La lluvia caía incesantemente sobre las calles oscuras mientras Louis estacionaba su auto cerca de un pequeño mercado local mientras sostiene una conversación con Liam por su teléfono.
- Está bien, Liam. Gracias por mantenerme informado sobre Aida - decía Louis mientras observaba el interior del mercado a través de los cristales empañados por la lluvia.
Liam asintió al otro lado de la línea - Ella está muy alterada, Louis. Creo que no me esta contando todo.
Louis suspiró, compartiendo la preocupación de Liam - Sí, lo sé. Hemos estado viviendo un auténtico torbellino de emociones. Espero que podamos descubrir la verdad pronto y ayudarla
Después de unos minutos más de conversación, Louis finalmente colgó el teléfono. Mientras se alejaba de su auto con una sombrilla en una mano y el celular en otra, empezó a caminar bajo la lluvia, una sensación inquietante comenzó a apoderarse de él.
Se giró ligeramente, sintiendo como si alguien lo estuviera observando. Sin embargo, la oscuridad de la noche y la lluvia dificultaban su visión. Intentó desestimar la sensación, atribuyéndola a los nervios por la conversación con Liam y por todo lo que estaba sucediendo en Eden Hells.
Avanzó un poco más, pero la sensación de estar siendo seguido persistía. Rápidamente entro en el pequeño local, a través de los vidrios no pudo ver nada más que las luces tenues de los faroles de la calle.
Louis se encontró con la mirada del cajero, quien lo saludó con una sonrisa amigable. Louis intentó relajarse mientras caminaba por los pasillos, eligiendo algunos productos para comprar.
Sin embargo, la sensación de que alguien lo observaba no lo abandonaba. Cada paso que daba, cada rincón del mercado que exploraba, sentía como si unos ojos invisibles de alguien estuvieran clavados en él.
Finalmente, Louis se acercó a la caja para pagar sus compras. Mientras el cajero escaneaba los productos, Louis observó sus propias manos temblorosas. Sabía que no podía dejarse llevar por la paranoia, pero la sensación de ser perseguido se había vuelto abrumadora.
- Gracias - Dijo forzosamente, Louis tomó sus bolsas y salió del mercado apresuradamente. El sonido de la lluvia en el techo del edificio y el tintineo distante de las campanas de algún reloj eran los únicos sonidos que escuchaba.
Decidió volver a su auto lo más rápido posible. Cada paso que daba, la sensación de que alguien lo estaba siguiendo se intensificaba. Se giró bruscamente, buscando en vano a alguien en las sombras de la noche.
Finalmente, llegó a su auto, abrió la puerta y se subió. Cerró con llave y se quedó allí unos momentos, tratando de calmar su respiración agitada. ¿Estaba siendo realmente perseguido o todo esto era producto de su imaginación?
Con un suspiro, arrancó el motor.
°°°°°
Aida intentaba recuperarse del inquietante episodio que había experimentado en su habitación. Se sentía agotada física y emocionalmente.
Recostada en su cama, Aida trató de concentrarse en respirar profundamente y calmarse. Aunque había decidido no contarle a nadie sobre lo que había visto, sabía que no podía ocultar por mucho tiempo lo que estaba sucediendo. Las revelaciones inquietantes y las apariciones de Paulina estaban afectándola más de lo que estaba dispuesta a admitir.
Justo cuando estaba intentando tranquilizarse, el sonido de alguien tocando a la puerta la sobresaltó. Se levantó con cautela y se dirigió hacia la entrada. A través de la mirilla, vio a Jackson parado afuera bajo la lluvia. Su corazón latió con fuerza, y una mezcla de emociones la invadió.
Dudando por un momento, finalmente abrió la puerta y dejó entrar a Jackson. Se veía tenso y preocupado, y Aida no pudo evitar sentir cierta incomodidad ante su presencia. Aunque había sido parte de su vida durante mucho tiempo, las recientes revelaciones y los secretos que habían salido a la luz habían cambiado drásticamente su percepción de él.
- ¿Estás bien? - preguntó Jackson en un tono de voz suave, rompiendo el incómodo silencio que reinaba en la habitación.
Aida asintió, aunque no estaba segura de si realmente estaba bien.
- ¿Qué quieres Jackson?
- Solo quiero saber la verdad, Aida - Jackson guardo sus manos en los bolsillos de su chaqueta.
- ¿De que hablas? - Gruño Aida - Si solo estas aquí para molestarme puedes largarte Jackson.
-. Aida, quiero que me digas si tuviste que ver con la muerte de Paulina.
La conversación quedó suspendida por un momento, y ambos parecían sentir la tensión en el aire. Aida finalmente rompió el silencio.
-. ¿Que? Me estas jodiendo ¿Verdad?
-. Solo dime la maldita verdad, Aida. Siempre te portaste como una novia loca cuando chicas se me acercaban.
- Jackson, lárgate de mi casa, ahora - Aida señalo la puerta. La mira de Jackson se oscureció poco a poco, de repente camino hacia Aida y la tomo del cuello por sorpresa.
- Se que estabas chismoseando en mi habitación con Liam. Estoy seguro que fuiste tú ¿Cuál es tu problema? Nunca me has podido dejar ser feliz.
- Jackson... bas...ta... - Balbuceo Aida sintiendo sus pies que no tocaban el suelo volverse fríos.
- Siempre me arruinas todo para mi.
Un movimiento de llaves se sintió en la puerta principal tras Jackson, quien dejo caer a Aida al suelo.
- ¿Qué esta sucediendo? Pregunto la madre de Aida al atravesar la puerta con un par de bolsas en sus manos.
Jackson retrocedió ante la presencia de la madre de Aida. Aida cayo al suelo, tosiendo y tratando de recuperar el aliento.
La madre de Aida miró con furia a Jackson. - ¡Fuera de mi casa! - exclamó mientras protegía a Aida.
Jackson parecía avergonzado y desafiando a la vez. - No saben lo que están haciendo. Todos creen que soy un monstruo.
La madre de Aida dijo hacia la puerta. - ¡Fuera, ahora!
Jackson finalmente se marchó, cerrando la puerta detrás de él. Aida seguía en el suelo, tratando de recuperar la calma. Su madre la ayudó a levantarse y la abrazó con ternura.
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Editado: 22.11.2023