¡¿qué es esto en mi barriga?!

18. ¿Arrepentido?

LISA'S POV.

Estaba mal, no había dormido más que dos horas desde que habían internado a Kaily. Aunque el doctor ya había dicho que estaba estable me sentía culpable. Yo no estaba ahí cuando ocurrió, si hubiera estado ahí no hubiera pasado nada. De eso estaba segura. Dean ha estado aquí desde ayer, solo había ido a bañarse y comer un poco. Me trajo fruta picada para que comiera, solo la pique con el tenedor. No tenía nada de apetito. El que no se ha despegado nada de nada es Keidan. Tiene ojeras debajo de los ojos y se le nota lo cansado.

Sé que él se siente todavía más culpable que yo, tuvieron que haber peleado fuerte para que Kaily terminara así.

—Deberías ir a descansar...—digo una vez que me he sentado a su lado.

Él alza su cabeza, las ojeras debajo de sus ojos son visibles a más no poder. La cara que tiene lo delata. No ha dormido ni comido nada en estos casi dos días. Esta arrepentido, cualquier cosa que él le haya dicho o hecho lo tiene mal.

— Estoy bien.—dice frío, toma su cabello entre sus manos y lo jala. Se sienta recto en la silla antes de pararse e irse a recostar a la pared con los brazos cruzados.

Respiro hondo; estoy más tranquila que Kaily y el bebé estén bien, pero yo también siento culpa, debí estar ahí para mi amiga. Si hubiera estado ahí no hubiera pasado nada de esto. Muevo mi cabeza a los lados, necesito pensar en otra cosa.

—¿Lisa? —escucho mi nombre, volteo inmediatamente.

Me levanto lentamente al ver a la mujer de cabello castaño claro mirarme con lágrimas en los ojos. Detrás de ella, un hombre con aspecto preocupado. Hoy en la mañana llame a los padres de Kaily, se me hacía justo que supieran donde estaba su hija

—¿Cómo está?—pregunta el hombre.

—Ella está bien, no fue tan grave.—explicó.

—¿Y él...bebé?—carraspeo mi garganta antes de contestar, hizo la pregunta dudando un poco.

—Los dos están bien.—aclaro, sé que ellos no aceptaron que mi amiga saliera embarazada, pero es algo que pasó, no hay vuelta atrás.

KEIDAN'S POV.

Recargo mi espalda una vez más a la pared, mi cabeza me está matando. Cruzó los brazos en mi pecho, el roce de mis nudillos con mis brazos me causa una mueca de dolor, dirijo mi mirada hacia esa parte. Todavía queda un poco de sangre seca, mi piel al rededor se encuentra morada y en algunas partes está al rojo vivo por las heridas. Tenía que desquitar con algo mi furia y frustración. Lo único que se me ocurrió fue ir con Axel. Tendré que pagarle los daños de su pared. No pude controlarme cuando ella me dijo su edad, se que no es mucha la diferencia pero eso no le quita que siga siendo menor de edad. Nunca pensé que me diera...uno de esos de nuevo.

Debí haberme controlando, no era el lugar ni el momento, no enfrente de ella, no ella teniendo a mi hijo en su vientre.

La culpa vuelve a llegar a mi como un balde de agua fría.

Hace una hora llegaron los padres de Kaily, la verdad no sé cómo actuar en estos casos. No sé si debería presentarme...

Muevo mi pie inquietamente, entraron hace 10 minutos a verla, solo quiero que se apresuren para entrar yo. Mi bolsillo delantero comienza a vibrar, indicándome que me llego un mensaje o es una llamada.

Miro el nombre de Axel en la pantalla, deslizó mi dedo por la pantalla para poder contestar la llamada.

—¿Qué pasa, Axel?

¿Cómo sigues?—pregunta, su tono de voz se tiñe de preocupación.

—Ya estoy calmado, Bro.—susurro con voz apagada contra el celular, miro como los padres de Kaily salen de la habitación. Muevo mi pie contra el piso con impaciencia.

Sabes que tienes que respirar ondo, no te dejes llevar por el enojo, Keidan. Que no te cegué. Tú puedes controlarte.—hago una mueca de enojo, me irrita que me estén diciendo lo mismo todo el tiempo, algo que yo ya sé.

—Axel, tengo que colgar. Estoy ocupado.—murmuro contra el teléfono. Se escucha un suspiro de su parte, no le he dicho nada de Kaily, es mi mejor amigo pero espero el momento indicado. Igual que con mis padres.

Cuando llegue al departamento de Axel totalmente fuera de mi, cabreado casi sacando humo por las orejas, no era la primera vez que él me miraba de se modo. Antes era mucho peor, no podía controlarme ni respirando hondo mil veces.

— Está bien, Bro. Cuídate, cualquier cosa llámame.—sonrio de lado con las palabras de mi amigo. Siempre preocupándose por los demás—. Si te llega a dar un tranc...

Si ya, ya. Respiro hondo, lo sé.—gruño rodando los ojos. Se que él no me puede ver pero que más da.

Dos minutos después de colgarle a Axel porque no se callaba me debatía entre entrar a la habitación donde se encontraba aquella chica que me vuelve loco. Porque aunque no lo quiera aceptar, lo hace. Y me siento un pedofilo, solo tiene 16 años. No me cabe en la cabeza todavía.

Pasó mi mirada por la sala de espera, no sé encuentra nadie, camino con pasos apresurados hacia la puerta, abro esta lentamente al estar adentro el olor a hospital llega a mis fosas nasales. A medicinas. Cierto la puerta con cuidado. Volteo completamente encontrándome con unos ojos chocolates. Me mira dolida y con esa pizca de rencor. Muerdo mi labio antes de avanzar hacia ella. Sus manos se encuentran sobre su vientre acariciandolo. No puedo evitar llevar un mano hacia el. Ella quita sus manos rápidamente, la volteo a ver, ella solo ve mi mano sobre su vientre. Sus ojos están apagados. Me siento mal al verla así, no quiero verla triste. Menos si es mi culpa.

Casi lo pierdo...—susurra con dolor, atrapa su labio inferir con los dientes y no lo suelta, sus ojos se llenan de agua. Respiro hondo, mis ojos se cristalizan. Trago saliva. Quiero llorar. No sé qué decirle, esto es mi culpa, no la hubiera tragado así. Tenía que controlarme. Un sollozo bajo me saca de mis cavilaciones.




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