¿qué es África?

Capítulo 3

-Diego- me llama mi madre- este fin de semana viaje familiar, no puedes negarte- ruedo los ojos y asiento, hace mucho que no viajamos en familia.

-Y debes hablar- me ordena mi padre- no puedes quedarte en un esquina sin decir nada- levanta una de sus gruesas cejas ¿cómo hace eso?- ¿me has entendido?

-Si- hago un pausa- papa- hace mucho que no le llamaba así, pero me ha salido solo, él sonríe con sus ojos brillando de emoción, asiente y se va.

Cojo mi mochila, los auriculares y salgo fuera de mi casa para dirigirme al instituto. Hoy decido coger un atajo, he salido un poco tarde de mi casa y puede que no llegue a tiempo si voy por el otro camino. 

Paseo tranquilo por las calles observando a cada persona que veo, me gusta analizar y descifrar a las personas, es divertido lo fáciles que nos de leer. Miro a una señora durante un segundo, predecí como era ella antes de que me dijeran su historia y acerté, desde ese momento siempre la observo queriendo saber si ha cambiado algo durante todo este tiempo, pero siempre tiene la misma expresión en el rostro y los ojos sin brillo, creo que no supera lo que le pasó, necesita un empujón, pero nadie le ayuda, que lástima. Entro al instituto, hoy es el segundo día y como ayer, no me apetece nada.

Camino por los pasillos rápido hasta que noto que alguien entra al gimnasio y cierra la puerta lo más rápido que puede, yo pensaba que hoy estaba cerrado. Miro el reloj, he llegado pronto gracias al atajo aunque haya salido más tarde de casa y me quedan aún 15 minutos. Rápido sin pensármelo dos veces abro un poco la puerta y asomo la cabeza.

Ella está en una esquina leyendo, igual que ayer, pero esta vez tiene el pelo recogido en una coleta alta y puedo ver las muecas que hace al leer, como se nota que vive lo que está leyendo. Entro del todo pero sin que me vea y me la quedo mirando hasta que oigo el primer timbre que indica que quedan 5 minutos ¿Tanto tiempo la he estado observando?, ella también se da cuenta y empieza a guardar el libro. Se ve que hoy si quiere llegar a clase a tiempo.

Salgo corriendo antes de que me vea y piense que soy alguien raro y un acosador, no es normal quedarme mirando a alguien en las sombras mientras lee, ya es suficiente que piense que soy estúpido, no es necesario que sus expectativas sobre mi caigan más. La voz de mi hermana mayor aparece en mi mente: "No seas como Raquel". No tengo ni idea de quién es esa, pero da igual. 

Camino ya tranquilo hacia la clase y entro rápido cuando veo que el profesor se acerca hacia la puerta. Mi encuentro con Adrián haciéndome señas raras, así que me dirijo hacia él y me siento a su lado.

-¿Qué?- pregunto rápidamente.

-Solo estaba probando un nuevo código, imagínate me estoy muriendo y no puedo hablar ¿eh?- levanta una de sus cejas ¿por qué la gente a mi alrededor sabe hacer eso y yo no?- ¿cómo podrías saber que me estoy muriendo?- antes de que pueda contestar él vuelve a hablar- exacto, no podrías.

-Si te estás muriendo estoy seguro que lo notaría- ruedo los ojos.

-¿Y si no?- me apunta con su dedo- yo te haría la seña y lo sabrías.

-Lo que tu digas- en ese momento llega el profesor y comienza la clase de matemáticas.

Miro hacia la ventana, no me interesa esta clase, soy bueno en matemáticas, digamos que soy el mejor de la clase y el preferido del profe. Veo las nubes en el cielo y algunos pájaros solitarios que vuelan sin ninguna preocupación, siempre he pensado que sería genial volar y sentirse libre, pero nunca lo he hecho, porque la anatomía de un ser humano impide la acción de poder volar como un pájaro, quiero ser uno, tener alas. Es mi gran sueño imposible.

-Tío, sal de tu mundo de fantasía- mi mejor amigo chasquea los dedos delante de mis ojos- que la clase ya a terminado- sacudo la cabeza para despejarme un poco.

-No me había dado cuenta- recojo mis cosas y cuelgo mi mochila sobre mi hombro derecho.

-Vamos, que llegaremos tarde a química- grita desde la puerta.

-Ya, ya- salgo corriendo y nos dirigimos a nuestra segunda clase, que también odio igual o incluso más que geografía.

-Si es que siempre estás en las nubes- me regaña. 

Ojalá estar ahí.

La verdad es que me encantaría estarlo, sentir el viento en mi cara, viendo la ciudad tan pequeña y...

-¿Me estás escuchando?

-No lo siento- me rasco la cabeza y entramos en clase tan rápido que choco contra alguien.

-Ay, lo siento- entonces me doy cuenta de que es África con la que he tropezado.

-Siempre te estás chocando conmigo- se masajea la frente- podrías tener más cuidado.

-Tu también te has chocado conmigo- ruedo los ojos, ya me he hartado de esta chica, siempre se está quejando.

-Ya, también- baja la cabeza- lo siento- vale... No esperaba eso.

-Oye, tu eres la prima de la loca ¿no?- dice mi amigo, pero la chica no lo entiende y yo le pego en la cabeza por idiota.

-Se refiere a Daria- aclaro- no se llevan bien, como verás.

-Ya, ella me ha hablado de ti, creo, ¿eres Adrián?- él asiente confuso- me dijo que eras un pesado que siempre se burla de ella- mi mejor amigo abre su boca incrédulo por lo que acaba de oír.

-¿Perdona?

-Perdonado- África se encoge de hombros y se larga lo más rápido que puede.

-Esa chica me cae fatal- dice Adrián frustrado- ya entiendo porque se lleva bien con el escuadrón.

-Te recuerdo que Daria, mi mejor amiga- aclaro- está en ese escuadrón.

-Por eso lo digo- ruedo los ojos y los dos nos sentamos en la tercera fila.

El escuadrón es un grupo de chicas, 5 en total, que se podría decir que son las "populares" de este instituto. Siempre van juntas y de colores llamativos, dan miedo a veces porque son como robots cuando andan por los pasillos, todas al mismo ritmo, en dos filas, 2 delante y 3 detrás, ahora son tres en cada fila. Daria, Alba y en estos momentos África van en primera fila y luego Salva, Silvia y Gema, en segunda.



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En el texto hay: primer amor, amistad, adolescencia y amor

Editado: 17.10.2020

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