Tomad, poneos estas capas azules con la capucha. Al entrar nos estarán esperando con el mismo traje. Os daremos unos 10' para conoceros y luego iremos con la lucha para saber quién es el más débil y quién el más fuerte. Ya le he dejado una nota a Stephan, por si se despierta, diciendo que no teníamos sueño y fuimos a dar un paseo, que enseguida volvemos. -Dijo mi abuela.
Más mentiras. -Le respondí mientras nos poníamos las capas.
Sabes que no podemos contárselo a nadie, sería peligroso para nosotras y para la persona. -Me dijo Clara con calma y dulzura.
-Acerqué mi clave de sol a la perla azul marino que había en la parte superior derecha de mi estante de zapatos, este se corrió hacia la izquierda dando paso a un túnel no muy largo. Al llegar a la otra habitación tuve que acercar mi collar a la parte superior izquierda, donde se encontraba otra perla del mismo color, para que la puerta se corriera hacia la derecha, y como había dicho mi abuela, ahí estaban, esperándonos, al fondo junto a una mesa de bebidas. Nuestras abuelas nos dieron los diez minutos y nos ofrecieron algo de beber a eso de las 23:30 h. Clara no quiso, pero yo acepté de buena gana.
Todos estaban ya algo apartados de la mesa pero oía como Clarissa se presentaba a la vez que se quitaba la capucha; lo mismo hizo el guardián del paladín poco después. Yo dejé la botella de Coca-Cola, y estaba cogiendo mi vaso cuando el paladín se presentó. Solo podía decir su nombre, a nosotros no nos permitieron quitarnos las capas. En cuanto "Jack" salió de sus labios el vaso de cristal se escurrió de mi mano cayendo al suelo y rompiendo en mil pedacitos. Todos estaban mirándome, aunque la cara de Clara decía: "teníamos razón"-.
Lo... Lo..., lo siento mucho. No pretendía... -Dije medio tartamudeando.
Te entiendo, no pasa nada... -Me respondió él con confianza terminando con la duda de cómo era mi nombre.
Katherina. -La resolví al instante.
¡Oh! Menos mal que no ha sido nada grave. -Dijo Lucía-. Iré a por la fregona y la escoba.
Te acompaño. -Y mi abuela salió detrás de ella.
Creo que será mejor que vayamos al desván es donde está... -Ángel, el guardián de Jack, iba a terminar la frase cuando Clara lo hizo por él.
¿La sala de entrenamiento? -Con un ademán de duda.
Sí, ¿cómo lo sabías? -Preguntó asombrado.
En casa de... -Oí que le respondía, pero no llegué a escuchar el final por culpa de la lejanía.
-Las abuelas había dicho que como los guardianes estaban entrenando y quedaban aún 5' nos dejaban quitarnos las capas cuando se fueran. Yo simplemente me acerqué a la ventana de la habitación a divisar las calles desiertas-.