Capítulo 10

<<Nada más llegar aquí me dí cuenta que la gente juzga sin saber, este es un instituto de apariencias y personas falsas. Mi hermana, es la diosa de este sitio, es una rubia, guapa y perfecta sin nada que ocultar, o esas son las apariencias, ya que según todos, ella es tonta y extrovertida. Su mejor amigo, seguramente una persona que la gente teme, es alto y tiene un tatuaje en el cuello que mucha gente ya une eso con alguien peligroso. Yo, la nueva, nadie me conoce, y solo llevo dos días aquí y ya tengo el apodo de rara, cuando solo intento vendar mi corazón roto. Todo esto son ejemplos de que aquí se juzga por la apariencia porque, ella es lista y él es inofensivo, cosa que no parece. ¿Por qué la gente es así? Da igual a donde vaya, siempre hay personas que hacen eso, pero esto ya llega a un punto límite, que si juntas todos los aspectos que destacan en este lugar... Te das cuenta de que cada cosa representa algo de la sociedad, sus prejuicios, esto debe de cambiar, por eso... esto lo voy a plasmar con palabras. 

Es necesario destacar que aquí son todos del mismo color, o eso aparentan. No les gusta destacar, prefieren ocultarse y vivir la vida tranquilos sin que nadie les interrumpa, quieren ser copias. Eso me da asco. ¿Por qué no quieren ser diferentes? ¿Por qué prefieren quedarse en medio en vez de subir a lo más alto? ¿Se van a morir por ello? También me he dado cuenta que nadie lleva el periódico del colegio, que se ve que había, pero como nadie quería "destacar" haciendo eso, se ha quedado olvidado. ¿Por qué? 

En este sitio nada tiene sentido y a la vez si.>>

Cierro wattpad y miro al techo, aún me quedan tres capítulos por leer y encima son cortos, pero no me apetece, me he quedado con ganas de seguir hablando con África. ¡Le gustan las mismas cosas que yo! Es la primera vez que esto me pasa y me he sentido tan bien mientras hablaba con ella, libre de decir lo que quisiera, porque ella me iba a entender. Todas la veces que sufrido por un final abierto, por un personaje fallecido y por las estupideces que hacen los protagonistas... Todo. 

Me levanto de la cama y miro por la ventana, hace un poco de frío, pero ya es de noche. Me dirijo a mi bolsa de deporte, (debería guardar ya la ropa en el armario) y cojo una sudadera, salgo de mi habitación y me voy fuera de la casa para dar un paseo. La fresca brisa de la montaña me da en la cara y respiro hondo, me encanta el campo, es mi lugar, es donde me puedo relajar y siento que soy libre.

Comienzo a caminar, he pasado por estos caminos desde que tengo 5 años, me sé esto de memoria, podría ir hasta con los ojos cerrados, así que me pongo los auriculares y ando lento para disfrutar de este momento. Veo como el cielo casi no se ve a través de los árboles altos que hay aquí, pero los trocitos de cielo que se pueden observar están llenos de estrellas y transmiten mucha paz. Es como estar es un lugar mágico, una utopía. La ciudad es muy diferente, más ruidosa y estresante, como me gustaría vivir en mitad del campo, en un pequeño pueblo, donde todos se conocen y llevan bien.

Voy por caminos rocosos e incluso complicados de pasar, pero tengo un destino final al que quiero llegar esta noche. Me paro un segundo y observo un árbol que conozco muy bien, uno en el que gravé la promesa de que a los 40 años volvería aquí, aunque tuviera que mover cielo y tierra para conseguirlo. Lo toco, está puesta mi inicial y la palabra "vuelve" escrita por mi hace años. Me subo a una de las ramas y luego a otra, me acuerdo de cuando llegaba hasta arriba del todo y Daria no se atrevía, yo le cogí de la mano y la medio obligué a hacerlo. Cuando estoy en la punta, hago una foto al cielo y me bajo de allí.

Vuelvo al camino y voy dando rodeos para conseguir despejar mis pensamientos, si dejo de distraerme voy a empezar a pensar cosas que no quiero, debo seguir igual, nada de cambios. Miro delante mío y ya lo visualizo, un medio precipicio, está un poco empinado así que dudo que alguien se pueda matar si se cae, pero se hará mucho daño. Me siento en el borde y dejo colgando mis pies, me encanta este sitio, es raro, pero siempre lo he sentido como el portal a otra vida, como si estar con los pies así me diera confianza en vez de miedo, me encanta.

-Es bonito el paisaje- dice alguien detrás de mi y casi me caigo para delante del susto.

-Pensaba que estaba solo- ella se encoge de hombros y se sienta a mi lado.

-Nunca nadie está solo en realidad, siempre hay alguien a menos de 10 metros de distancia, sea un bicho o una persona- mira el cielo y noto como le brillan los ojos- siempre hay alguien.

-Eso da un poco de miedo- comento y río un poco nervioso.

-¿Solo un poco?- suelta una carcajada- a mi me gusta pensar eso, no es bueno estar solo, es mejor acompañado.

-Pues yo creo que es mejor solo, las persona me agobian un poco- me mira a los ojos.

-Pero si no hay nadie que te distraiga, comienzas a pensar- me encojo de hombros.

-Tampoco es tan malo- ella agacha la cabeza y niega con la cabeza- ¿África? ¿Qué pasa?

-Estar solo te hace hacer locuras y tu estado de ánimo se vuelve sombrío- tiene los ojos vidriosos.

-¿Y qué hacías sola aquí?- sonríe un poco.

-Pensar es necesario para no cometer locuras- cada palabra que suelta contradice las cosas que dice con anterioridad, es muy rara, pero intrigante- ¿Tú qué haces aquí?

-Es mi lugar especial- sonrío y miro las estrellas.

-Es bonito, eliges bien- asiento- ¿has leído las estrellas se pueden contar?- niego con la cabeza.

-No, leí los primero capítulos, pero luego tuve muchos exámenes y lo dejé- abre mucho los ojos.

-No eres un lector de corazón- niega con la cabeza y me hago el ofendido.

-¿Cómo que no? Nada más llegar a mi casa me lo leeré- le digo- lo juro- ella ríe y con eso yo sonrío.

-Muy bien, pues lo que te iba a decir era si querías contar las estrellas- se encoge de hombros de forma inocente.