¿quién eres? - Observación

Capítulo 40.

Las amigas regresaron a la fiesta casi sintiéndose cómo unas Rockstar por la genialidad de su idea, y no podían esperar más que expectantes los resultados.

—Esto va a ser el mejor ajuste de cuentas de nuestras vidas, Pitu.

—Solo no hagas que me arrepienta, Romi.

—Gael está viendo lo de los vasos con Vlad, no debería, pero creo que él me mira porque creer que vi algo más cuando fuimos el primer día a leer el libro al departamento que comparte con mi primo.

—No sé, lo único que sé es que alabó tu comida, y dijo que cocinabas delicioso. Por si te interesa saber, Gael también cocina.

—¡Dime, que no es broma!

—Sí, pero tú cocinas mejor.

—Así que alabó mi comida —se sintió Romi perderse en las nubes.

—Ya, ellos tienen todo listo —apareció Lisy sonriendo—, vamos a hacer historia en esta fiesta poco divertida.

—¡Wow!, ¡Lisy!

—Solo me parece justo.

—Bien, entonces, ¡a jugar!

—¡A jugar! —gritó Romi llamando la atención de un grupo de chicos.

—¡Romi!

—Ya, ya, se me olvidó eso de no gritar, perdón.

—Se borran esas sonrisas ustedes, porque si no ellos van a sospechar —les advirtió Lisy de forma seria.

 

Se acercaron hacia el lugar del duelo familiar que habían improvisado los chicos, tratándose de no sonreír porque se les iba a notar demasiado que disfrutaban del momento.

 

—¿Dónde está mi primo? —preguntó Romi buscándolo.

—Resulta que este asunto del juego despertó interés, por lo que intercalamos las parejas —explicó Gael quien estaba mirando a una Romi estupefacta.

—¿Cómo?

—Jugarán ahora Pitu y tú juntas primero con sus parejas respectivas, luego jugaré con mi prima y con la que gane en la primera ronda, ¿qué te parece? —y alzó la ceja mostrándose desafiante.

—Me da lo mismo —dijo Romi girándose hacia su amiga e hizo un grito ahogado.

—¿Qué pasó, Romi?

—Vamos a jugar por rondas, vámonos nosotras primero y quien gane pasa a la siguiente.

—¿Por qué se toman los juegos más serios de lo que deberían?

—Porque son competitivos por naturaleza.

 

La música comenzó a sonar fuerte e hicieron las presentaciones de las parejas, las chicas comenzaron a reunirse a su alrededor cuando se corrió la voz sobre que Facho jugaría, por lo que muchos teléfonos móviles parecían estar en posición para grabar este momento.

Cuando se dio inicio al juego, Romi comenzó a bailar con su primo al principio y después se dio el lujo de bailar como si el mundo no existiera atrayendo los gritos de los chicos.

 

—Tienes prohibido bailar así, hermanita —le advirtió Facho al oído.

—¿Por qué no te relajas, Facho? —palmoteó ella en su pecho despacio.

—Le digo a Santiago…

—¿Por qué siempre que me adviertes algo mencionas a tu amigo? —y le pasó su chaqueta a Facho.

—Pareciera que le haces caso a él.

—¡Pff!, ¿es en serio?

 

Y antes que pudiera emitir alguna palabra, Gael alzó la voz.

 

—Con ustedes la siguiente pareja, Facho y su hermanita —los presentó al mismo tiempo que los indicó.

 

Se escuchó un grito ensordecedor, y algunas chicas vitoreaban el nombre de Facho, pero él parecía el menos feliz.

 

—¡No te atrevas, Pitu! —le advirtió Facho mostrándose tenso.

—Cierra los ojos, entonces —sonrió Pitu seguida de una carcajada.

—¡Pitu!, ¡Pitu!, ¡Pitu! —comenzó a vitorear Romi causando que los demás se unieran a gritar el nombre de su amiga—, ¡Pitu!, ¡Pitu!, ¡Pitu!




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