Querida Rose

Capítulo 04.

—¿Jordan? No puede ser...¡Eres un enfermo!—Me abalancé sobre éste dando golpes en su pecho y diciendo inmerables insultos.

 

—Hey, Hey. ¡Cálmate!—Tomó mis puños y los inmovilizó.—¿Que yo qué? ¿Que te pasa Rose estás loca acaso?—Exclamó el rubio fastidiado de mi compartimiento inmaduro.

 

—¿Yo? ¿Loca? Já. Tú eres el enfermo que me envía esas cartas horribles, ¡Imbécil!—Me dispuse a patalear tratando de golpear su pecho nuevamente.

 

—¿Cartas? ¿Que cartas? Mira Prescot, yo solo vine a dejarte una invitación.—Me soltó de golpe, agitando la invitación en mi casa. Sus gestos eran de incredulidad por mi comportamiento.

 

Tomé la carta, la abrí y empecé a leerla rápidamente... Era una maldita invitación al cumpleaños de Narea.

 

—Perdón Jordan... Yo... Últimamente me han pasado cosas muy locas y...—Estaba apenada diciendo esto. Pero me interrumpió.

 

—Sí, ¿Enserio? Porque creo que te comportaste normal y para nada como una loca paranoica.—Habló sarcásticamente el chico un tanto enojado.

 

Suspiré, no quería imaginarme más cosas... Y menos seguir quedando en ridículo, cuándo le iba a hablar levanté mi vista y vi que ya no estaba. Y ¿Como no? Si seguramente parecía una loca histérica.

 

Me dispuse ha abrir mi casillero, y vi otra nota... Me tensé. Sabía muy bien que era él.

 

"Querida Rose, Vi que hoy no fue tu mejor día. El estúpido viejo de tu jefe te gritó. ¡Y nadie le puede gritar a mí chica! Excepto yo. Moría por sacarle los ojos a ese maldito viejo cuando te gritó y descuartizarlo para luego comerme sus restos. Y por cierto... Te aconsejo que llames a Christopher, nada más a ver si aún sigue vivo. Digo no sé, si aún no lo maté. ¡Quiero quemar tu cara con gasolina! Joder me excité de solo pensarlo."

 

—Dios mío no...—Quería llorar. Me asusté tanto por Christopher. 

 

Salí inmediatamente de la universidad caminando hacía la parada de autobuses hacía mi casa. En el camino no paraba de pensar en Christopher, si es cierto que hoy no lo vi ni mucho menos hablamos... 

 

Llegue a mi casa, miré la hora asustada aún 10:25 PM.

 

Subí rápidamente a verificar que mi hermano esté durmiendo, y gracias al señor estaba durmiendo plácidamente. Entre a mi cuarto y rápidamente llamé a Christopher, pero nada. No contestaba...

 

Me estaba asustando y mis ojos se volvían cristalinos. Otro intento más en llamarlo. ¡Nada! Joder nada. Dios mío estaba apunto de llorar como nunca, cuando mi teléfono empezó a sonar efusivamente.

 

Mis manos estaban temblando, era él. Era ese psicópata obsesionado conmigo... ¿Que hago?

 

—¿Ho-hola?...—Respondí apunto de llorar con un gran miedo. Pero nadie me contestaba en la otra línea.

 

—Por favor no le hagas nada a Christopher.—Le rogué llorando. Pero simplemente me colgó.

 

Lloré como una bebé, todo estaba oscuro. No había prendido las luces, así que decidí levantarme para prenderlas pero en el camino alguien detrás de mí, tapó mi boca fuertemente, colocando un paño en mi nariz... Lo último que recuerdo fue que me dijeron...

 

—Sabes tan malditamente bien Rose.—Parecía agitado.

 

Pero había caído en un gran sueño, ¿Donde estoy? 




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