El cambio resultó ser tan impactante para todo el entorno de Pitu, que incluso en su universidad, parecía ser la alumna ideal durante las clases, en silencio, pero prestando atención, sus calificaciones no eran excepcionales solo aceptables, aunque el costo era alto.
Todos los viernes después de su voluntariado, Romi iba por ella sin ninguna pretensión porque la mayor parte del trayecto se iba durmiendo, ni si quiera Lisy logró que salieran a divertirse o reunirse a conversar ese día, nada.
Sus más cercanos extrañaban a la Pitu real, que rara vez se dejaba ver, porque estaba esclavizada a las alarmas constantes de su teléfono que le recordaban cómo debía comportarse cada quince minutos.
Cuando todo parecía estar bien, Vilo quien fuera su amiga en el voluntariado y que asistía a la misma universidad que Pitu, la interceptó a la salida de una clase.
―Te he estado buscando por toda la universidad, Pitu ―dijo Vilo hablando aceleradamente, tanto que las demás tardaron en comprender sus palabras.
―¿Por?, ¿pasó algo? ―preguntó Pitu mostrándose algo preocupada.
―Bueno, a mí no, pero…
―Pero… ―dijeron a coro las demás.
―Santiago está afuera de la universidad, esperándote.
La información pareció haber llegado a su cerebro, pero por unos segundos no la procesó.
―¿Qué? ―hizo una mirada rápida entre Vilo y sus amigas
―¿Santiago? ―preguntó Lisy perpleja.
―El Emperador vino a buscarla ―explicó Romi a Lisy quien no asoció el nombre.
Quien continuaba impactada era Pitu, porque jamás lo vio como algo posible y se debatía en saber o no lo que quería él.
―Pero ¿qué quiere? ―preguntó Lisy mirando a Vilo―, ¿tú sabes algo?
―No sé exactamente, pero hace semanas que me pregunta insistentemente para que le diga dónde estás los días que no vas al voluntariado, dónde queda nuestra universidad, y qué estudias, porque me comentó algo sobre que quiere hablar contigo.
―¿Hablar conmigo?, ¿de qué?... ¡yo no tengo nada que hablar con él!
―Quizás Consu sepa algo ―dijo Romi sacando su teléfono móvil.
―No hay que dar importancia ―comentó Pitu tratando de pensar en algo―, solo saldré por la otra puerta, por lo que se quedará esperando…
―No se puede ―la interrumpió Vilo casi atarantada.
―¿Cómo qué no? ―preguntó al segundo confundida.
―Porque la otra salida está cerrada por reparaciones.
―¡No puede ser cierto!, ¿es una broma?
―¿No leíste el letrero de la entrada principal?
Buscó una silla donde sentarse, necesitaba pensar en algo, y pronto.
―Estoy hablando con Consu ―dijo Romi con su teléfono en la mano―, ella dice que él quiere hablar contigo.
―¡Eso ya lo sé! ―se exasperó de solo considerarlo―, pero ¿por qué?, no, en verdad no me interesa saberlo.
―Yo si quiero saber ―dijo Lisy mirándola curiosa.
―¡Yo no, Lisy! ―se negó ella.
―¿En serio no quieres saberlo? ―dudó Lisy de su amiga.
Aún Pitu se debatía internamente entre querer saber y no.
―No sé, realmente ―dijo ella sintiéndose realmente confundida―, no sé porque me viene a fastidiar hasta acá.
―Ah, quizás fue porque no le quise dar ninguna información tuya ni menos tu número de teléfono, por lo que sé tampoco se lo dio Consu ni los demás chicos ―comentó Vilo recordando tamaña información.
―Y¿qué se supone que haga?, yo no quiero hablar con él… quizás es solo organizarnos y salir escondida, aunque no sé porque tengo que salir así, la cosa es que no quiero hablar con él, de hecho, creo que no tenemos nada que hablar nosotros… de todas formas, no importa, seguramente en algún momento se va a aburrir y se va a ir, no volverá a venir jamás de los jamases.
―Consu dice que ha venido estos tres días hasta acá ―agregó Romi información al drama.