Querida mejor amiga:
Creo que no pudo irnos mejor en el cine. Jack es genial.
Cuando compramos los boletos, hubo un error y no nos percatamos que nos habían cambiado los boletos. Y lo peor fue que al entrar, nos dimos cuenta que en medio de nuestras butacas había otra. En la butaca de en medio a la de nosotros se encontraba un señor que no dejaba de comer asquerosamente sus palomitas.
—Esto tiene que ser una broma. —dijo Jack.
—Tendrá que mejorar para la próxima vez. —respondí yo.
—Bien, las palomitas se quedan conmigo. —dijo Jack mientras se sentaba.
Prácticamente vimos la película separados gracias a ese señor que no dejaba de quejarse de lo que hacían los personajes.
Cuando la película terminó, el señor parecía no querer levantarse de su asiento, Jack quería acercarse a mí, pero los pies de aquel señor impedían su paso.
—Señor, siento molestarlo pero sus pies no me dejan pasar. —le dijo amablemente Jack.
—¿Y para qué quieres pasar?
—Quiero estar con mi......—Jack hizo una pausa.
—¿Con tu qué? —preguntó el señor de mala gana.
—¡Gracias señor! Gracias a usted me he dado cuenta que Jess y yo no somos nada—al escuchar a Jack decir eso no sabía que sentir—. Así que Jess, acércate —me levanté de mi lugar aunque los pies del señor seguían estorbando—. Querida Jess, éste señor me hizo darme cuenta de que tú y yo somos nada, así que quiero decirte algo: ¿Quieres ser mi novia?