Llegué a la casa de Rose, desesperado toqué la puerta fuertemente pero nadie abría. La llamé, pero no me contestaba. Empecé a llorar de la frustración y preocupación tirando de mis cabellos en mi cabeza. Golpeé más fuerte la puerta, hasta que abren y veo a un Jonathan adormilado.
—¿Que pasa hermano? ¿Qué... Que hora es?—Preguntó adormilado.
No le di más tiempo a su charla y salí corriendo en busca de Rose, subiendo las escaleras hacia el segundo piso.
—¿Donde esta Rose?—pregunté desesperado buscándola con la mirada.
—¿Mi hermana? Esta... Durmiendo, supongo.—Acotó extrañado.
Entre a su cuarto desesperado y la vi allí desmayada con las sábanas llenas de sangre, y su cara roja. Con una marca de una mano en su mejilla. Me acerqué rápidamente a ésta. La examiné mejor y tenía marcas de mordiscos en su cuello. ¡Dios mío! ¿Quién te hizo esto?
—Oye la verdad no sé porque vinis...—Jonathan se cortó en seco al ver el estado en que estaba su hermana.
Corrió hacia ésta, lloró en su pecho.
—¿Que... Que te pasó?—Lloró en su pecho.
—No hay tiempo, hay que llevarla al hospital.—La tomé en mis brazos, bajando las escaleras hacia planta baja para dirigirme hacia mi auto.
—¿Vas a venir?—Le pregunté al hermanito de Rose, mientras acomodaba a Rose en los asientos de atrás.
—S-sí.—Corrió rápidamente hasta el auto. Cerrando la puerta de su casa con seguro.
—Yo... ¡Demonios! ¿Como no me di cuenta antes de lo que pasaba?—Exclamó molesto, en un gran mar de lágrimas. Golpeando la guantera del automóvil.
—Tranquilo, ella estará bien... Pero, ¿No oíste nada de nada?—Pregunté dudoso.
—Te lo juro Christopher, todo estaba en un silencio sepulcral. Y yo tengo el sueño liviano.—Dijo desesperadamente.
—Hey, Hey. Tranquilo te creo hermano.—Revolví su cabello de forma maternal.
No se cuánto tiempo había pasado, pero no teníamos noticias de Rose. Ya había amanecido, miré a mi derecha y vi a Jonathan dormido, suspiré.
—¿Familiares de la señorita Roselyn Prescot?—Preguntó un doctor, era algo mayor... Un hombre canoso.
—Yo.—Dijimos Jonathan y yo rápidamente. Me giré mirándolo fijamente sorprendido, hace cinco minutos lo vi ¡Dormido!
—La chica se desmayó, la verdad es que vino con su parte intima muy delicada, al parecer mantuvo relaciones sexuales y fue muy brusco, su himen se rompió muy bruscamente y botó mucha sangre, a eso se debió el desmayo. Le colocamos sueros para mantenerla hidratada.—Explicó el doctor viendo la hoja informativa en sus manos.
—¿Sexo?—Dijimos ambos, Jonathan y yo sorprendidos. Pero yo estaba en el colapso.
—¿Como qué... Sexo doctor?—Preguntó Jonathan, el chico trataba de asimilar la información. Hasta donde él sabía, su hermana era soltera hasta hace unas horas. ¿Tal ves... Una violación? Pero... ¿Cómo? Si sólo ella entró a la casa, lo supo porque solamente escuchó sus pasos.
—Lo siento joven, pero es así la información. Tuvo sexo, su himen se rompió. La chica al parecer tuvo un encuentro sexual y fue brusco.—Explicó el doctor, marchándose.
—¡No entiendo! Ella vino sola a la casa. Todo estaba cerrado con seguro.—Jonathan se encontraba desesperado. —¿Que paso?
—Cuando Rose despierte podré preguntarle qué ocurrió amigo, tranquilo.—Palmeé su espalda.
Entre a ver a Rose... 1:35 PM.
—Hola princesa, ¿Como estás?—Susurré, al verla dormida, recién despertado.
—Chris, ¿Donde estoy?—Aquella chica preguntó algo desorientada.
—Te desmayaste princesa, y te trajimos hasta acá. Estarás mejor, pero... Tengo que preguntarte algo amor.—Le hablé cariñosamente, tomando su mano para acariciarla, sentándome a su lado.
—¿Trajimos? ¿Quiénes? Eso suena a multitud.—Preguntó dudosa. —Por Dios, mi cabeza...— susurró la chica colocando una mano en su frente cerrando sus ojos.
—¿Con quién estabas ayer en la noche, preciosa?—Le pregunté calmado, aún que no quería oír la respuesta muy en el fondo. De solo pensar que un idiota tocó a mí pequeña princesa, me pone como mil demonios.