¿quién es Emma?

PROLOGO 2

Link de cancion: https://youtu.be/9E6b3swbnWg --Chopin Nocturne op.9 No.2

 

No sabía que sucedía. Recuerdo estar a punto de cumplir doce años el día que, sentado sobre mi cama veía a mi madre empacar mis cosas, tomar varias pastillas y engullirlas en su sistema digestivo, que en ese entonces no sabía que era whisky el liquido amarillo con el que se las tragaba siempre. Tomó las llaves del carro de papa rápidamente y salió apresurada del lugar. Se le descubrían las marcas moradas en las muñecas de mi mamá mientras subía las maletas en los asientos traseros. Subimos al carro y arranco sin esperar que el carro calentara.

En medio de la espesura del bosque no recuerdo al señor y su familia con el que chocamos unos kilómetros después de salir de la ciudad, ni que sucedió después de que alguien me quitara el cinturón y me sacaran del carro corriendo. Solo una sensación de calor y ahogamiento en la garganta, unos destellos de luz y una explosión después. Horas mas tarde, en una sala de hospital lleno de niños llorando, personas cansadas y mas de una enfermera caminando de aquí a allá trayendo sabanas y moviendo medicamento. Escuché a una mujer discutir con un hombre.

—No es mi hijo. Esa zorra se acostó con un bastardo antes de que yo la conociera y ya estaba embarazada cuando decidí darle un techo donde vivir.

Oí pronunciar a mí papá. Mas bien a mí ya no papá, porque ese mismo día, cuando abrí los ojos con una pierna rota y una sutura en la frente, el me miro a los ojos con repugnancia y pronuncio con voz gélida:

—Debiste haber muerto con esa zorra en el auto.

Ahí supe dos cosas, que las marcas moradas que siempre aparecían en el cuerpo de mi madre no eran simplemente maquillaje que ella le gustaba mantener en el cuerpo y que no la volvería a ver jamás. A mi padre nunca le importe y el nunca me importo asi que ninguno se despidió.

Dias después de recuperarme, una señora gorda, con un vestido floreado y tacones verdes, apareció frente a mi diciendo que ella seria la mujer que me cuidaría. Con una sonrisa condescendiente y luego una mueca de repugnancia me saco del hospital como mi nueva tutora.

No sabría explicar cómo me sentía en ese momento, nunca había experimentado que era la muerte y el recuerdo del momento del fallecimiento de mi madre, había quedado en el olvido por que mi cerebro bloqueaba esos recuerdos por el momento traumático.

Como un frasco de Nutella vacío, sentía que me faltaba algo, algo importante, pero no sabia asimilar que era lo que me faltaba. Asi que comenzaba a tener crisis nocturnas, un ente de otro mundo con tentáculos y patas de cabra atacaba en las noches para no permitirme dormir, era el único momento en el que sentía que expresaba mis emociones, con miedo y dolor.

—¿Que mierda te pasa?

Pronuncio una voz al otro lado de la puerta de mi habitación.

—Déjame dormir, mierda —golpeó la puerta suavemente. Me asuste y el ente misterioso debió haberse asustado también, porque después de escucharla también desapareció

Me levante de la cama y me acerque a la puerta tocando el pomo, no lo giré porque dudaba que estuviera abierta. Cuatro dias llevaba encerrado en ese lugar, no porque no quisiera salir sino porque querían evitarse las molestias de que yo escapara.

—Te quedaras encerrado aquí un mes —anunció la gorda empujándome hacia el cuarto— si después de un mes intentas escapar, serán dos meses. Si después de los dos meses intentas escapar nuevamente, será mejor que no te encontremos o desearas mejor haber muerto junto con tu madre. Cerró la puerta con rudeza y escuche como le colocaba la llave en el cerrojo y me dejaba encerrado finalmente —tienes baño propio, se te darán tus víveres todos los dias por este agujero bajo la puerta, adiós niño diviértete en tu nuevo hogar

—Oye —dije— ¿Estás ahí?

—¿Qué quieres? Mierda.

—¿Tu porque si puedes estar afuera? —pregunte, sintiendo que era injusto.

—¿No es obvio? Yo ya pasé el mes de iniciación, tengo permitido estar afuera. Mierda.

—Porque siempre que terminas una frase dices "Mierda" ¿qué significa?

Hubo silencio, fueron unos instantes, pero me hizo pensar que la voz que alejo al ente misterioso se alejó también por mi voz.

—No lo sé —pronuncio finalmente—, pero los adultos siempre lo dicen cada vez que un niño hace algo malo y como no me dejabas dormir pues lo dije.

Después de eso, la voz se fue, pero continúo volviendo cada noche. Me ayudo a pasar más ligeramente mi confinamiento, ayudándome a olvidar mi pasado y a crear un rostro a esa voz.

—¿Como te llamas? —pregunté, dándome cuenta de que nunca me había dicho su nombre.

—Emma y ¿tu? —era un hermoso nombre, como el de un ángel. Pero yo no quería decirle el mío.

Mi madre me había contado la historia de un ángel que siempre cuidaba a un gato salvándolo de la muerte siete veces, el gato dándose cuenta de que no le había dicho su nombre al ángel misericordioso, se presentó finalmente, provocando de esa manera que el ángel desapareciera y que en la octava muerte muriera sin saber jamás que habría sido del ángel que siempre lo salvaba.

—Si te digo mi nombre ¿desaparecerás? —pregunté apretando fuertemente mi almohada.

—¿Asi de feo es tu nombre? —escuché como se le escapaba una risita.

—Temo que si te digo mi nombre desaparecerás.

—No entiendo, pero si no te gusta tu nombre te puedo poner uno nuevo, uno que me guste y que te gustara.

—Si tu me otorgas un nombre entonces ¿no desaparecerás?

—No, no lo creo

—Entonces dame un nombre — pegué mi frente contra la puerta, como si de esa manera estuviera más cerca de ella.

—A partir de este instante, te llamaras 'Travis' para toda la vida.

—¿No es ese un nombre para perros?

 




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