Eran las 12:15 del mediodía. El señor de la casa las estaba esperando.
—Ya hemos llegado—Kelly aparcó el coche dentro del parking.
—Bienvenidas. ¿Quién es Iris?
—Yo soy Iris, soy la que hable con usted.
—Tome, aquí tienen la copia de la llave de la casa—Dijo dándoselas. —¿Le ocurre algo señorita? —Preguntó al ver a Maia pensativa.
—No, no, estoy bien.
—Entra, vamos a ver la casa—Dijo Anna muy emocionada.
—Vaya, que… casa más… bonita…—Iris no tenia palabras para describirla. Era algo peculiar. —Cuando llueve no sé como lo hacen.
La casa del bosque estaba rota por el tejado. Y con mucho polvo subieron las escaleras. —Juraría que ya había visto esta casa antes—Dijo Anna.
—Cómo haya fantasmas me voy—Dijo Maia.
Las habitaciones al menos parecían limpias, pero seguía habiendo polvo por la habitación y por toda la casa. Abrieron sus maletas, pero no sacaron ni una sola prenda de ropa. —Maia ¿sigues trabajando en la guardería? —Preguntó Jessica.
—Sí, ya llevo dos meses.
En otra habitación estaban Anna, Iris y Kelly abriendo las maletas también. — ¿Quien hace las tareas del hogar? —Preguntó Anna.
—Iris se encarga de cocinar, planchar y doblar la ropa. Maia se encarga de poner la lavadora, la secadora y del lavabo, y yo me encargo de barrer, fregar y recoger la cocina.
—Lo tenéis muy bien organizado.
—Es que somos las mejores—Dijo Iris quien las escuchaba.
Llegó la hora de cenar y bajaron todas al comedor, donde la mesa ya estaba puesta. Una cosa que puso muy nerviosa a Jessica era el reloj de madera que sonaba a cada segundo.
Luego de cenar se fueron a la habitación de Kelly, Iris y Anna. —¿Y si explicamos una historia de miedo? —Propuso Iris.
—¿De verdad? ¿No tienes bastante con esta casa? —Respondió Anna.
—¿Cómo has podido llevarnos a esta casa? —Preguntó Jessica.
—Estaba a buen precio—Contestó sonriendo. —Ya imagino porque—pensó.
—¿Alguien tiene linterna? —Preguntó Kelly.
—Las llevabas tu ¿no? —Dijo Iris mirando a Maia.
—Sí, las tengo en mi habitación, voy a buscarla—Dijo saliendo del cuarto. Maia cogió la linterna, pero se detuvo al acercarse a la puerta.
—Ahora es mi oportunidad para hacer bromas —Pensó. —Un poco no pasa nada ¿verdad?
Maia alzó la linterna y la levitó con su telequinesis, la llevo volando hasta la otra habitación sin que ninguna se diese cuenta, mirando por la puerta, puso la linterna boca abajo y la encendió y la apago varias veces.
Las chicas se asustaron tanto al verla flotando que salieron corriendo de ahí sin darse cuenta de que Maia se estaba riendo justo en la puerta.
—Oh, a eso se referían a que los eyepow son malos, usan sus poderes para su beneficio, bueno, yo no creo que sea para tanto, hay de todo en el mundo—Dijo irónicamente, aunque no había nadie que la estuviese escuchando ya que las demás bajaron asustadas.
—¿Qué era eso? —Preguntó Jessica asustada como las demás.
De repente, un sonido detrás de ellas se escuchó. Giraron lentamente la cabeza y ahí había una muñeca pequeña con el cabello de color rosa y los botones como ojos.
—¿Queréis jugar conmigo? —Dijo la muñeca antes de ponerse a andar sola.
—¡La muñeca habla!
—¡Y camina sola! —Gritaron Iris y Anna.
—Vaya, esa muñeca sí que parece encantada, seguro que hay algún eyepow por aquí, puede que tenga Otorgamiento—Dijo apoyada en la barandilla, mirando la escena desde arriba.
*OTORGAMIENTO: Habilidad de dar pequeñas cantidades de poder a cualquier objeto, para que se mueva solo o ser utilizado por cualquier persona que sepa manejarlo.
La muñeca se fue cuando se estaba acercando a ellas. Maia sinceramente en ese momento quería guerra de bromas.
—Uf… ya se ha ido—Suspiraron todas.
—No se vosotras chicas, pero yo me quiero ir de esta casa.
—No habrá algún eyepow por aquí ¿no?
—Por supuesto que sí—Susurró Maia. Hizo levitar un candelabro el cual estaba en una mesita de madera, no estaba encendido, pero lo bajaba lentamente.
—¿Eso es un… candelabro? —Preguntó Anna tartamudeando. Maia bajó las escaleras sin que se diesen cuenta y se escondió en un pequeño armario. Todas llevaban el pijama puesto.
—Sí que están asustadas—Susurró siguiendo con lo suyo. Detrás de ella aparecieron algunos bichos como escarabajos, hormigas, mariquitas, cucarachas y…
—¡Arañas! —Gritó al verlas. Corrió hacia delante cuando se giró para ver que había detrás de ella.
—¿Maia? ¿Qué has visto? —Preguntó Kelly quien estaba la primera delante de las demás. Dos niñas salieron de donde estaba escondida, riéndose de lo que acababa de pasar.
—¿Eso es Zoopatia? —Pensó al ver que una de ellas miraba a los bichos y estos se iban.
*ZOOPATIA: Habilidad para domar y controlar insectos, animales y bichos.
—¡Niñas! —Una voz de hombre sonó fuerte.
—Perdona Abuelo—Dijo la pequeña, era rubia con el cabello rizado. Mientras que la otra era rubia y con el cabello liso y largo.
—Perdonad por haberos asustado, mis nietas son muy bromistas—Fue el mismo señor que les dio la copia de la llave. El dueño de la casa.
—¿Todo eso era una broma? —Después decir eso, Anna se desmayo.
—Demasiado para ella.
—Perdonad de nuevo, no volverán a molestar ¿verdad?
—Lo sentimos mucho—Se disculparon las dos.
—Bueno, eso es una buena broma para halloween, pero todavía falta mucho—Dijo Kelly. —Pero una cosa os digo, la broma está muy bien hecha.
—Si supieran la verdad—Pensaron las dos mirándose. Esas miradas que tenían hicieron que Maia sospechase.