Pietro
El día de ayer fue el mejor que he tenido en mi vida. Sentirme especial para Alena fue lo mejor, para muchos podrá parecer una celebración cualquiera pero que se haya esperado tanto en planear todo correctamente es lo que hace especial. Su regalo fue el mejor que he tenido porque aunque no sea como las típicas pulseras que uso que son caras esta tiene el valor de que ella me lo dio con una gran ilusión en su rostro que nunca podré olvidar, se que para darmela demoró en buscar una que vaya conmigo y eso importa y significa más que cualquier pulsera costosa. Aunque todo el dia haya sido una maravilla es momento de aterrizar y de planear que hacer con el hijo de ese bastardo,
– Llegó por quien llorabas – entra muy sonriente Bruno.
– Sabes que estaba por mandarte a matar verdad? – alzo la ceja recordando el mal entendido que ocurrió con mi perinola.
– No puedo creer que pensarás que sería capaz de hacerte eso – niega con la cabeza y se sienta ojeando unos cuantos escritos.
– Eres mi mejor amigo pero verte con mi mujer nublo mi razonamiento.
– Lo sé, al menos aun vivo para poder ver a tu hermana el día de hoy – sonríe y lo miró amenazantemente.
– Vuelve a nombrar a mi hermana y soy capaz de matarte ahora mismo.
– Vamos, es una broma.
Toma unas cuantas fotos de nuestro objetivo y las tira en la mesa.
– Ese mal nacido ha estado buscando apoyo de otros carteles y según lo que nos han informado varios de ellos lo han rechazado. Saben lo que les conviene.
– Quiero una lista de todos los que hayan hecho alianza con él. Vamos a acabar con ellos antes de que piensen en tocar territorio italiano.
– Estoy en eso, te enviaré la lista más tarde.
Solo asiento con la cabeza esperando que se vaya pero no lo hace.
– ¿Se te perdió algo?
– Alena va a ir a la cena de hoy verdad?
– No es de tu incumbencia.
– Es que era para llamar a mi nana a que la acompañe a buscar un lindo vestido idiota – toma su celular y empieza a buscar en sus contactos.
– Y a ti porque te importaría que vaya a buscar un vestido? – ¿Cual es su problema? Yo sería el encargado de buscarle un vestido.
– Porque hay cosas que hacen los amigos. No me lo tomes a mal pero le prometí regalarle el vestido de esta noche a pesar de que se negó incontables veces – lo veo escribir con velocidad.
– Ella no necesita que le regales nada. Tengo suficiente dinero para regalarle el vestido que ella quisiera – me pongo más serio y me acerco a él más amenazantemente.
– Hay cosas que tu no entenderias – sale de mi oficina.
¿Qué cosas no sabría yo? además me enferma que quiera regalarle un vestido a ella.
Si me lo pidiera le daría todo el dinero que quisiera para comprar el vestido más caro que eligiera.
Una llamada me deja salir de mis pensamientos tóxicos y enfermos, y como es cada cumpleaños otra vez me está llamando mi madre.
– ¿Qué pasó?
– Esa no es manera de responder – responde enojada.
– Madre, enserio no estoy con ganas de hablar ahora.
– Yo no recuerdo haberte preguntado eso – contraataca.
– Madre, enserio.
– Pietro callate y en lugar de hacerme enojar más abre la puerta de tu oficina – escuchar esas palabras me hacen entrar en pánico. ¿Cómo se le ocurre venir aquí?
– Madre ¿qué haces aquí? – pregunto al abrir la puerta y verla ahí con una sonrisa.
– No podía esperar a verte hasta la cena – me da un beso en la mejilla.
– Ya madre, basta – me alejo de ella y regreso a mi asiento detrás del escritorio.
– No puedo creer que recibas de esa manera a tu madre, la mujer que te dio la vida – se sienta frente a mi y empieza a fingir que llora.
– Lo lamento madre – ruedo los ojos agachandome hasta poder ver como su falso llanto se convierte en una sonrisa enorme – sabía que harías eso.
– Y por eso te amo – me da una sonrisa – te preguntaras porque estoy aquí no es asi? – me mira más sonriente de lo normal – estoy aquí por la mujer que te ha cautivado.
– Madre la llevaré en la noche.
– Como crees Pietro debo conocerla y darle el visto bueno.
– Por eso mismo no quiero que la veas antes de hora.
– Vamos Pietro estoy segura que es encantadora.
– No lo digo por eso, ella en serio es única. Solo que ella no… – muevo mis manos tratando de llegar a mi punto.
– ¿Ella no sabe de mí? Eso es una gran ofensa querido – se acerca y acomoda mi camisa.
– No es eso madre. Ella está encantada de conocerte.
– Entonces ¿qué pasa? – empieza a acomodar mi corbata.
– Ella no sabe a qué me dedico ni quien realmente soy – me quedo mirándola esperando a que diga algo pero en lugar de eso empieza a apretar más fuerte mi corbata.
La miró con los ojos abiertos esperando a que pare pero me mira con una mirada furiosa y sin importarle nada continúa apretando su agarre.
– Pietro como puede ser que esa chica no sepa del negocio, con razón aun esta a tu lado. Yo escaparía si supiera la verdad – afloja su agarre y me mira con desaprobación.
– Madre he tratado de decírselo varias veces pero no he podido hacerlo. Y eso que acabas de decir es el mismo miedo que tengo.
– Hijo debes decírselo rápido. Se que tu padre y yo la jodimos realmente contigo desde que eras pequeño y por eso mismo quiero que estés con una mujer que pueda luchar con tus demonios y con los riesgos que conlleva pertenecer a este mundo.
Al escuchar la parte de mi infancia me entra ira pura pero con lo que continúa refiriéndose a Alena logró calmarme enfocándome en ella.
– Lo sé madre pero temo perderla. Prometo que se lo contaré pero realmente quiero disfrutar de estar con la mujer que amo sin que su mirada al verme esté cargada llena de miedo, quiero que me siga mirando como lo ha hecho hasta ahora. Tal vez no lo entiendas madre pero es la primera mujer que me mira con adoración y que me escucha y está a mi lado por lo que soy más no por cuánto dinero posea. Ella es diferente en todos los aspectos y perderla sería como perder a quien por primera vez se interesó en conocerme.