Querida Rose

Capítulo 13.

Estaba realmente preocupada mientras redactaba un documento que me dió el señor Richie. Falté una semana al trabajo, al llegar hoy ni más faltaba que me gritara que era una irresponsable. Pero su estúpido y pequeño cerebro no quiso entender que me ocurrían cosas alarmantes. Tampoco le explicaría detalles profundos. Pensaría que estoy loca. 

 

—Rose, necesito los informes. Ah, y necesito que revises y confirmes esto por mí.—Lanzó una pila de carpetas en mi escritorio, mi cara era un poema. Esta chica llevaba tres meses aquí. Era sobrina del señor Richie. Estaba furiosa, ¿Que no le pagan por trabajar acaso? 

 

—Jackie, querida...—La miré dibujando una sonrisa falsa y muy cínica en mi rostro.—El que seas sobrina del señor Richie no significa que seré tu asistente personal.—Si las miradas matarán ella ya estuviera bajo tierra hace mucho, me levanté de mí silla de forma brusca encarandola.—Así qué, has tus mierdas tú sola.—Sentencie mirándola fijamente, mi rostro facial expresaba ira y mis puños al costado de mí escritorio lo demostraban. Le di de mala gana el informe redactado. Esa pila de carpetas que me dió, se las restregue en su rostro.

 

—Que grosera eres Rose. Haré que te castiguen por ésto. ¡Mí tío te despedirá!—Chilló como una pequeña niña, marchándose de mí oficina.

 

Perra entrometida. 

 

Estaba en el laboratorio de bioanálisis, universidad. Yo era ayudante en el laboratorio y me pagaban con puntos extra curriculares, era interesante pero más interesante era saber sobre Christopher. El timbre sonó, dando a notar que era hora de irse. Nada interesante sucedió hoy, iba vía a mí casa 11:00 PM. Nos llevó mucho tiempo el día de hoy.

 

Un tono... Dos tonos... Tres tonos...

 

—¿Hola? ¿Señora Susana? Habla Rose.—Mi voz sonaba desesperada.

 

—Hola linda, ¿Que se te ofrece?—Ella se oía apagaba y muy triste.

 

—Y-yo me preguntaba por... Christopher—mis palabras temblaron. Tenía miedo de saber que le pasó algo.

 

—Oh nena, pensé que sabías...—escuché cómo de su boca salía un suspiro agotador.—Él, está en el hospital.—Lloró.

 

—¿Qué? ¿Donde? Ya mismo salgo para allá.—Apresuré a decir.

 

—Mi niña... No te preocupes, es muy tarde. Ve mañana. El está en el hospital Central de New York. Es muy tarde Rose, quédate en tu casa.—Pidió amablemente. Pero no me importó y salí corriendo al hospital. 

 

Corrí por los pasillos del hospital, 11:30 PM casi media noche. Era obvio que hice caso omiso a la petición de la madre de Christopher.

 

—¿Christopher Hemsworth?—Pregunté con preocupación a la recepcionista.

 

—¿Usted es algún familiar del señor Hemsworth?—su voz era suave y cautelosa.

 

—Soy su novia, tengo todo el derecho de ver a mi novio.—Demande.

 

Me encontraba a mí misma apresurando el paso para ver a mi hermoso chico. Mis lágrimas cayeron cuando observé por el ventanal de la habitación. ¿Que fue lo que te sucedió cariño?

 

—¿Rose?... ¿Que haces aquí?—La voz sobresaliente de Susana llegó a mis oídos. Yo no estaba en condiciones óptimas. Deje de ver a mi alrededor dejé de oír a mí alrededor todo mi mundo se paró en seco cuando lo vi ahí. 

 

—Y-yo.. Yo...—Lloré sin fuerzas. Me desvanecí en el piso, a llorar.

 

¿Porque me pasaba esto a mí? 

 

¿Me estaba empezando a enamorar realmente de Christopher? ¿O sólo era ese calentón de hace unos días? A juzgar por mis comportamientos últimamente y mi sentir, me gustaba. 

 

Esto se va a tornar interesante...




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