Puedo ver como lo hacen añicos delante mío y me ahorro el sentimiento de superioridad y empiezo a fingir dolor porque destrozaron mi celular. El quinto que me compro en el mes.
Los oficiales me piden disculpas pero me explican es una requisa de rutina, "este hombre conoce personas que no deben ser molestadas", asiento y pregunto que harán con él, dicen que eso no me incumbe, me disculpo y comienzo a dirigirme al auto con los restos de mi teléfono.
Esa persona tan desesperada ahora está inerte, un potus junto a los guardias, una simple carcaza humana que me hace pensar que la llamada le quito el alma, pero que tan lógica es esa idea. Se lo llevan sin resistir, entra a la camioneta y desaparecen, yo comienzo a llamar a Morelia, tengo que recuperar esa llamada y tiene que ser ahora.
Mi querida amiga SEO no puede fallarme, si ella lo hace no hay nadie más que me pueda ayudar. Pero allí está, respondiendo a mi llamado, haciéndome una cita en una hora, fiel a mi, como siempre. En dos minutos llego a su estudio, la recepcionista me ignora, dejó de intentar detenerme las diez primeras veces que descubrió nunca le haría caso. Solo aprieta un botón cuando me ve que sirve para poder seguir tomando café, hermosa relación.
- En una hora, ¿qué parte de ese concepto no entendiste?
- La parte en la que tengo que esperar, esto es lo que tengo, ahora si tienes una hora.- Lanzo los pedazos de mi equipo sobre su escritorio donde mantiene una conversación por skipe que recién observo. Saludo al uniformado por medio de la pantalla cortando su comunicación y colocando un cronómetro de un celular que compre en el camino.
Ya no se queja sino que empieza a separar partes útiles y no útiles, que para mi mala suerte son la mayoría. Pasan quince minutos de completa nada cuando escucho esa hermosa palabra que siempre me pone a mil, "resuelto". Toma una pequeña parte de una tarjeta y la introduce en un adaptador directo a su Mac. El sistema suena reconociendo el dispositivo, le tomo la pantalla y comienzo a buscar. Filtro por hora, por día y por localidad hasta dar con el número.
Miro el número y llamo.
- Hola, lo saludo de parte de atención al cliente, ¿me diría su número de reporte?
- No lo tengo, ¿desde dónde me está llamando?
- Desde Riv..ton, la oficina del estado de compras en Ma...los.- se empieza a entrecortar la comunicación.
- ¿Me puede repetir? - no tenía idea de donde quedaba eso.
- La llamada no puede continuar, tenemos inconvenientes con la comunicación, por favor, intente llamar más tarde. Gracias.
Maldigo. <Solo es el primer intento, vamos por el segundo>, comenté.
- Hola, lo saludo de parte de atención al cliente, ¿me diría su número de reporte?
- ¿Quién habla?
- Disculpe, no logré entenderlo, repita el número luego de la señal.- estoy hablando solo, hago un esfuerzo en vano por recordar las palabras de aquel hombre, así que nombro los números de mi patente solo para tentar al azar.
- Lo siento, el número no se ubica en nuestros registros, le sugerimos ponerse en contacto con seguridad nacional por más información. Saludos.
¿Seguridad nacional? Miro a More buscando ayuda en su mirada, pero ella estaba diez pasos por encima de mi, ya tenía incluso la respuesta. Me comenta que estamos llamando al centro de compras estatales de Marelos, o para aclararlo, al Ministerio de Comercio de la región. Me recuesto en la silla ante tal comentario, dudo mucho que un negocio fallido haya dejado tal expresión y melancolía en aquel hombre, a la vez de que esto sea parte de la seguridad nacional.
Había algo más, algo que Morelia intentaba quitar de mi cabeza, esperando esta vez le hiciera caso, lo cual logró, solo por un rato.