AMANDA
Mil años después...
El tiempo había pasado muy rápido, sentía mi vida irse de mis manos, pero eso no significaba que la desaprovechara, al contrario, vivía cada día tratando de enamorarme de mi entorno, ser agradecida y comprender el por qué de las cosas.
Mi familia y mis amigos estaban conmigo y eso era todo lo que me hacía mantenerme completa: mi madre que cada día parecía estar más emotiva y alocada que de costumbre, mi padre que no paraba de reírse o hacer reír a los demás con sus historias sin sentido, los mellizos que habían cumplido ya casi sus 13 años se la pasaban jugando a algo llamado nintendo, Alex y Nataly que habían roto y vuelto unas mil veces, Cleodette que pasaba mucho tiempo en nuestra casa hasta el punto en que Richard le decía en broma que lo abandonara por Lena y Lily (sus nietas) , Lucas que ya se había graduado de médico y quería montar su propio consultorio, Lauren que se había disculpado unas quinientas veces y ahora era parte de nuestra vida diaria ¿qué les parece? Aunque gracias a Dios conoció a un buen hombre llamado Gregory, se casó con él y tienen dos hermosos hijos, Annabelle de cinco años y Calum de seis, Dante (mi ahora jefe) que en vez de parecer mi jefe parece mi padre y Owen que ahora es sub-gerente de una maravillosa compañía de cazatalentos.
De un momento a otro todo se había vuelto de cabeza y debo decir que en algún tiempo no tan lejano yo sentía que ya era mi fin, pero me levanté encontrando las fuerzas que no sabía que tenía... Formé mi vida de un paso a otro y así fue hasta que llegué a tener lo que ahora tengo, mis pequeñas empresas, mi paz emocional y mi maravillosa familia.
A los 15 años Lily había marcado mi vida por completo de una manera triste y melancólica, pero no significaba que la olvidaría, ella merecía ser recordada para toda la vida...
A los diecisiete encontré mi primer amor platónico (Owen) y un año después correspondió ese extraño "amor"...
A los 19 años deseé con todas mi fuerzas superar un pasado que al final de cuentas volvió cuando nadie lo llamó (esto va para ti, Owen)...
A los 22 años me casé con el amor de mi vida (eso dice él) y tuve a mi hija mayor, Lena.
Cuando cumplí 24 años Owen y yo decidimos tener otro hijo, así que tras unos cuantos intentos tuvimos a nuestra pequeña Lily,
- Mami - me llamó mi pequeña niña de ojitos grises sacándome de mi ensoñación.
Yo la miré con ternura y la besé en la frente - Dime, cariño - la cargué y la senté en mis piernas.
- ¿Tú quieres a papi? - me preguntó con esos preciosos ojitos inocentes en los que cualquier persona se pierde y cuando ya le iba a contestar vi un movimiento extraño en la puerta.
- Hum depende - dije pensativa - Sabes que tu papi es muy terco - le hice cosquillas, ella se rió - Y muy fastidioso - volví a hacerle cosquillas - Pero aquí entre nosotras, Lena - comencé a susurrar mucho más bajo - Tu padre me dió el mejor regalo de todos.
- ¿Nosotras? - asentí, mirando fijamente sus preciosos ojos - ¿Lily y yo, mami?
- Si cariño.
Observé por la punta del ojo como una figura se asomaba por la puerta hasta el punto de caerse, luego una estruendosa risa de bebé se hizo oír a su lado. - ¿Qué hacían ahí ustedes dos?
- Oh, oh, tú madre nos descubrió, Lily- le dijo Owen con fingido temor. La pequeña Lena bajó de mis piernas, salió corriendo hasta llegar a su papá y se le tiró encima. Mientras que Lily vino corriendo hacia mí para apoyar su carita en mi barriga.
- Papi- arrugó su pequeña nariz en reproche para que mi esposo la cargara, lo cual hizo gustoso.
Owen caminó con Lena en un brazo hacia mí y la pequeña Lily - Estás comiendo mucho, enana. Pesas demasiado - Lena le sacó la lengua y Owen le hizo lo mismo - Veo que sigues escribiendo nuestra historia - se dirigió a mí con coquetería, yo lo miré como si lo que decía era en serio, entonces él se burló.
- No creí posible que guardaras todas mi cartas, o sea ¿Quién hace eso?
- Un chico enamorado - me hizo ojitos, le di un golpe.
- Costó resumirla, pero ya está casi lista.- comenté sobre nuestra historia con una gran sonrisa de satisfacción. Owen dejó a Lena en el suelo y ella con su hermana se dirigieron a correr hacia el jardín. Me levanté con mucho cuidado de la silla y Owen me acarició la espalda.
- Debes tener cuidado, Mandy. Faltan apenas unas semanas.
- Lo sé - miré mi gran barriga y con ambas manos la acaricié - Sigo sin creer que todo esto es real.
- ¿El qué? ¿Qué tengo una hermosa esposa... - besó mi frente - ... Dos terremotos - besó mi nariz - ... Y otro terremoto en camino? - la mano que estaba en mi espalda la apartó y comenzó a acariciar mi estómago.
Y supongo que debo decir que a los 27 años venía otra hermosa criaturita en camino, la llamaríamos Briana.
Nunca creí que precisamente yo podría tener una familia.
- Será tan preciosa como su madre y hermanas - susurró Owen sacándome de mis pensamientos- Si, eso no parece real, pero aquí estamos, superando todos los obstáculos que se quieran atravesar entre nosotros.
Lo tomé de los cachetes - Los amo tanto - le grité, provocando de Owen pegara un brinco, me reí.
- Nosotras te amamos - dijeron dos pequeñas al unísono, ambas estaban apoyadas en la puerta.
Editado: 01.03.2023