¿quién eres? - Observación

Capítulo 32.

Santiago se sintió frente a una ejecución, su palabra estaba siendo puesta en duda nada menos que por sus mejores amigos.

 

—Por más que me trato de recordar, yo no firmé ningún documento donde dijera tal cosa, aparte me hubiera opuesto —se sinceró él mostrándose afectado—, ¿de dónde sacaría semejante cosa, Campa…?

—Lo vio, porque ese documento llegó a su universidad —dijo Gael mirando a Facho.

—¿Estás seguro?, ¿no firmaste algo estando furioso?, sino ¿cómo es que aparece tu firma ahí?

—No lo sé, pero créeme cuando te digo que me hubiera negado a algo así, aunque me cueste aceptar, esa chica… esa chica suele tener la razón cuando en el voluntariado opinaba sobre algo —se lo notó como si se sintiera aliviado por reconocerlo.

—El asunto que ese documento existe, y por lo que escuché, Pitu lo tiene en su teléfono —agregó Gael—, el punto es que ella lo obtuvo, ¿cómo decirlo?... ella no se siente orgullosa de cómo lo obtuvo, porque sólo se le permitió leer ese documento.

—¡Chica lista! —murmuró Facho.

—Lo primero es averiguar cómo mi firma llegó a ese documento.

—Hay que preguntar a Yuyu, porque ustedes dos aparecen como responsables.

—No me miren a mí, prefiero a la némesis de mi hermanita —ironizó por el cambio y salió de la habitación junto a Teo.

 

Gael observó a su amigo contrariado.

 

—Ahora que esos dos salieron de aquí, dime ¿estás seguro de que no firmaste nada por esos días en el voluntariado?

—Yo no firmé nada, siempre me preocupo de firmar cualquier cosa en frente de ustedes.

—Pero, Pitu y su amiga vieron ese documento, y esa es la razón de la por qué ella no quiere juntarse contigo.

—¿Campanita cree que la expulsé del voluntariado?

—Sí, lo cree firmemente por lo que me comentó Facho, ¿cómo haremos para que Pitu nos pase ese documento?, no podemos decir que ella lo tiene porque la inculparíamos de algo más grave aún.

—Lo sé, lo sé, pensaré en algo para poder acceder a ese documento, porque Campanita debe saber que yo no la expulsé ni que tampoco lo hubiera hecho a pesar de nuestras diferencias.

 

Ellos se quedaron conversando durante toda la noche con tal de verificar ese documento, no exponer a Pitu y de paso limpiar el nombre de Santiago.

 

 

Al día siguiente, ellas salieron de clases y Romi fue a dejarla al voluntariado nuevo a su amiga, mientras regresaba a su casa para dejar sus cosas.

 

Una hora más tarde, Facho conversaba por vídeo llamada con Santiago.

 

—¡Ahí está! —exclamó Facho al mismo tiempo que agrandaba el lente para que lo viera su amigo—, está en la puerta de entrada.

—¿Estás seguro de que es Campanita?, la imagen se ve algo borrosa.

—A lo que llegue cerca y me reclame, cortaré la llamada.

 

Santiago no distinguía muy bien la imagen desde lejos hasta que una chica se fue acercando de a poco.

 

—Se ve tan diferente —comentó Santiago quien la observaba por la pantalla.

—Ni que lo digas, es como ver a otra persona.

 

Y ante la mirada incrédula de Facho, ella pasó por su lado simulando no verlo, a lo que él fue quien cortó la llamada.

 

—¡Hermanita! —se apresuró en alcanzarla.

 

Pitu no pudo evitar de sentirse molesta, porque desde que lo divisó ya tenía ganas de gritarle.

 

—¿Qué haces aquí? —bajó la voz como si quisiera que solo él la escuchara.

—Me esperaba un ¡Hola, hermanito! —lo dijo con mucho entusiasmo.

—Solo dime ¿qué haces aquí?




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