Su casa era tan acogedora como me imaginé que sería. Un lugar donde se podía respirar un armonía tranquila, llena de amor.Y sobre todo donde se podía notar que habían dos cosas que sobraban: compañerismo y empatía.
Empatía el uno por el otro. Se notaba que los dos se apoyaban el uno al otro.
No se me ocurría de que otra manera una persona en su sano juicio podría soportar que su novio se la pasara tocando en bares rodeado de chicas que mojaban sus bragas al oirlo abrir su boca y poner sus manos en la guitarra.
Deseando que las pusieran sobre ellas.
Irónicamente en esta casa habian dos personas que sabían de esto . Ella y yo. Las dos hemos conocido a Jake en ese sentido y estoy segura de que las dos hemos disfrutado demasiado de él.
Pero ella sería la que lo tendría para siempre. Podría disfrutar de cada centímetro de él , mientras yo tendría que conformarme con migajas de extraños que conocería por ahí.
-Quieres que te haga un recorrido por la casa mientras esperamos a que la comida termine de hacerse?-preguntó Clarisse entusiasmada.
-Claro .
-No le digas que es la comida-gritó Jake desde la cocina-Que sea una sorpresa.Ella las ama.
-Claro que lo hago-reí mientras caminaba detrás de ella.
Su casa no era más grande que cualquier otra que haya visto en otros lugares. Tenía dos habitaciones, un baño y un pequeño jardin.
Un diploma colgaba en una de las habitaciones que suponía que funcionaba como oficina.
Mi estómago gruño dejandome en evidencia.
-Será mejor que nos sentemos a comer-rió Clarisse al escuchar.
Volvimos a la sala de estar y nos sentamos a la mesa mientras Jake se encargaba de servir el almuerzo. Un gran albondigón rebosante de queso gratinado estaba frente a mí y mi boca se hacía agua.
-Es la receta secreta de Clari –dijo orgulloso – No te la dará aunque se lo ruegues.
Desvió su mirada para depositarla en ella.
Y me dí cuenta de que la miraba con admiración, con ternura, con amor. Esto era genial , simplemente lo era.
Mi plan inicial era que yo debía hacer sentir celosa a los demás, no sentirme yo celosa de lo que los demás tenían.
Era un pecado la envidia, y lo estaba cometiendo a lo grande. Otra razón más por la cuál me iría al infierno. Pero ciertamente no sería la principal.
Había venido con una misión a este lugar y era impedir esta boda.
Para el momento en que todos estabamos por comer el primer bocado de esa delicia, fue que me percaté de que había un plato de más.
-Lo siento, esperamos a alguien?. Por que yo empecé sin esperar.-me disculpé avergonzada.
De repente la puerta se abrió y una chica con un corté pixxie y el pelo increiblemente rubio entró
-Siento la tardanza-dijo la chica corriendo a la mesa.
-Summer, ella es Ginebra.Ginebra ella es Summer.-nos presentó.Es la hermana de Clarisse
-Un gusto-dijo con una gran sonrisa en su rostro que dejo ver una pequeña separación entre sus dientes.
-El gusto es mío-dije al notar una extraña electricidad cuando nuestras manos se tocaron.
-Ahora sí.A comer!-canturreó Clarisse mientras nos miraba a todos.
Esto estaba demasiado lejos de ser lo que esperaba que fuese. Pero por alguna extraña razón no se sentía tan mal como pensé que lo haría.
De alguna manera , se sentía bastante familiar.