Pietro
No he dejado de pensar en el rostro triste de mi Alena al salir de su casa. A pesar de que ella diga que nada le ocurrió estoy seguro que su tía tuvo mucho que ver con su cambio repentino de ánimo. En un comienzo pensé que su tía me reconoció y le advirtió sobre mi pero al verla segura conmigo a pesar de su presente triste entendí que no lo hizo pero sentirla así fue doloroso. Nunca me importó lo que el resto sintiera pero tan solo ver esa mirada triste en su rostro podría convertirme en un payaso o comediante con tal de hacerla reír. Ella es la única persona con el poder de acabar conmigo y hacerme poner de rodillas sí así lo quisiera, nunca seré capaz de admitirlo en voz el alta pero esa mirada me hace temblar e incluso cumplir su deseos como si de un genio de la lámpara me tratara con tal de cumplir los deseos que ella tenga.
Sentir lo que siento es peligroso pero con tal de tenerla arriesgo hasta mi vida.
– Señor, su madre la busca – interrumpe mis pensamientos mi secretario.
No puede ser. Otra vez mi madre está al teléfono insistiendo a pesar de que no quise hablar con ella las anteriores treinta veces.
– Le dijiste que estoy en una reunión?
– Lo hice señor pero amenazó con venir y uso un vocabulario que no se me autoriza usar ante usted – comenta con miedo.
Conozco a mi madre y se que debe haberlo amenazado con que enviará a matarlo si no me comunicaba con ella inmediatamente y no se juega con la mujer del ex líder de la mafia Italiana. En eso nos parecemos mi padre y yo. Con tal de nunca ver a la mujer que amamos sufrir no nos importa quien salga dañado, e inclusive podremos arder el mundo con tal de que nunca suelten así sea una lagrima.
– Comunicala conmigo – prefiero enfrentarla de una vez y acabar rápido con esto.
Tarda unos leves minutos hasta que escucho la voz de mi madre.
– Pietro Maximiliano Larenti, ¿cómo fuiste capaz de ignorar a tu madre? cuando te vea te daré unos buenos golpes hasta que aprendas a respetarme – se escucha enojada y es mejor tener cautela con lo próximo que diga.
– Lo siento madre, estaba en una reunión – intento justificarme.
– Una reunión una mierda. Deja de inventar excusas absurdas, sé perfectamente que no querías hablar conmigo.
– Madre no sería capaz de hacer lo que dices – intento usar un tono dulce esperando una respuesta dulce de su parte que en realidad es reemplazada por una opuesta.
– Deja de usar esa voz de niño bueno. No soy una de las mujerzuelas con la que acostumbras acostarte como para que me haga esperar. Espera a que le diga a tu padre, ya verás lo que te va a hacer.
– Mamá ya, sabes perfectamente porque nunca respondo tus llamadas en esta fecha.
– No entiendo cual es el problema. Deseo festejar el cumpleaños de mi primogénito como la madre amorosa que soy.
– Mamá basta, odio mi cumpleaños y lo sabes así que como todos los años te lo repito. No voy a celebrar mi cumpleaños ni porque me cuelgues en la punta de la Torre Eiffel.
– No me des ideas hijo. Eres un cascarrabias, bendita sea la mujer que pueda soportarte.
– Lo es – digo sin pensar pues mi madre no sabe que la encontré.
– ¿Qué dijiste? ¿Cómo que lo es? ¿Estás saliendo con alguien? ¿Cómo se llama?
– Basta mamá, si estoy saliendo con alguien pero todas esas preguntas se las podrás hacer personalmente el sábado.
– ¿La vas a llevar a la cena? Es increíble que vaya a conocer a la mujer que pudo derretir ese frío iceberg que tienes como corazón.¿Cómo es ella?
– Es la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto.
– Debe ser única por la manera en la que hablas de ella.
– Lo es y el sábado notarás el porqué.
– Ansio porque llegue el sábado para verte y ver a la linda mujer que le robó el corazón a mi hijo.
– No la bombardees con preguntas por favor.
– Querido soy tu madre, claro que lo haré.
– Pero mamá solo…
– Te vere el sabado hijo, cuidate y feliz cumpleaños aunque odias que lo diga.
Cuelga tan rápido que no me da tiempo de quejarme por la felicitación que esta demás. En su tono de voz pude sentir emoción al hablarle poco de Alena, se que se gana con facilidad el corazón de mi familia así que la cena no es algo que deba preocuparme, sino del motivo de la cena que es mi cumpleaños. No quiero recordar lo mismo de cada año, a mi siendo llevado a aprender del negocio de mis padres y como llore rogándole a mamá que no me soltara, nunca los odiare pero esos recuerdos aun duelen por más que los años pasen.
Como todos los años introduzco por completo mi atención en el trabajo para así evitar recordar que cada cumpleaños es otro año más en esta mierda, por suerte este año Alena está conmigo y quiero llevarla a algun lugar donde podamos tener un dia solo para nosotros, sin nadie más molestando, solo ella y yo.
– Señor disculpe que lo moleste pero su chofer pregunta si va a salir – escucho de nuevo la voz de mi secretario.
– Si, dile que ahora bajo.
– Lo haré.
Bajo lo más rápido posible para verla así sea unos minutos.
Al entrar al auto le digo al chofer que me lleve donde Alena pero su respuesta cambia la felicidad que contenía por una de confusión.
– Señor, me informaron que la señorita salió horas antes del trabajo.
– ¿Con quién? – no me dijo que planeaba salir antes y peor aun me enoja saber que podría estar con algún crío estupido.
– Con el señor Vaderva – asi que regreso antes el hijo de puta.
– ¿Hace cuántas horas salieron? – esta situación me hierve la sangre.
– Hace unas tres horas.
– Y porque mierda nadie tuvo la puta decencia de avisarme?. Les dije claramente que cualquier cosa que tuviera que ver con Bruno me lo informaran y aún más si ya saben que ese hijo de puta salió con ella. No quiero verlos juntos me oyes.