Punto de equilibrio

CAPITULO 12: Corazón roto

Cuando finalmente puedo relajarme no todo el cuerpo entumecido y dolorido, debí haberme esforzado más de lo que pensé, pero no soy el único en estas condiciones. El medio de todo el caos Trevor había recuperado la conciencia y fue quien me ayudó a sostener a Andreas, ahora sentado de regreso en su camilla intenta en vano contener sus gestos de dolor.

_ Déjame ver. -Ordeno caminando directo hacia él-

Sé que estás realmente dolorido cuando no intenta apartarme. Por suerte los puntos en su pierna no Se abrieron, eso solo dejaba las costillas, podría mantenerlo con algunos calmantes y antiinflamatorios, sin decirle nada procedo a inyectarle.

_ Quédate quieto y solo descansa, estás bien.

El desliza su mirada de mí hacia Andreas para nada discreto, con eso tener la impresión de que lo conoce ¿Sería eso posible? Trevor permaneció separado de nosotros por 6 años pero eso no quería decir te hubiese estado entre las mismas paredes, él no hablaba de ese tiempo y asumí que al igual que yo no lo recordaba, pero por la forma en que miraba a Andreas comenzaba a dudarlo. Al voltearme dispuesto a regresar al escritorio veo a Ken de pie a unos pasos detrás de mí frunciendo el seño, respiro profundo calmando los nervios que esto me causó antes de seguir mi camino.

_ ¿Quién eres? -Interroga con brusquedad sin moverse del lugar-

_ El médico. -comienzo a llenar los informes sin prestarle más atención-

_ No, me refiero a ¿Qué eres?

La pregunta extraña me toma por sorpresa, lo observo un momento sin saber muy bien que responder. Él no espera demasiado y se acerca decidido invadiendo por completo mi espacio personal, atrapándome en mi asiento acerca su rostro a mi cuello o lisqueando.

_ ¿Qué es ese olor? -Murmura acercándose aún más- ¿Por qué huele tan bien?

_ No sé a qué te refieres. -Se aleja exaltado cómo si mi voz lo despertará de un profundo trance- Lo que sí sé es que ahora deberías buscar una forma para desgastar la energía que acabas de absorber.

_ ¿Qué cosa eres? -Vuelve a decir ignorando por completo mis palabras-

Me acerco para tomar lo del brazo y por pura costumbre veo directo a sus ojos, sus pupilas llaman mi atención, están muy dilatadas, como si estuviera drogado.

_ Ven aquí. -Le ordeno mientras sujeto su brazo y lo siento en la camilla más cercana- Quédate quieto.

Controla sus signos vitales pero todo está normal excepto por sus ojos.

_ Qué raro. -Murmuró fascinado-

Él no parece haberme escuchado en absoluto y repite la misma pregunta una vez más como si fuera una cuestión vital, decido seguirle la corriente y observo atentamente sus reacciones.

_ Soy un humano. -Respondo literalmente-

Supongo que tal vez en este momento está funcionando por mero instinto y solo este tipo de respuestas podrán llegar a su cerebro, simples, directas y concisas.

_ ¿Tu nombre? -Pide con suavidad-

_ Alejandro Ross.

_ Alejandro. -Susurra como si probara el sabor de cada una de las letras- ¿Edad?

_ Bueno, no estoy seguro pero, morí a los 22, eso fue hace 10 años.

_ ¿De dónde vienes?

_ Tu pregunta es muy ambigua. -Con cada palabra pronunciada su voz bajaba más y más hasta que como sabiendo bajo una gran carga deja caer su frente en mi hombro apoyando todo su peso en mí-

Un carraspeo a mi espalda lo pone en estado de alerta y lleno de agresividad, da un salto situándose entre su líder y yo listo para atacar. Mientras que el líder arquea una ceja en su dirección yo coloco una mano en su hombro para detenerlo, y asombrosamente todo su agresión desaparece al instante.

_ Tus amigos llegaron. -comenta el líder viendo la situación con sorpresa-

Yo asiento y me dispongo a seguirlo notando los ojos de Ken clavados en mí mientras nos sigue todo el camino a, la que asumo, es la casa comunal. Así veo a Javier y Tobías luciendo cansados pero bien, igualmente el médico en mí me exige a revisarlos a los cinco, para comprobar que es único problema era cansancio y en los tres civiles confusión. De alguna forma aunque no los conocía los reconocía, podías recordar los de aquellos días, y en lo profundo de mi mente sabía que eran parte de nuestro grupo. Durante todo el tiempo el Líder Ian Alexander estuvo observándome atentamente sin decir una palabra solo para asentir al final, no sé qué es lo que vio en mí pero lucía satisfecho, por su parte Ken de pie en un rincón no hacía más que fruncir el ceño.

_ Están bien solo necesitan descansar.

_ ¿Qué haremos ahora? -Pregunta Tobías-

_ De momento tenemos que esperar a que todo esté listo antes de atacar.

_ El plan sigue igual entonces. -Afirma Javier y yo aciento- Eso nos deja un día.

_ ¿Recibiste noticias de Skay-? -Pregunta Elías-

_ ¿Quién es Skay? -interviene Ken-

_ Mi hermano. -Respondo sin pensar- No desde la última vez.

_ ¿Qué clase de hermano? -Interrumpe nuevamente Ken-

_ ¿Cuál es tu problema? -Agrega Devon-

_ Yo... -balbucea Ken como salido de un trance nuevamente-

_ Él es mi hermano biológico. -Respondo observándolo atentamente, luego de mis palabras se relaja un poco, aunque no sé si es por mi respuesta o mi atención-

Todos lo miran con curiosidad, pero nadie comenta nada.

_ Se quedaran aquí por ahora, en las habitaciones de invitados. -Indica el Líder- Doctor Alejandro ya que usted fue el primero en llegar a nosotros, sera el primero en ser entrevistado.

Lo sigo a un gran salón donde estamos solo los dos.

_ Voy a hacerte una serie de preguntas y espero que respondas con total honestidad. -Comienza luego de que ambos estamos sentados en el suelo frente a frente- todo lo que se diga en esta habitación permanecer entre nosotros. -Espera a que asienta antes de continuar- ¿Dime tu nombre completo y la edad que tenías al morir?

_ Alejandro Ross, morí a los 22 años. -Respondo sin dejar de mirarlo a los ojos- 

_ ¿Cómo moriste?




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