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Aida estaba sentada en su habitación, todavía impactada por lo que había visto en el bosque la mañana anterior. No podía dejar de pensar en Paulina y en que estaba muerta. No sabía cómo se las arreglaría para mantener el secreto, pero sabía que tenía que hacerlo.

De repente, escuchó un golpe en su ventana y se sobresaltó. Cuando se asomó, vio a Liam afuera, llamando su atención con un gesto.

Aida se sorprendió al verlo allí. Había notado a Liam en la fiesta, pero nunca había hablado con él. Lo grababa como un chico tímido e inteligente, alguien que no encajaba en su círculo de amigos.

A pesar de eso, sintio curiosidad por lo que tenía que decir.

Cuando abrió la puerta Liam tenía una expresión seria y preocupada en su rostro.

- ¿Qué pasa? - preguntó Aida, tratando de parecer indiferente.

- Lamento molestarte - dijo Liam- pero necesitaba hablar contigo.

Aida se sorprendió por el tono de Liam. Era la primera vez que lo escuchaba hablar con tanta seguridad. Decidió darle una oportunidad.

- Claro, ¿de qué quieres hablar?

- De lo que pasó ayer - dijo Liam, con voz baja y titubeante. - No puedo dejar de pensar en ello. No puedo creer que hayamos ocultado algo así.

Aida se tensó. ¿Acaso Liam iba a delatarlos?

- Déjame recordarte que el de la idea de ocultarlo fue tuya de primeras. Y no te preocupes, Liam. - dijo, tratando de sonar convincente. - Nadie lo sabrá nunca. Lo prometo.

Pero Liam no parecía convencido.

- Pero ¿Cómo podemos seguir adelante sabiendo que ocultamos algo tan importante? ¿No sientes culpa?

Aida no sabía qué responder. No estaba acostumbrada a pensar en las consecuencias de sus acciones. Pero Liam tenía razón. Lo que habían hecho era imperdonable.

- Puede que tengas razón - dijo Aida, incómoda. - Pero no podemos cambiar lo que ya sucedió. Y no podemos arriesgarnos a que la policía nos investigue. Tenemos que mantener el secreto.

Liam asintió, aunque parecía triste.

- Lo sé. Pero no puedo dejar de pensar en Paulina. Me siento responsable de alguna manera.

Aida no sabía qué hacer ni qué decir. No conocía demasiado Liam, apenas si habían cruzado un par de palabras antes por temas académicos.

- Escucha, Liam - dijo finalmente, tratando de animarlo. - No podemos cambiar el pasado, pero podemos hacer algo por Paulina. Podemos honrar su memoria y hacer algo por su familia. ¿Qué te parece si organizamos una colecta o una actividad en su nombre?

Liam pareció sorprendido por la propuesta, pero al mismo tiempo agradecido.

- Sí, eso sería genial. Me gustaría hacer algo por ella.

Aida sonrió, aliviada por haber encontrado una forma de ayudar a Liam a sentirse mejor y, al mismo tiempo, hacer algo positivo por la memoria de Paulina.

Mientras se despedían, Aida se sintió un poco más tranquila. Hablar con Liam le había dado una perspectiva diferente sobre lo sucedido y le había permitido encontrar una forma de redimirse por su papel en la muerte de Paulina.

Sin embargo, cuando volvió a su habitación y cerró la ventana, se dio cuenta de que había algo más que la preocupaba. ¿Podría confiar en Liam?

Por ahora, lo único que podría hacer era mantener las apariencias y seguir actuando como si nada hubiera sucedido. Pero sabía que tarde o temprano tendrían que tomar una decisión. Y eso la ponía nerviosa.

Mientras tanto, Liam caminaba hacia su casa, sintiéndose un poco más ligero después de hablar con Aida, pero odiándose por no haberle dicho lo que tenia que decir antes de que la chica se asomara por la ventana, era un cobarde. Sabía que no podía cambiar el pasado, pero estaba decidido a hacer algo positivo por Paulina y su familia, y también a algún dia contarle lo que sabia de la fiesta a Aida.

El debate de conciencia que había tenido en la noche anterior lo había hecho cuestionarse muchas cosas sobre sí mismo y sobre su papel en el mundo. Aunque el momento no fuera el ideal y el motivo tampoco, Liam no podía de dejar de sentirse más conectado con los demás de lo que había estado en mucho tiempo.

Mientras tanto, en algún lugar del bosque, el cuerpo sin vida de Paulina seguía siendo el guardián silencioso de un secreto que amenazaba con destrozar la vida de todos los involucrados.