¡qué familia de mierda!

Capítulo 7: La hizo bien (2)

—¿Qué? Pero qué vieja zorra —reflexionó María—. A mí me dijo que la chica había sufrido un montón. No me quiso decir qué enfermedad supuestamente tenía... Ahora entiendo por qué.

—Pero claro, boba. Siempre va a ser mejor decir una mentira y más cuando la vas a usar para sacar ventaja.

—Supongo... —María, atenta a las carcajadas que Matilde no podía contener, se llevó la mano a la frente, cubriéndose el ojo izquierdo, avergonzada—. No sabes, hizo un teatro, se deshizo en llanto y yo como una pelotuda dándole palmaditas en el hombro para que se calmara. —Ella recibió el mate de vuelta y se cebo otro para sí misma—. Pero contame bien cómo fue todo.

—Ay, es que no sé... —Matilde se cubrió la boca con la mano, pero aún así se dio cuenta que María había notado esa sonrisa fugaz que ella quería disimular.

—Pero dale, Matilde. Mirá lo que te hizo y vos los vas a proteger... No aprendes más.

—Bueno, te voy a contar, pero que no salga de acá porque no quiero más problemas con esa gente.

María se llevó la bombilla a la boca para tomarse otro sorbo del mate y levantó su mano izquierda con la palma en vertical. Gesto que Matilde interpretó como una promesa.

»Resulta que cuando esta la tenía a la Mariana y al Kevin chiquitos salió a trabajar de empleada doméstica. Estuvo varios años laburando en la misma casa. Y después cuando la patrona se enteró lo que estaba pasando se armó un tremendo quilombo, tuvo que ir la policía porque los quería matar la mujer. Le dijo de todo. Que ella la quería como una hija y qué sé yo y a la otra ni se le movió un pelo si la estaba re pasando con el marido.

—¡No, me jodes! ¿La empleada cepillándose al patrón? Estoy en chok, mirá lo que te digo, eso era tan inesperado que no quedé en shok, sino en chok.

Matilde asintió sonriente.

»¿Y después de que se destapó la olla, qué hizo la mujer?

—Se fue, bue... Mejor dicho, a la fuerza se tuvo que ir.

—¿Eh?

—Es que, imagínate, se puso muy loca. La empleada que según ella quería como una hija y a la que hasta le había dado la ropa de sus propios hijos que tenía guardada hace años, le estaba comiendo al marido, es lógico que quisiera arrancar hasta el último pelo a ella y a él cortarle el pito por sucio. Pero bueno, al tipo le chupó un huevo todo si estaba metidazo con la sirvienta. Sabes cómo le tiene que haber quedado de brilloso tanto que se lo lustró esta otra.

Las risas volvieron a llenar el lugar, ambas estaban tentadas. Los ojos de María brillaban, hacía tiempo que no le llegaba un chisme tan sabroso.

»No le tiene que haber dejado ni una gota de jugo ¡Jajaja!

—Pero que boludo el tipo, arruinar su matrimonio por una aventura con una negrita de barrio.

—Pero no, María. Vos viste lo que era la mujer del Julián, tuvo la mala suerte de enamorarse de él y caer en este barrio, pero si no se la sacaba el viejo ese, tarde o temprano se la iba a quitar otro. La verdad que hermosa mujer esa. Demasiado para el hijo de Dolores. —Matilde alzó sus manos con las palmas hacia arriba a los lados de su cabeza y luego prosiguió—. Te digo la verdad, yo lo pensé hasta el cansancio, me harté de darle vueltas, pero hasta el día de hoy no sé qué le vio a Julián.

—Sí, la verdad que era una muñequita. Igual a la nena más grande, la Mariana. Que preciosa es y pensar que capaz y tiene el mismo destino que la madre, que desperdicio. —María vio como Matilde asentía mientras ella le pasaba otro mate—. La verdad que es como vos decís, hay tajos de oro que vuelven loco a cualquier tipo, lástima que nosotras no tuvimos uno así. Sabés que... No me paraba nadie.

Ambas soltaron carcajadas al punto de tener que llegar a limpiarse las lágrimas.

—Ay, mirá que me haces llorar con las boludeces que decís... Pero sí, la verdad que todos ellos salieron bonitos a la madre, bueno... Casi todos. Viste que la Brenda no es muy agraciada que digamos, pero eso sí: es tan buenita y respetuosa esa nena. Mirá lo que te digo, si ella no fuera la nieta de la Dolores, yo que no tuve hijos la adoptaba sin pensarlo mucho. Para que tuviera una vida mejor por lo menos.

—Pará, pará, pará... ¿Yo entendí bien? ¿Vos me estás queriendo decir que...?

—No digo nada porque realmente no lo sé, pero es lo que se comentaba... —Matilde la interrumpió y luego de mirar la puerta a su espalda, demostrando lo delicado del tema, prosiguió—. Como te digo, no lo sé a ciencia cierta, pero en el barrio se decía que por lo menos la Brenda es hija del viejo ese. Cómo no sabías si todo el barrio se enteró.

—No, Matilde. No se enteró todo el barrio, te enteraste vos porque no se te escapa una... ¿Y esa nena sabe?

—Tengo entendido que Dolores les tiene prohibido a los otros que le digan algo

—Sí, pero, ¿y la gente? Viste que hay mucha gente malvada y lengua larga. —María se llamó a silencio un segundo al igual que lo hizo Matilde, ambas bajaron la mirada sintiendo que ese saco les quedaba perfecto—. ¿Y el viejo sabe que ella podría ser su hija?

—No sé, pero creo que no le interesa mucho tampoco. Las tres últimas podrían ser hijas de él tranquilamente porque ella salió embarazada mientras trabajaba ahí.

—No me digas... ¿Cómo puede existir tanta suciedad?

—Fue de varios años la suciedad esa. ¡Já! —Exclamó Matilde—. Y todavía sigue con el viejo. Lo dejó bien loquito y parece que a ella le gustó la buena vida porque por eso lo abandonó a este otro.

—Jodeme, ¿Julián sabía que ella lo estaba pasando con su patrón?

—Yo creo que él sabía, pero se quedaba en el molde para que no lo dejara. Si el viejo era re caradura, ¿podes creer que la venía a buscar a la casa en su camioneta? Nadie es tan boludo para no darse cuenta que con tan buen trato algo pasa, pero bueno, estaba muy metido el Julián. Y claro, después a ella le importó un comino él y sus hijos si se paró para todo el viaje.

—Mmm... No creo, ningún hombre te va a permitir eso. Te rompen la cabeza.



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En el texto hay: pobreza nobleza familia

Editado: 31.05.2023

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