Querido imbécil

¿No estoy sola?

Clara 

 

Llegamos al hospital, ni siquiera se de que forma fue que lo hicimos, en mi cabeza solo está presente saber que paso con mi mama. Carla se dirigió al escritorio para preguntar por mi mama, yo la verdad no podía ni abrir la boca para hablar de tanto llorar.

-Buenos días, ¿sabe en donde tienen a la señora Cristina Johnson? – le pregunto Carla a la señora en el escritorio – la acaban de traer hace un rato.

La señora escribió en su computadora en busca del nombre mencionado, entonces nos miro

-Vallan al departamento de cuidados intensivos- señalo un pasillo con su dedo índice – sigan ese pasillo hasta encontrar la puerta y entren, entonces vuelvan a preguntar a la persona a cargo.

Carla y yo corrimos por el pasillo que se nos indicó, vimos la puerta con el letrero de cuidados intensivos, y entramos. Carla volvió a hacer la misma pregunta, entonces nos dijeron que tomáramos asiento y que en un momento se comunicaban con nosotras para indicarnos a donde tenemos que ir, ¿Es enserio?, en este momento en el cual estoy viviendo la peor de las desesperaciones que he pasado, solo me piden esperar.

Luego de quince minutos de espera, ya había dejado de llorar. Carla se mantuvo sosteniendo mi mano para darme apoyo, estoy feliz de tener una amiga como ella.

Ya estoy cansada de esperar, los minutos se me hacen eternos y comience a enojarme por la impotencia de no poder hacer nada. Al cabo de veinte minutos, un señor con una bata blanca, de algunos cincuenta y tantos, cabello canoso y ojos cafés oscuros sosteniendo una tabla sujetapapeles que ojeaba, se nos acerca.

- ¿Están aquí los familiares de la señora Cristina Johnson? – Pregunto el señor, y de inmediato mis sentidos se activaron

- Yo, yo soy su hija – me levante enseguida, y el hombre me dio una mirada de inspección de pies a cabeza.

- ¿no hay alguien mayor que tú?, veo que aun tienes el uniforme de la escuela – volvió a preguntar

- No, yo soy su único familiar – le respondí un tanto desesperada - ¿sabe algo de mi mama?, ¿Cómo esta ella?

- ¿Puedo hablar contigo a solas? – me di cuenta de que se refería a Carla que nos estaba observando, pero no me pienso moverme sin ella

- Esta bien, ella es una amiga, puede escuchar – El doctor lo pensó un momento y después asintió.

- Su madre tuvo un accidente, al parecer el conductor de un auto se quedó dormido al volante y termino pasándose un semáforo en rojo, entonces termino atropellando el auto de su mama – hizo una breve pausa y continuo – lamentablemente el falleció y su mama madre termino golpeándose la cabeza con la puerta del auto, lo que causo una lesión traumática en la cabeza que le provoco un estado de coma, además de algunas fracturas – no sabia como reaccionar, no quiero que mi mama muera, no me imagino una vida sin ella, ya perdí a mi papa y no la pienso perder a ella.

- pero dígame doctor, ¿va a estar bien?, no va a morir ¿verdad? – me sentía aun mas desesperada de lo que estaba. El doctor continúo mirándome con toda la calma del mundo

- No se preocupe, no tuvo ningún golpe grave, por suerte llevaba su cinturón de seguridad, solo no sabemos cuando va a despertar, esperemos que sea pronto, aunque no podemos determinar cuánto tiempo será – nunca en mi vida había sentido tanto alivio, no pude evitar que una lagrima de felicidad corriera mi rostro. Carla aún seguía sosteniendo mi mano, ahora fue ella quien hablo

- ¿Podemos verla? – le pregunto al doctor, y en ese momento era la respuesta que más quería saber

- Claro – contesto el doctor – por favor, síganme

Lo seguimos hasta que nos dejo frente a una puerta blanca que daba a la habitación de mi mama, la verdad no sabía si soportaría verla toda golpeada, pero necesitaba ver su cara, estar cerca de ella.

El doctor nos invito a entrar y nos dijo que nos dejaría a solas, además nos pidió que si sucedía algo lo llamáramos.

Yo entre primero a la habitación, y Carla entro detrás de mí. La vi, estaba acostada en la cama, tenia los ojos cerrados y una especie de collarín cervical en el cuello, además de varios moretones por todo el cuerpo.

-Ma, mira como estas – mis manos acariciaros suavemente su rostro todo golpeado, con miedo a lastimarla, y algunas lagrimas se me escaparon, sentí la mano de Carla acariciando mi espalda en señal de apoyo – te prometo que te vas a levantar, ¿escuchaste?, por favor, date prisa en despertar ¿sí?, voy a ser buena en la escuela, sacare las mejores notas, también voy a mantener mi cuarto organizado y no voy a decir groserías, pero despierta para que me digas que estas orgullosa de mí,  ¿si mamita? – mi voz volvió a cortarse – dijiste que querías conocer a tus nietos, ¿recuerdas?, aun falta mucho para eso, necesitas estar fuerte para que juegues con ellos. Te quiero mucha mama, perdón por no decírtelo mas seguido, te prometo que cuando despiertes te cansaras de tanto escucharlo, te amo mama.

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Al cabo de un rato Carla tuvo que volver a su casa pues ya no se permitían visitas, yo me quede al lado de mi mama toda la noche, no pude dormir nada por llorar en silencio en esa habitación, solo pensaba en lo horrible que sería si en algún momento tendría que vivir sin mi mama, no me puedo imaginar vivir sin ella.

Veía a las enfermeras entrar al cuarto para revisar su estado y suministrarle algunos medicamentos. Le pedí a una de las enfermeras que me trajera algún calmante pues no había comido nada desde el desayuno y con tanto llorar ya me dolía la cabeza, entonces ella me trajo algo de comer y una pastilla, la verdad no tenia nada de hambre y estaba negada a comer, pero recordé que le prometí a mi mama que me comportaría bien y se que no le gustaría que actuara de esa manera, además necesitaba fuerzas para poder cuidarla, así que trate de tragar lo que me trajeron, era una especie de caldo, dijeron que debía comer algo sencillo para evitar algún malestar pues no tenia nada en el estómago.




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