Querida Rose

Capítulo 20.

Le sonrió mirando sus hermosos verdes. Se acerco a ésta mirando sus labios, aquella retrocedió un poco. ¿Acaso era lo que ella creía que iba a pasar? Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando este fundió su boca con la de está. Se dejó llevar por unos momentos, se estaba sintiendo querida y con apoyo. Y... ¡Que mierdas estaba haciendo! Se separo de golpe de éste parándose del mueble. Acto seguido una bofetada cayó en la mejilla de Tom. 

 

–Vete de mi casa. Por favor.–Exigió con lágrimas amenazantes, no era lo correcto permitir a un conocido que  la besar a cuando el quisiera. Pues no señor, ella no se comportaria como una zorra. 

 

–Lo siento, lo siento mucho Roselyn. Yo...–Se levantó del mueble sintiendo el dolor y un poco de ardor por el repentino golpe hacia él, pero todo seguiría de acuerdo a su plan.–No quise hacerlo, solo que tú, me pareces muy hermosa, yo nunca jugaría con tus sentimientos, preciosa.–Se acercó un poco a ésta mirándola con mucho cariño, una sonrisa se asomo a por sus labios. 

 

–Váyase por favor, váyase de mi casa.–Le exigió nuevamente, moría de vergüenza. 

 

1:45 pm. 

 

Aquella permanecía en su cama pensando todo los sucesos de hoy. Pero ese sueño que tuvo no la dejaba estar tranquila era inquietante, y más cuando Tom aparece repentinamente en su vida. No quería tomarle importancia a ese sueño y pensar que Tom no era una especie de señal de peligro puro, quizás solo fue una coincidencia, miro su relog 1:55 pm... ¡MIERDA! Llegaría tarde a su trabajo, salió disparada a bañarse, un rápido baño después se encontraba ya lista saliendo hacia abajo. Hablaría luego con su hermanito. 

 

2:25 pm

 

Iba en un taxi vía a la corporación del señor Richie. Debía llegar llegar a las 3:00 pm máximo 3:15. Salí un poco tarde, por que estuve muy mal. Aún lo estoy pero debo dejar todo eso en casa si quiero rendir en el trabajo y alimentar a Jonathan. 2:53 pm. Pagué rápidamente y corrí hacia las puertas de la gran corporación. Llegue rápidamente a mi puesto de trabajo, tiempo después miré el relog 3:57 pm. Vi que a mi frente no estaba mi compañera Anny si no que su puesto lo ocupaba un hombre, no pude ver su cara puesto que se encontraba dandome la espalda. 

 

Se abrieron las puertas del elevador que se encontraba cerca y de allí salió el señor Richie. 

 

–Señorita Prescot, señor Nolan. A mi oficina. –Pidió aquel jefe, no protesté y me adentre rápidamente sin ver a mi supuesto compañero. Ese apellido se me hacía conocido pero hay muchísimos Nolan en el mundo. 

 

–¿Me está escuchando señorita Prescot? –Gritó el señor Richie, era su secretaria. Y mi primer trabajo desde que mi abuela murió. Eso me estremeció y pude oír una risa he inmediatamente voltee a mi derecha y me conseguí a la desgracia en persona. ¿Qué? 

 

–Lo siento señor Richie, no volverá a pasar, dígame en que puedo ayudarle.–Lo mire atenta con nervios a flor de piel, mi molestia corría en mi interior, este día definitivamente era horrible no me quiero imaginar en la noche. 

 

–Eso espero, le presento a...–Y fue interrumpido por mi gran amigo que tanto detesto. 

 

–No hace falta señor Richie, ya nos conocemos. ¿No es así señorita Prescot?–Me miró con su sonrisa de soy el rey del mundo y me importa un carajo. Como lo detestaba. 

 

–Sí.–Lo miré nuevamente con una mirada de pocos amigos. Necesito una nueva vida ahora mismo. 

 

–Mejor aún, el señor Nolan trabajará en el puesto de la señorita Anny, ella pasará a recursos humanos. Usted y el señor Nolan serán compañeros y se encargará de la gestión de documentos y de ayudarla en su trabajo cuando esté saturada.–Dijo calmado mirándonos a ambos.–No me importa si se caen bien o no, solo hagan su trabajo bien y no habrá problemas.–Espetó a ambos.–Ahora fuera.–Me entregó una pila de documentos por revisar y sellar, al igual que a Máximo, sí. Máximo Nolan. Ese chico que me llevó a mi casa y dije que era un animal, ese. 

 

4:25 pm

 

Estaba tecleando en la computadora unos informes por arreglar, alguien dio un golpe seco en mi escritorio haciendo que mis lentes cayeran un poco por el puente de mi nariz perfilada, lo siento. No les había contado, tengo miopía y astigmatismo y pues tengo que usar lentes. Es reciente. 

 

–¿Te ayudo, chaparrita?–Su voz desagradable retumbó en mis oídos, acomodé mis lentes y lo miré de mala forma. 

 

–Puedo sola, gracias. Ahora vete animal del monte.–escupí con rabia, seguí con mi trabajo ignorandolo, no merecía mi atención un ser como él. 

 

–El rencor no hace bien en el corazon chaparrita.–Se fue a su ofina, en mi frente a unos metros, y quise gritar de la rabia y golpearlo hasta el cansancio. Mis ojos se cristalizaron, pero no era el lugar ni el momento. Tampoco debía darle el gusto a él. ¡Maldito idiota! 

 

Mientras aquella chica se encontraba cansada de su horrible día, un poco dramática, ¿no? Tom por su parte estaba más que feliz con aquel beso y planeaba como iría a  verla luego para recibir su "perdón". Pero Máximo la miraba de reojo y el solo recordaba aquella vez cuando la tuvo entre sus sábanas gritando de placer puro. Y pensaba volver a convencerla sin importar cuanto le costará, el vino aquí porque quería aires nuevos más no pensó encontraría de nuevo aún que al parecer sus ganas tan fuertes de verla hicieron efecto, este griego esta más que feliz de tenerla tan cerca, y se la llevaría a la cama nuevamente. No importa si aquella tiene novio o algo, su misión era era estar entre sus piernas, otra vez. 




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