Querida Rose

Capítulo 19.

–Jonathan no seas grosero con las visitas.–Miró a su hermano y él supo que mejor debía callarse. Así que sólo pasó y se sentó en el comedor con un poco de mal humor, no es que estuviera celoso de su hermana. Era que ese tipo no le caía para nada bien, y apenas lo veía por primera vez en su vida.–¡Tom! Lo siento mucho, que grosero de mi parte, pasa. Es que... Me tomaste de sorpresa.–No iba a negar que la muchacha se sentía un poco incomoda por tan repentina llegada del susodicho. Le sonrió, aún que su sonrisa no era muy sincera. 

 

–Lo siento, debí avisar. Quería darte una pequeña sorpresa Rose, traje esto para ti.–Unos preciosos girasoles se encontraban en las manos de éste esperando ser bien recibidos por aquella linda muchacha.–Oh, lo siento. No me presenté, soy Tom soy su nuevo vecino. ¿Y tu eres?–Parecía el mismísimo ángel caído del cielo, más no lo era. Era muy obvio para el saber quien era ese niño. Sólo quería ganarse su confianza y el amor de Rose. 

 

Rose recibió el detalle, casualmente eran los favoritos de su madre y de ella. 

 

–Siéntate, voy a servir el almuerzo.–Le sonrió sin mostrar su blanca dentadura, yendo hacia la cocina dispuesta a servir 3 platos llenos de pasta. 

 

En la mesa se encontraban los dos hombres teniendo una conversación. 

 

–Soy Jonathan, y te diré esto sin rodeos.–Lo miró fijamente y sentía como aquel hombre le transmitía una mala vibra y malicia.–Usted no me cae muy bien, y no se cuales sean sus intenciones con mi hermana, pero vaya con cuidado.–Lo fulminaba con su mirada. 

 

Tom sólo pudo reír sin gracia. Mocoso intrépido, el ni nadie se interpondrán en su plan. 

 

–No necesito caerle bien a todo mundo muchacho.–Le sonrió irónicamente, este niñito se creía superior a a mí por querer amenazarme, imbécil. 

 

Jonathan se disponía a responder pero su hermana mayor entró sirviendo la comida. 

 

–Provecho a los dos, hora de comer.–Les sonrió. La comida transcurría en contanstes coqueteos por parte de Tom. Rose ya no pensaba que la quería matar y vender sus órganos en la Deepweb. Pero si pensaba que seguía siendo un poco extraño y su vibra igual. 

 

Risas en la mesa pero Jonathan solo miraba a Tom con desagrado así que se levantó sin avisar y se fue. 

 

–Jonny, mi amor. ¿Que ocurre, a donde vas?–Preocupada preguntó su hermana al verlo irse de esa manera. 

 

Este estaba subiendo las escaleras y solo paró para decirle lo siguiente... 

 

–No me siento cómodo cuando alguien estorba en mi espacio.–Mal humorado dijo esto, subió sin previo aviso a encerrarse en su habitación. 

 

–Jonathan, no seas grosero.–Le gritó desde el comedor avergonzada miró a Tom.–Disculpalo no sabe lo que hace, seguro tuvo un mal día.–Lo miró con pena. 

 

Subió a la habitación de su hermano entrando sin previo aviso. 

 

–¡Bajas ahora mismo y te disculpas con Tom!–Lo regaño apuntando hacia la puerta con su dedo.–Yo no te he educado así, ¿porque te comportas como un nene de 8 años, uhm?–Alzó un poco la voz mirándolo mal. 

 

–Ese tipo no me da buena espina.–Escupió molesto desviando la mirada. 

 

–Deja los cel...–Jonathan interrumpió a ésta cansado ya del tema. 

 

–No son celos estúpida, no ves que tiene malas intenciones o ¿acaso eres imbécil?–Le gritó a Rose mirándola de mala forma, acercándose a ésta. 

 

Los ojos de la chica se cristalizaron, acto seguido le dio una bofetada a su hermano. No se sentía orgullosa de pegarle ni mucho menos feliz pero su forma de hablarle pero él superó sus límites. 

 

Éste se tocó su mejilla derecha por el dolor ejercido mirándola triste. 

 

–Terminamos esta conversación más tarde.–Sentenció la chica. 

 

Tom se encontraba en las escaleras escuchando todo, riendo en silencio, el caos era su pasión. Cuando sintió los pasos de aquella bajar por las escaleras corrió al comedor nuevamente. 

 

–¿Todo bien? Oí un poco de ruido... –Se acercó a esta acariciando sus mejillas, quitando aquellas lágrimas secas que tenían estadía en sus preciosos ojos verdes, y en sus ahora rosadas mejillas, sabía que se estaba tomando atribuciones que no debía. Pero debía aprovechar aquel momento de debilidad para acercarse más a ella. 

 

–Sí... Creo que, estas muy cerca Tom.–Bajo la mirada pues su contacto visual la comenzaba a poner nerviosa, sabía que este momento era muy extraño para dos personas quienes recién se conocían hoy. Pero ella solo quería un abrazo. 

 

Hoy fue un día de mierda en todos los sentidos y ahora esto con su hermano. Así que sólo lo abrazó olvidando que recién lo conoció hoy y que sólo sabía que era su vecino de al lado. 

 

Este sonrió maliciosamente acariciando el cabello de la chica, esparcia besos en su cien. La miró y besó su frente. 

 

–Puedes confiar en mí. Dime que ocurrió preciosa. –Le sonrió, moría por besarla pero aún no, esperaría un poco más y la atacará en su punto más débil y justo allí aprovecharía. 

 

–No, no. Es mejor que te vayas disculpa por lo de hoy. –Se safo de sus brazos caminando hacia la puerta secando sus lágrimas saladas. El haber discutido y golpeado a su hermano la afecto muchísimo. 

 

–No me voy hasta que estés mejor.–Tomo su brazo y la giró atrayendola hacia él con su cierta distancia. Primero ganaría su confianza... Este la mira a de la forma angelical y en su mente se la follaba como si no hubiese un maldito mañana. 

 

Apenas hizo contacto visual con Tom una cascada de lágrimas se esparció en sus ojos. Jonathan bajó a ver lo que ocurría pero a ver a su hermana llorar su corazón se partió, quiso ir y abrazarla pero ese hombre ya la tenía en sus brazos acurrucandola, subió a llorar a su habitación por haberle dicho esas cosas malas a su hermana. 

 

Estaban en la sala sentados en el mueble. 




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