Habían pasado varios días desde aquel almuerzo en la casa de Jake y de la tormenta de nieve. Y las cosas habían sido bastante fáciles de manejar para el resto de las personas.
Menos para mí. Lo que había ocurrido con Ginebra había despertado varias cosas en mi cabeza. Muchos sentimientos que no conocía que tenía en mi interior habían aparecido y fue un caos mental tratar de lidiar con todos ellos.
Pero lo cierto es que tenía dos opciones.
O bien lidiaba con lo que sentía.
O bien podía dejarlo pasar, ignorarlo y volver a Londres en el primer vuelo que encontrara.
Pero eso no sonaba como algo que Summer Dickinson haría. No dejaría que algo que sali de sus planes la ahuyentara. Solamente trabajaría en ello hasta solucionarlo.
Y lo había hecho. Ginebra había pasado los últimos días en mi habitación del hotel y juraba que no había un lugar en que no lo hubiesemos hecho. Había algo en esto de salir con una chica que era totalmente distinto.
Sabía que las mujeres podíamos ser dificiles,manipuladoras, y un poco histéricas.Diablos, yo lo había sido y es por eso que mis relaciones nunca habían durado con hombres.
Pero Ginebra hacia las cosas tan fáciles que no había manera de que la odiara. No había histeria, manipulación y las cosas con ella era tan fáciles que daban un poco de miedo.
Una mañana mientras compartíamos un desayuno continental en la cama dijo:
-Mañana debo viajar a Estocolmo a una convención de tatuajes.Me acompañarías? Son solo dos días.
Podría haber dicho que sí, y hacer nuestro primer viaje juntas, pero si lo hacía perdería tiempo aquí y la boda se llevaría a cabo. No podía dejar que Ginebra me distrajera de mi plan inicial.
-Me quedaré aquí y te esperaré. Cuando vuelvas todavía estaré dando vueltas por este lugar.
-De acuerdo-me besó antes de irse a su estudio.
Y ahí estaba de nuevo yo.
Sola en una habitación de hotel, rodeada solamente con mis pensamientos.Me preguntaba que diría la prensa al enterarse que la empresaria Summer Dickinson estaba saliendo con una mujer.
Por que eso es lo que estábamos haciendo, no? Aún no se lo había preguntado porque tenía demasiado miedo a la respuesta, sabía por experiencia propia que muchas relaciones se habían estropeado a causa de la pregunta: Qué
somos?
Sinceramente las cosas con Gin iban demasido bien como para meter la pata asi que simplemente dejaría que las cosas se dieran solas.
Mi móvil sonó en mi mesa de luz sacandome de mis pensamientos .
-Vamos por un café? J.
Vaya parece que el pez había mordido el anzuelo. Finalmente, me preguntaba cuanto más tardaría.
-Claro. En media hora en el Starbucks del centro.
-Ok.
Eso era lo increíble de Starbucks, siempre había uno en cada lugar del mundo que había visitado y dentro de él se desarrollaban las más curiosas historias. Compromisos,rupturas y en mi caso el sabotaje de una boda.