mi hermano también?

_ Y si por el caso ¿Qué puedes hacer tú al respecto?

_ Entonces está vivo. -Afirmo con una mezcla de asombro, alivio y emoción- Quiero verlo.

_ Has estado encerrado por casi 8 años y te atreves a hacer demandas. -Sonríe con ironía- Muy bien, te permitiré verlo, pero tendrás que darme algo a cambio.

_ Lo que sea. -Digo sin pensar y aunque eso juega nuestro favor, podría arrepentirme-

_ Tus conocimientos a mi servicio como antes.

_ Muy bien. -Eso significaba que no sabía lo que pasaba con nosotros-

_ Y la técnica del cazador. -Agrega relajándose en su asiento-

_ No puedo darte algo que no poseo.

_ Encontrarás la manera.

Al hablar con Trev esperaba más resistencia, pero él solo sonrió diciendo "está bien". Esa noche escribimos una pequeña nota, la llevaríamos con nosotros todo el tiempo hasta poder pasarla a uno de los nuestros. Por la mañana unos soldados vinieron para llevarme a mi antiguo laboratorio, uno de los lugares donde más tiempo pasaba, fue extraño verlo así, tan ajeno, tan abandonado, supuse que había cambiado pero parecía que el cambio era más grande de lo que pensaba si me sentía fuera de lugar aquí. Lo primero sería limpiar, luego de un rato unos soldados comenzaron a ayudar, estaba tomando mucho tiempo, no recordaba que el lugar fuera tan grande, fue lo único que hice los siguientes días, limpiar y desinfectar todo el lugar, pero el quinto día Robert entró acompañado de mi hermano.