Mal de cristal

“¿Cómo puedes saber si eres irrompible si nunca te has roto?” 

Todo mal de cristal es vital para todo mortal que ha caído accidental en algo sentimental. Aporta o aparta nada pasa por nada no importaba de qué trataba sino lo que significaba, se acepta pero nunca se supera. 

Sólo cuando lo perdemos es cuando lo añoramos, correr riesgos de nuestros propios miedos para no ser prisioneros de ellos. 

Las personas que quedan rotas siempre son más  honestas cuando nadie puede verlas, vivencias y experiencias sobre estas heridas llamadas espinas. 

Las miradas nunca fueron las mismas, reconocer el dolor es el primer paso para sanar esas heridas el resto de los días, las respuestas llegarán cuando puedas verlas. 

Nos habla, nos salva, nos daña, nos mata, nos pasa, nos gana, nos tapa, nos sana, nos sangra, reconocí en tu mirada rasgos de mi alma. 

Intuir la vida fue dolorosa para ambos sentir pero con ese dolor sólo supo uno vivir mientras que el otro prefirió dejar de sufrir, curar no es borrar ni mucho menos provocar sino dar sin esperar la cicatriz al apreciar. 

Conectados en el alma aún estamos tan lejos pero juntos. Ambos se dañan a sí mismos, el que promete demasiado y el que espere demasiado. 

El amor más duradero es el no correspondido por eso te escribo porque estoy roto aquí sufriendo y añorando tu regreso porque sin ti no progreso. 

Odio tener de que sacar de cosas que no fueron mi culpa cometer, es cómo prometer que tu corazón no voy a romper con sólo saber que puede suceder. 

Nací para amarte pero no para tenerte, nací para sanarte pero no para quebrarte, yo no nací para ser escritora ni tú para ser mi historia, lo mejor para ti es lo mejor para mí. 
 

¿Cuidarás mi alma rota?