Nick entrecierra sus ojos en mi dirección cuando me ve sonreír nuevamente. Intento disimular llevándome la pajilla a la boca, pero el rubor en mis mejillas no suma a mi favor.
Le había dicho, cuando me preguntó, que no tenía cabeza para pensar en lo que había sucedido la tarde de ayer, que mi vida está demasiado ajetreada y desordenada para tener otra cosa en la que pensar. Claramente fue una excusa y él lo supo, pero decidió no preguntar más, sin embargo, no he podido evitar sonreír y actuar como una chiquilla que ha dado su primer beso.
Mia ante nuestro juego de miradas, se inclina sobre la mesa en mi dirección.
—¿Acaso fue tu primer beso? —pregunta en un susurro, logrando que Nick suelte una carcajada que nos hace voltear a las dos a su dirección.
—Lo siento. —Se disculpa él cuando estrecho mis ojos de manera recriminatoria. Su sonrisa aun danzando en sus labios—. Es solo que... la expresión que has hecho es demasiado tierna y graciosa a la vez, Kate. — Lleva sus manos a mis mejillas, inclinándose a mí —. ¿Acaso has vuelto a tener 14 años? —pregunta divertido.
—No. —respondo, manoteando sus manos para que me suelte antes de girar hacia Mia—. Y no, no es mi primer beso.
—Pero si con Liam —aclara Nick.
—Entonces, ¿si te gustó? —cuestiona ella al mismo tiempo que él.
Decido ignorar al futuro arquitecto.
—¿Tengo que responder a eso?
Ella asiente.
—¿La respuesta no es obvia?
—No. —Responden los dos.
Estrecho mis ojos, entreverando mi mirada en ambos, luego asiento lentamente.
—Es un alivio —sonríe Mia—. De otra forma podría volverse incómodo para los dos.
—Y eso es algo que jamás sucederá—le asegura Nick —. Teniendo en cuenta que Kate fue quién lo besó, es obvio que él estaba esperando ese momento.
—¿Y qué van hacer? —continúa ella —. Obviamente no puedes dejar las cosas así.
—Pero es Kate y claramente lo va hacer.
—Pero Liam no creo que dejé pasar esta oportunidad. Él parece bastante decidido y seguro de lo que quiere hacer.
Nick niega con la cabeza. Yo los observo con atención.
—No, no creo. Si ese fuera el caso, no habría dejado pasar tanto tiempo como lo ha hecho.
Ambos voltean a verme y no sé si agradecerles por darse cuenta por fin de mi presencia.
Mia se acerca a mi una vez más.
—La cuestión es que, si él no da el siguiente paso, debes darlo tú. —Recomienda.
—¿Yo?
—Si.
—¿Y si no lo hago?
Ella niega con la cabeza en desaprobación.
—¿No deseas besarlo nuevamente? —curiosea —. ¿O hacer, ya sabes, otro tipo de cosas? —Sube sus cejas, sugestivamente.
Mis labios se estiran en una sonrisa y apoyo mi frente en la mesa, cubriéndome avergonzada y sintiéndome tonta por sentirme así.
—¿Sucede algo?
Reconozco la voz y sé, por la forma en la que su mano pasa por mi cabello, que es Liam. Aplano mis labios e intento controlar los latidos de mi corazón que se han disparado desmesuradamente.
—Nada importante. —La escucho decir —. Estábamos hablando sobre el tipo de relación que le gustaría tener.
—Sobre todo el tipo de chico que le gusta —complementa Nick.
Y quiero golpearlos a ambos. Sé que están disfrutando de este momento.
—¿Y puedo saber? —pregunta Liam y por su tono de voz sé que él lo está haciendo también.
—El más importante es que viva con ella —dice Mia —. Ya sabes, mientras menos distancia mejor.
Levanto la cabeza aun con la cara enrojecida e intento lucir enojada, pero ellos sonríen haciéndome saber que he logrado el efecto contrario. Los veo ponerse de pie y luego ambos se despiden, sin darme tiempo a protestar. Liam se coloca frente a mí y no sé cómo reaccionar, no puedo evitar sentirme más avergonzada y tímida, y roja.
Aclaro mi garganta antes de hablar primero.
—¿Sucedió algo?
Liam recuesta su mejilla sobre la palma de su mano, sonriendo.
—¿Tiene qué suceder algo para poder verte?
—Si.
Mi respuesta inmediata lo hace reír y no puedo quitar mis ojos de él.
Es extraña la manera en la que uno se siente cuando es consciente de lo que realmente quiere. Puedo sentir el retumbar de mi corazón más claro que cualquier otro día, que cualquier otro momento. Y no puedo creer aún que fui yo quien se inclinó y lo besó. Fui yo quien dejó que las cuerdas se aflojaran porque lo tenía tan cerca, tan cerca que fui incapaz de soportarlo más. No podía dejarlo ir cuando lo tenía ahí, frente a mí, con su corazón expuesto, mostrándome una vez más la maravillosa persona que siempre fue y sigue siendo.
—¿Hoy tienes que ir al restaurante? —pregunta.
—Pasaré la tarde con Abi y Santi.
—¿A qué lugar los vas a llevar?
—Escuché acerca de un parque de diversiones, así que creo que es una buena idea ir. Todo dependerá del estado de ánimo de ellos, hay días en los que solo quieren ir a casa.
Liam asiente.
—¿Quieres que te vaya a dejar?
Niego con la cabeza.
—Nick se ofreció hacerlo, además, debes ir por las flores. —Le recuerdo. Liam sonríe y tengo la necesidad de evitar por este día silencios en nuestra conversación, por lo que pregunto —: ¿Te quedarás a dormir allá?
—Regresaré antes de la medianoche.
—Pero es el cumpleaños de tu madre.
—Si, pero también hay alguien que me espera y que yo necesito ver antes de dormir.
Me queda mirando fijamente y sus labios esbozan una amplia sonrisa cuando escondo mi rostro en mis manos. ¿Qué sucede conmigo? ¿Por qué estoy actuando tan infantil? ¿Acaso he vuelto a ser la misma niña que se alarmaba cada vez que sentía su corazón latir con demasiada fuerza? Y mi corazón lo confirma cuando tiembla al sentir el dedo de Liam deslizarse por el dorso de mi mano.
—Tenemos una conversación pendiente, lo sabes ¿verdad?
Aparta mis manos y me obliga a mirarlo. Asiento sin poder huir, ocasionando que él sonría una vez más.