4) Anuncio

-No, no, esto no puede ser - dice Teresa, llorando impactada con una mano sobre su estómago y con la otra tiene agarrada la mesa para sostenerse.

-Mi hijo, no - sus palabras terminan en un grito.

-¡Teresa! - dice Olivio, al quien el grito, trajo a la oficina.

-¡Nooo! - dice, destruida mientras su marido la intenta levantar. - Olivio, mi hijo, no.

-¿De qué hablas? - la pregunta por fin logrando sentarla en el sofá.

-Dicen... Dicen que Immanuel está en ese yate.

Olivio Santina, atónito miro a distancia.

Fiel a su promesa Génesis ya no me dirijo la palabra y no me molesta.

Todo lo contrario me permitió explorar y llegar al otro lado. 

Odio que tuvo razón. Pase por un denso bosque para encontrarme con una playa que no es muy diferente de esta en la que estamos.

Menos me permitió hacer mi refugio con toda la madera que encontré en el bosque.

El único contacto que tengo con la insoportable es cuando se trata de comer o beber, eso sí, debemos compartir.

Mientras yo aquí intento reforzar la madera, ella corre por la playa en bikini y después va a nadar, ya me di cuenta de que se convirtió en su rutina de cada día.

-¿No estás cansada de comer eso?

La pregunto viéndola comer la fruta y coco a su lado.

Ella no se molesta en contestar, aunque pone los ojos en blanco.

-Está bien. Si lo logro, no lo comparto.

Parece ignorarme y me voy a poner mi plan en acción.

Sol comenzó estar más fuerte, por lo que me pongo mi ropa y voy debajo del árbol que uso como mi parasol. Es algo más fácil que lo que Immanuel está intentando hacer y me cubre bien.

Desde ahí tengo a Immanuel a la vista y debo decir que se convirtió en un buen pasatiempo.

Es como estar en teatro mirando una comedia.

¿Qué está intentando hacer?

Me pregunto debajo del árbol de palma.

Esta hasta las rodillas en el mar y mira de lado a lado al fondo.

-Eulisa - la llama su esposo, abriendo las puertas del cuarto.

La encuentra acostada de lado en la cama, llorando.

Sabiendo que las palabras no existen, se acuesta a su lado y la abraza dejando un largo beso en su cabeza.

-Mi niña ya no está - dice entre lágrimas.

Zacarías Garego, llora también, permaneciendo en silencio.

-Es mi culpa.

Esas palabras hacen que Zacarías levanta la cabeza.

-No, no digas eso. Tú no tuviste nada que ver.

-Yo debería haber estado ahí. Podría protegerla.

-No, no piensas así, además nada está terminado, todavía los siguen buscando. Nuestra niña es inteligente y buena nadadora, quizás escapó, escapó algún lado.

Sin palabras, Eulisa sigue llorando y se da la vuelta para abrazarlo también y juntos consolarse.

Estoy sentada a la orilla mirando el mar.

Cuando lo que veo me hace preguntar en sorpresa:

-¿Q?

Estoy imaginando cosas.

-Esto no puede ser cierto.

Delfines están nadando y no me lo creo.

No teniendo con quién hablar y comiendo la comida ligera no tiene buen afecto sobre mí.

Puede ser que debería...

Volteo a ver a Immanuel.

No hemos hablado, pero y eso es mejor que volverme loca. 

-Hola.

-¿Qué pasa? 

Pregunta, irritado.

-Estoy perdiendo la cabeza. Quiero hablar para que no pierdo la razón.

Le confieso.

-¡Ah! ¿Así que ahora valgo? Tan típico, solo quieres aprovecharte.

Estoy asustada por mi mente y sé que no tengo salida de aquí, menos la energía para pelear.

Usando mis manos hago pequeños movimientos hacia la izquierda acercándome a él.

Viendo mi estado, Immanuel se acerca.

-Estoy intentando atrapar pescado.

-¿Eso es lo que estabas intentando hacer?

Lo pregunto, sorprendida.

-Sí. ¿Por qué?

-Te veías muy estúpido.

-Gracias.

-Siempre.

Esto sigue siendo difícil de creer.

Los dos hablamos mirando el mar...

Mientras en la ciudad:

-Después de anunciar que el yate donde se encontraban los ganadores de Fashion Log, explotó.

-La policía termino su investigación con la triste noticia de que no hubo sobrevivientes.

-Entre ellos se encontraban los herederos y modelos Génesis Garego e Imamnuel Santiana.