Luego de un largo baño de 20 minutos, me pongo una blusa roja sin mangas, un short, mis converce y me coloco una camisa a cuadro sujetada en la cintura.
Salgo de casa y sacó a mi bebe del garaje, a mi madre no le agrada la idea de que conduzca una moto, pero tampoco me lo prohíbe porque sabe que la velocidad es mi pasión. Me coloco el casco con cuidado de no despeinarme mucho. Subo a la moto y colocó mi cartera en el medio.
Bajo la velocidad al llegar al cuarto semáforo que esta en rojo y veo como otra moto se estaciona a mi lado, el dueño hace rugir el motor varias veces y cuando veo que el semáforo casi se pone verde yo hago rugir mi moto, el lo vuelve a hacer y discretamente solo con ese acto nos invitamos a una carrera.
El semáforo cambia a verde y automáticamente empieza la carrera. La adrenalina corre por mis venas y en un momento de duda me pego un poco a mi contrincante y le hago la pregunta del millón.
- Meta?
- Central Park.
No fue difícil descifrar la voz, ya ni me extraña que chicos de Swartz quieran competir contra mi. Reduzco la velocidad y le doy ventaja cuando está a tres calles de mi aceleró a lo suficiente para alcanzarlo.
Y como era de esperarse, como todas las veces anteriores yo gané. Me quito el casco y miró a mi oponente que acaba de aparcar, se baja de la moto y se acerca a mi.
- Debo decir que para ser mujer corres bastante bien.
- Bueno querido Daniel que te digo, las mujeres podemos con todo.
- Eso se enota- me analiza de pies a cabeza y se acerca un poco más- Aparte de que se ven muy sexis en moto. Sabes que, me empiezan a gustar las chicas rudas.
En eso un moto más aparca al lado de la mía, la observó y para mi sorpresa era Arturo. Es la primera vez que veo a Artur en moto, él siempre llega a la universidad muy clásico en su Mercedes.
- Hola Jina.
- Hola Artur.
- Qué dices- Daniel volvió a insistir en su propuesta de sexo no muy bien elaborada.
- Lastima que no soy una chica ruda amigo. - le respondo mientras me pongo el casco de nuevo y enciendo la moto.- Hasta luego. - Me alejo de ellos a una velocidad moderada y me apresuró a llegar a mi lugar preferido.
Mi cuerpo se va relajando mientras más me alejo de la ciudad. Entró en un terreno poco visitado y aparco en el lugar de siempre. Subo sobre una gran roca y sacó mi cámara de mi cartera, para tomar algunas fotos naturales.
Al caer el atardecer me tomo una foto de espalda a a la cámara. Miró la foto y quedo estupenda con mi pelo volando ligeramente por el viento y las nubes tornadas de un naranja suave que le daban un toque mágico a la foto.
Bajo de la roca y mi vista capta un pequeño conejo que corretea tras una mariposa azul. Me volteo con la cámara y le tomó una foto.
Un crujido de una rama hace que me voltee de golpe. Un chico que en mi vida había visto apareció atrás de mi moto, su mano estaba sobre el asiento y sus ojos verdes me miraban con curiosidad. Iba a decir algo pero el fue más rápido que yo y me detuvo.
-Lamento si te distraje no era mi intención, solo...
-No, no te preocupes.
- Matias, Matias Lappos.- me ofrece su mano y la tomo.
-Jina Cornwell. Un gusto. Me puedes decir yin- guardo la cámara en mi bolso y me acomodo la camisa a cuadro en la cintura.
- A que universidad vas?
- a Swartz, y tu?
- Bueno mi padre quiere que vaya a a esa, pero no soy bueno haciendo amigos. Nos acabamos de mudar.
- A pues, ya tienes una amiga en esa universidad.
- En serio?
- claro, cuenta conmigo para lo que desees. Tal vez y te pueda dar un tour.
- Sí ese es el caso entonces, mañana me verás aya.
Matias saca su teléfono y teclea unos segundos y luego me mira sonriente.
- Listo ya le avise.
- Quieres sentarte, ahora quiero conocer a mi nuevo amigo.
Me volteo y subo de nuevo a la roca, mientras él me sigue.
-sería un placer.
Pasamos lo que restaba de la tarde hablando de cosas que nos ha pasado y conociéndonos más.
Luego de las 8:30 volví a mi casa por una llama de mi madre que quería salir a cenar para que conociera un amigo.
Llegamos al restaurante y luego de dar el nombre de la reserva, nos llevan a nuestra mesa.
Dos personas se acercan a nuestras mesas. En un traje formal puede apreciar a esa persona de bellos ojos verdes que conocí está tarde.
El señor que seguro era su padre nos saluda con elegancia.
- Señoritas.
Respondemos a su saludo y Matias pone la mano sobre su espalda y con la otra me señala.
- Papá te presento a la chica que me convenció de ir a Swartz. Jina Cornwell.
Es un placer conocerla Señora Cornwell.
- Pero que inesperada sorpresa, Ryan y yo nos conocemos desde que teníamos las edades de ustedes dos, y ahora mira, pensábamos presentarlos y parece que ya se conocieron.
- Así es Mirian, que agradable sorpresa.
La cena se volvió un ambiente agradable, nos reímos mucho contándonos anécdotas, y todo fue lindo.
Al día siguiente Matias cumplió su promesa de volvernos a ver en Swartz.
Si me hubieran dicho que ese sería el momento en que se marcaba un antes y un después en mi vida, se los agradecería siempre, lastima que eso no paso.