¿quién es el Asesino?

Cinco

Miércoles 30 de abril del 2021

A s t r i d

Me despierto de golpe tras sentir un fuerte calambre en los pies, intento no pegar un grito del dolor que sentía, ya había olvidado lo abrumador que es esta sensación. Hace tiempo no me daban estos calambres, desde que mis padres se separaron hace tres años, por alguna razón durante el proceso de divorcio (que incluyó fuertes discusiones entre mis padres) siempre me daban calambres en las noches, me pasa cada que algo me asusta mucho... justo como lo de anoche.

Veo el reloj despertador a mi derecha, faltaban dos horas para que sonara, apenas y eran las 5:00am. El sol aún no se veía completamente en su horizonte, solo un pequeño hilo de luz en el cielo dejando mi recamara algo oscura. Tras unos minutos de dolor, cuando estuve recompuesta me pongo de pie y voy hasta la ventana. En tanto miraba la calle despoblada y nublosa que cubría Nashville, los pensamientos del suceso de anoche me hacen sentir más frio de lo normal, paso mi mano en mi nuca y me preparo para volverme lejos de la ventana, pero freno en seco cuando mis ojos se topan con algo inesperado.

Había alguien caminado hacia la casita de las palomas fuera del frente de la mansión Phoenix, justo donde el cartero dejaba las correspondencias de aquí. Veo que se detiene un momento y saca un sobre de sus bolsillos, no pude reconocerlo por su atuendo extraño, que se complementaba por una túnica negra con capucha, parecida a esas que se usaban para cubrirse de la lluvia, solo que este era negro totalmente.

La persona deja su sobre en la casita, mete sus manos en los bolsillos de la túnica y luego se aleja con suma tranquilidad, tal cual alguien que da un paseo corriente por ahí. Mi curiosidad me ganó y bajé rápido sin siquiera calzarme los pies. Cuando estoy abajo decido pasar por la puerta trasera que daba al jardín para hacer menos ruido, salgo y voy directo a mi objetivo.

El encapuchado ya no estaba, pero la carta si, la tomo para meterla en mi pijama y huir rápido a mí recamara devuelta. Me quedo mirando la envoltura del sobre por un momento, después le doy la vuelta y veo un nombre...

Nyx Phoenix.

Parpadeo nerviosa. En este pueblo muy pocos me conocían como para enviar una carta, además ¿Quién envía cartas en pleno siglo 21?

Me dejo de preguntas mentales y abro sin prisa la carta. En algún momento pensé que podría ser una carta de amor, porque vamos, si soy una preciosura sexy y candente, sin embargo, se me eriza la piel al no encontrarme con nada lindo.

"Bienvenida a Nashville, ¿te gustan los lirios?"

Todo estaba escrito en cursiva y lo más escabroso fue la tinta roja que manchaba el papel, me acerco la hoja a la nariz para inhalar su olor y solo de esa forma percibí el hedor metálico y repúgnate de la sangre.

Sangre seca...

¿Qué clase de bienvenida es esa? Respiro lento sin dejar de mirar las salpicaduras de sangre y más abajo un pétalo blanco: Un pétalo de lirio. Esto no podía solo ser una bienvenida, de alguna forma tenía que ser algo más significativo.

El sonido de mi puerta me sobresalta, escondo el sobre bajo un tumulto de cuadernos sobre mi escritorio e intento permanecer lo más normal posible.

—Señorita Phoenix, buenos días, venía a despertarla —Alicia se queda a mitad de la puerta mirándome — ¿está bien? Se ve bastante pálida.

Palpo mis mejillas y niego con una sonrisa nerviosa.

—Si.... No es nada, solo me levanté de repente y descalza — cello mis labios y veo mis pies, nunca se me hizo tan complicado mentir, pero es que estoy tan nerviosa.

Alicia sale por completo de mi recamara dejándome a solas nuevamente, busco la carta y la meto en mi mochila, después me apresuro en bañarme y bajo a prisa los escalones. Abajo estaban papá y su novio... ¿Por qué estaba tan temprano aquí?, es decir, era difícil llegar tan temprano hasta la mansión. En Nashville todas las casas quedaban exageradamente distanciadas, al ser un pueblo de gente adinerada todos tenían mansiones enormes con patios de kilómetros, eso hacía que para llegar a cualquier lugar era más que necesario tomar un auto y de todas formas tardaría.

—Buenos días —saludo antes de tomar asiento, dirijo mi mirada directamente a William —, ¿Cuándo llegaste? Es que, bueno, supongo que debiste madrugar porque....

—Dormí aquí —responde interrumpiéndome, mis ojos se entornan confusa, después veo a papá y este evade mi mirada.

Mi mente no tarda en colocar la imagen de Papá y Willian durmiendo juntos... trago fuerte, era realmente un pensamiento que deseaba no tener.

Unas horas más tarde estaba en la escuela, justamente entrando al salón de artes donde solamente estaba la maestra que decía mi horario: Margaret Tess, me adentro al aula y saludo a la mujer, ella era una anciana como de unos 50 años, su cabello era blanco y usaba anteojos bien parecidos a dos botellas de lo gruesos, creo que incluso ella podría ver el futuro con ellos.

Busco un lugar donde sentarme, pero no logro encontrar nada porque cada asiento tenía un número, en excepción al que tendría que ser el 12, que era el mío, ahí solo había una silla. Cuando llegué a este instituto pensé que sería de los últimos números, pero no, era el doce y eso se me hacía extraño, solo caigo en la conclusión de que era una especie de intercambio.

— ¿Eres Phoenix? —por fin escucho la voz de la maestra, desde que estoy aquí ella había permanecido con la vista en sus documentos. Asiento en respuesta —toma asiento en el doce.

Lo hago de inmediato. Ella se me queda mirando hasta el punto de incomodarme.

—Son idénticas —comenta para sí misma.

— ¿Qué?

No contesta dado a la entrada de algunos estudiantes, entre ellos reconocí a Dawson, ese chico alto y de cabellos largos que antes se burlaba de una chica por su color. Él se sienta detrás de mí, se veía enojado, lanzó su mochila haciendo un ruido estruendoso. El resto de la clase fue raro, Sharppey también compartía este horario conmigo, ella y su amiga de cabellos amarillos. Las dos no dejaron de mirarme casi hasta el punto de desaparecerme con sus miradas atacantes, me pregunto por qué.




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