¿qué día?

Capitulo I

Un nuevo año

Presente

Escucho mi alarma sonar, estiro mi brazo y lo golpeo bruscamente para callarlo, pero este no lo hace. Perdiendo la paciencia, lo tomo del buro y lo lanzo fatídicamente a la pared provocando un sonido eco que absorben mis paredes al instante, y finalmente cumplo mi cometido, se apaga.

Me siento en la cama y muevo mis pies en una sincronización que se ejerce al balancearlos a los lados. Inspecciono mi habitación, sin saber por qué y termino clavando mis ojos en el espejo frente a mí. Una imagen que a mi parecer no era grato de admirar. Tengo largas pestañas negras, que abanicaban mis ojos cafés cada que los cierro, bajó estos, unas ojeras del tamaño de una moneda, una nariz delgada, mejillas rosadas salpicadas por algunas pecas por la exposición al sol, labios más secos que una mañana en la sábana y cabello castaño claro enmarañado. Devuelvo mi mirada al reflejo de mis ojos, pero no hay vida en ellos. Con rapidez retiro mi vista de la imagen y salto de la cama a paso lento.

Me desenredo el cabello con la yema de mis dedos y me visto con calma para bajar a desayunar. Tomando mi mochila, salgo de la habitación al tiempo que escucho el clic de otra puerta ser cerrada, veo a mi hermana al final del pasillo con un bonito vestido azul, nos miramos un segundo ante de perderla de vista cuando bajo las escaleras. Como cada mañana no cruzo palabra alguna con ella.

.......

Me siento al final del bus en medió de todos. Aunque mi lugar siempre había sido en el lado de la ventana. Estaba ocupado por una chica de cabello azul y ropas rojas.

En mi celular se reproduce mi canción favorita Where is my mind de Pixies.

¿Dónde está mi mente?, dónde está mi mente?

Saliendo del agua la vi nadando.

Estuve nadando en el caribe.

Los animales se escondían detrás de las rocas.

¿Por qué aquellas dos chicas se veían tan felices? Si una de ellas tenía depresión. ¿Que nadie suele notarlo? ¿Qué su amiga no lo veía? Sus ojos gritaban ayuda y las sonrisas que le regalaba no llegaban a sus ojos.

El chico al final del pasillo. ¿No podía simplemente defenderse de las tranquizas de esos otros tres que sólo se creían machitos? Lo había visto luchar en karate, con simpleza podría romperle la cara a cada uno de ellos, ¿porque no hacía nada?

¿Las únicas dos porristas en el bus no podían dejar de ser tan falsas? Y mejor dejarse llevar por la vida. ¿Más no ser lo que todos esperan que sean? Detesto tanta expresión en un rostro. Ellas deberían estar en teatro, a veces las personas hacen cosas que no van con su forma de ser solo para encajar.

La chica junto a mí que nació para tener su nariz metida en los libros. ¿No podía simplemente crearse una vida? Lo digo porque yo no puedo. Nací para esto, pero a diferencia de ella, yo no me crispo cada que me hablan.

Y esa chica tras el conductor, ¿por qué no podía respirar tranquilamente cada que se le acercaban? Parecía que en cualquier momento iba a colapsar y caer.

Seguí con mi inspección en el bus. Hasta posar mis ojos en un chico, cuyos ojos zafiro me penetraban hasta el alma como si leyera mis pensamientos, obligándome a desviar la mirada. Mi cara quemaba tanto que decidí sacar un libro y copiar el gesto de la chica juntó a mí. No quería obligarme a actuar normal cuando ese chico altivo a mí, me miraba de esa manera.

Finalmente llegamos a la escuela y me dirijo a mi casillero sacando mis libretas para las clases del día. Escucho el bullicio en los pasillos antes de saber que habían llegado, el sonido de mi casillero siendo azotado, lo confirma. Me giro para recargarme en mi casillero ahora cerrado y clavo mi mirada en Sebastian quien no se detiene para pedir disculpas y sonríe de oreja a oreja sobre su hombro por su gran hazaña. Con un dedo corazón de mi parte y un “Gracias imbécil” me aseguro de que lea mis labios. Mis ojos se desvían al intruso de su mejor amigo Mika quien ve la escena con el entrecejo arrugado.

- Idiotas - susurro para mí y me separo del casillero para ir a mi primera clase.

………

La voz de mi profesora de química me saca de mis pensamientos y dirijo la mirada a la persona con la que está hablando.

- Señorita Maya. ¿Podría usted callarse y resto de su grupito también, por favor?, y por lo que veo, hoy tienen las faldas más cortas de lo usual, bájensela o me tendré que ver obligada a sacarlas de mi clase por hablar durante ella y poner un reporte por incumplir el reglamento escolar – dice mi profesora con suma nulidad al grupito de porristas al final de la clase.

-A caso usted me llamo zorra- responde Maya con toda la intención de fastidiarle.

- No señorita. Pero por favor guarden silenci...

- ¿No, usted insinuó que yo y mis amigas somos unas zorras por nuestro uniforme? - Interrumpe retándole.

- No señorita, esa no era mi intención. Lo siento si sonó de esa forma. Pero si continua con esa actitud tendré que sacarla de mi clase.

-No. Es evidente que no lo siente - Chasquea la boca con orgullo.




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