Ivana se miraba el vestido puesto para esa noche en realidad era muy hermoso y no lucia tan mal se cogió el cabello rizado en lo alto y decidió que un peinado que dejara caer algunos rizos al descuido le sentaba bien y fue a la coqueta a peinarse y se pintó los labios de un tono rosa suave, solo faltaba unos pendientes discretos y ella no tenía nada, estaba desconcertada, su primer baile de gala y asistiría sin pendientes. Estaba mirándose al espejo detenidamente mientras pensaba en sus orejas desnudas entonces escuchó un toquido en la puerta y al abrir no había nadie cerca y al mirar al final del pasillo vio una sombra y al mirar al suelo vio una bolsita de terciopelo y la tomó entre sus manos, tenía algo en su interior y al abrirla vio salir dos pendientes de rubí y una pulsera a juego, ella volvió a mirar y notó la sombra y decidió entrar, buscó sentarse en el filo de la cama pensando en quién podía darle algo tan hermoso y caro y notó un papelito enrollado, era muy pequeño lo desenrolló suavemente y leyó:
“Espero que este pequeño obsequio resalte su belleza espiritual y física…Boris”
Ella se sintió acalorada, la sombra que vio en el pasillo era la de él, dudo en usarlos, fue a la coqueta y se sentó la imagen del espejo era la de una chica bonita, pero sencilla, se colocó los pendientes y la pulsera y se miró en el espejo, podía decir que se veía hermosa y diferente a la Ivana opaca de Ecuador, vio la hora iba retrasada y decidió que debía bajar y reunirse con sus patrones.
Boris de etiqueta miraba la chimenea arder mientras bebía un whisky, su hermana bajó primero y se veía hermosa, desafiantemente hermosa, eso era innato en ella que gustaba de exhibir sus encantos en demasía y ese vestido verde dejaba ver sus pechos más resaltados de lo normal.
- ¡Qué tal me veo!-dijo con presunción
- Estás preciosa hermanita….Un poco atrevida, pero hermosa.
- Hoy quiero que muchos hombres vean mis encantos y sueñen con ellos y sientan que no pueden obtenerlos.
- Me lo imagino, espero que hoy salga un pretendiente digno de ti.
Entonces bajó Enrietta con un vestido color vino tinto muy regio y elegante, las joyas que usaba eran bellísimas si deseaba dejar en claro su opulencia esa era una noche perfecta, Boris fue a verla y la ayudó a bajar las escaleras y galantemente dijo:
- Abuela esta noche eres la estrella más deslumbrante que va asistir a ese baile, si es que le dan permiso a las estrellas de asistir a bailes.
- Nieto lograste ruborizarme.
- Abuela, Boris tiene razón estás bellísima y más de una de tus amigas se va a sentir opacada.
- Eso espero, el baile de las Camelias es famoso por reunir a lo más sublime de la sociedad.
En ese momento Ivana hizo su aparición, los vio entretenidos y dijo un poco cohibida:
- Disculpen la demora.
Las miradas se dirigieron hacia ella que bajaba en ese momento, si Anabel la vio linda probándose el vestido, arreglada era peligrosa sin duda, vio a su hermano deslumbrado, sus ojos brillaban de la emoción, Enrietta estaba complacida por su obra, Ivana estaba deslumbrante. Fue Boris quien la fue a buscar en la escalera y le dijo en voz baja:
- Eres lo más hermoso que mis ojos han visto.
- Señorita Ripaldi ha sobrepasado mis expectativas-dijo Enrietta- ese vestido no solo le favorece sino que le da clase y distinción.
- Más de uno la invitará a bailar y salir, parece que pronto la señorita saldrá de esta casa casada con un joven millonario-comentó Anabel.
- La señorita sabe que el buen juicio debe acompañar cada elección-dijo Boris- y que no todos los que se hacen llamar caballeros lo son.
- Esperemos que el primer baile de gala de la señorita sea memorable.
Ivana estaba nerviosa pues no solo las miradas de los admiradores estarían sobre ella, Boris no dejaba de mirar su escote y de lanzarle miradas que escandalizarían a su abuela.
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La mansión Hintze era una majestuosa propiedad que perteneció a un duque hace muchos años, tenía aire a castillo antiguo y era de una majestuosa belleza y elegancia, los Hintze no eran de orígenes nobles ni mucho menos, habían adquirido su fama de manera poco recomendable, se decía que descendían de una familia de ladrones y traficantes de poca monta, pero que uno de ellos decidió dar el gran salto a jefe de mafia matando a un capo importante, pero no eran los hombres lo que más renombre le habían dado a la familia, eran sus mujeres, las que con cabeza fría manejaron la imagen de la familia y porque no decirlo de toda la organización, la matrona de la familia compró casas con pasado fastuoso y hasta títulos nobles para darle realce a sus miembros, se dedicaron a la caridad, pero de todas ellas la que más se destacaba era Camelia, fundadora de las Venerables Damas de las Camelias, una organización sin fines de lucro dedicada a las obras sociales de su país, muy significativas para la sociedad, apoyó orfanatos, donó piezas valiosas a museos, hizo importantes donaciones a las universidades; era un mujer que manejaba bastante la imagen, tan meticulosa era en hacerse de una imagen que creó la imagen filantrópica de su esposo, hasta le creó el hobby de la filatelia, que por cierto su esposo detestaba y a sus hijos les dio deportes que solo la nobleza más noble podían practicar, a sus hijas y nietas les dio la misión de solo mantener relaciones con gente importante, duques, príncipes, condes, gente del jet set, diseñadores, viejos empresarios con emporios y de crear lazos muy significativos con ellos, se decía incluso que las más grandes amantes de muchos políticos y la gente famosa eran Hintze y que en las artes amatorias no se comparaban con ninguna ramera de oficio.