El sol brillaba en el cielo despejado de la tarde, y el aire fresco del otoño era reconfortante. El instituto Eden Hells se encontró en plena efervescencia por el partido de futbol americano para recaudar fondos para la familia de Paulina, la joven fallecida en la fiesta del fin de semana pasada.
El campo de futbol estaba preparado para recibir a los jugadores y espectadores, se podía oír la música que ambientaría el evento. Los estudiantes del instituto se movían de un lado a otro, ajustando detalles y ultimando los preparativos.
Aida, se encontró en las gradas con sus amigos. Estaba nerviosa y ansiosa por el partido, pero también se sintió preocupada por la investigación sobre la muerte de Paulina.
El campo de fútbol estaba lleno de estudiantes, padres y otros miembros de la comunidad, todos reunidos para apoyar la causa. El equipo local, liderado por Jackson Dewban, estaba listo para enfrentarse a sus rivales del equipo visitante.
Mientras tanto, Tony se preparó para el partido con sus compañeros de equipo.
En otro lugar del campo, Liam estaba sentado solo en las gradas, perdido en sus pensamientos. Recordaba la conversación inacabada que había tenido con Aida el día anterior y se seguía debatiendo si debería contarle lo que había descubierto sobre su hermanastro y Paulina.
Por los pasillos de Eden Hells la policía se movía en grupos, interrogando a los estudiantes y recopilando información sobre la muerte de Paulina. Los estudiantes comenzaron a sentirse incómodos con su presencia, sabiendo que cada una de sus acciones estaba siendo observada. Todo el mundo estaba a la expectativa, y la incertidumbre se palpaba en el ambiente. ¿Qué nuevas revelaciones traería el día?
De repente, un sonido estruendoso cortó el aire. Había comenzado el partido de fútbol americano.
La multitud se animó, olvidando por un momento el misterio que los rodeaba. Pero Aida seguía preocupada, sabiendo que algo no estaba bien. ¿Qué sucedería si la policía descubría algo importante durante el partido?
- Aida, prestame tu espejo - Le pidio Eva, su mejor amiga, mientras se pasaba delicadamente un pañuelo alrededor de los ojos para eliminar los rastros de sudor causados por la emocion del momento.
Aida se sobresaltó al sacar el espejo de su bolso y ver un mensaje escrito en él con lo que parecía ser lápiz labial rojo. El mensaje decía: "Tu la mataste"
Aida sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿Quién había dejado ese mensaje ahí? ¿Era una broma de mal gusto o alguien estaba tratando de decirle algo? Miró a su alrededor, tratando de encontrar alguna pista, pero no vio a nadie sospechoso.
De repente, el sonido de los aplausos y los gritos de la multitud la sacaron de sus pensamientos. Se dio cuenta de que el partido estaba llegando a su fin y que el equipo de Jackson estaba ganando. Miró hacia el campo y vio a Tony corriendo hacia la zona de touchdown con el balón en sus manos.
Pero su mente aún estaba preocupada por el mensaje en su espejo. ¿Qué significaba? ¿Alguien sabía algo más sobre la muerte de Paulina? Aida intento alejarse de la multitud.
- Aida, ¿Y el espejo? - Chillo Eva tras Aida.
A la distancia Lara notó que Aida parecía tensa, así que se la siguió cuando la vio alejarse.
- ¿Estás bien, Aída? - preguntó Lara.
Aida se sobresaltó un poco al escuchar su voz.
- Sí, estoy bien - respondió, tratando de sonreír. - Solo estoy un poco distraída.
Lara frunció el ceño.
- ¿Por qué estás distraída? ¿Tienes algo que ver con... Paulina?
Aida no sabía si podía confiar en Lara, antes de la mañana despues de la fiesta jamás habían hablado, pues Aida siempre había sido popular, extrovertida y hasta altanera, y Lara siempre había sido problemática y antisocial, pero necesitaba desahogarse con alguien.
- Sí, tiene que ver con eso - dijo finalmente. - No puedo dejar de pensar en Paulina y en lo que le pasó. Y además, acabo de descubrir que Jackson tiene un medio hermano y nunca me lo dijo.
Lara la miró con comprensión.
- Lo siento mucho, Aida. Debe ser muy difícil para ti.
Aída suspiró.
- Sí, lo es. Y además, acabo de encontrar esto en mi bolso. - Sacó el espejo y le mostró a Lara lo que estaba escrito en él.
Lara frunció el ceño al leer las palabras.
- ¿Qué significa eso?
- No lo sé - respondió Aida. - Pero me da mala espina. Siento que algo malo va a pasar.
Lara puso su mano en el hombro de Aida en un gesto de consuelo.
- No te preocupes, Aida. Si necesitas hablar, estoy aquí para ti.
Aida se quedó pensativa, mirando fijamente el campo de fútbol.
- Espero que tengas razón- dijo en voz baja.
El partido continuó, y Aida volvió al campo, trató de esforzarse en animar al equipo. Pero no pudo sacudirse la sensación de ansiedad.
La noche caía y la oscuridad envolvía el instituto Eden Hells, dejando un ambiente sombrío y misterioso.
Cuando el silbato marco el final y el equipo de Eden Hells marco victoria la multitud gritaba y aplaudía, pero Aida no pudo disfrutar del triunfo. Su mente estaba llena de preocupaciones y dudas, y no se sintió con ánimo de ir a celebrar con el resto del equipo. No podía dejar de pensar en el mensaje en su espejo, se sentia tan frustrada por ello que incluso el hecho de que Jackson le hubiese ocultado que Liam era su medio hermano paso a ser completamente irrelevante.
Jackson se acercó a Aida con una sonrisa triunfante en su rostro sudoroso.
-¿Qué dices, cariño? Vamos a celebrar con el equipo. Te prometo que será divertido.
Aida lo miró con los ojos cansados y sacudió la cabeza.
- No, Jackson. No estoy de ánimo para ir a ninguna parte ahora mismo. Necesito un poco de tiempo a solas.
Jackson frunció el ceño y su tono de voz cambió.
- Es por lo de mi medio hermano ¿Verdad? - Aunque Aida negó con la cabeza Jackson siguió hablando - No me digas que vas a arruinar todo por tus inseguridades y tus paranoias. No seas tan egoísta.
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Editado: 22.11.2023