— ¿Cómo pudiste, ah? — le pregunto, confundida y enojada.
— ¿Cómo pudiste hacerme esto? — cuestiono nuevamente, pero él permanece en silencio. Lo cual me enoja aún más.
— Lo siento, Anastasia. — contesta con expresión melancólica. Luego responde con aparente sinceridad — en verdad, lo siento.
— Es que no comprendo, no entiendo que me hayas hecho esto, no, no tiene sentido.
— Es simplemente que esto no debería pasar, no debería suceder. No debes desear a nadie más que a mí. — expreso confundida.
— No es tu culpa. — dice negando funesto.
— ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste entonces? ¿Acaso no fui suficiente para ti? ¿Es eso? — pregunto dolida.
— No, no creas ni por un segundo que no fuiste suficiente para mí, lo fuiste, en su momento. — contesta con tristeza en sus ojos y algo de dolor.
— ¿Entonces por qué me hiciste esto? ¿Y qué significa eso, en su momento? — cuestiono haciendo una pausa para mirarlo a los ojos en busca de respuestas o quizás algo más, ¿arrepentimiento? — Necesito respuestas, las merezco, Federico. — demando con exigencia. Sin embargo, lo único que obtuve fue un silencio súbito.
— Ella ni siquiera debería atraerte, no debería. — aseguré confundida — ¿por qué serme infiel?
Sin atreverse a responder, él me dedica una mirada tierna y llena de tristeza genuina, una que él no puede explicar ahora.
— ¡Responde, carajo! ¿Por qué aceptaste la boda si no estabas listo? Joder, se lo dije a mi familia.
— Lo lamento, no sabes cuánto.
Sí, pues... Eso, no es suficiente. — respondí pausadamente, tomando un poco de calma.
— Tengo suerte de que aún no lo había dicho a la prensa. Si no, habría un escándalo, y es lo último que necesito. — digo frustrada, pasándome ambas manos por el pelo, agachando la cabeza — igual hay rumores de que volvimos y ahora esto, no, es demasiado.
— Ya tengo suficiente con esto. Quedaré como una estúpida ante mi familia al intentar darte una segunda oportunidad, pero eso es lo que haces, ¿no? — pregunto levantando la vista para verlo.
Él permanece en su estúpido silencio.
Es lo que se hace cuando tú "tua cantante" te es infiel y cancela vuestro compromiso. — dije mirándolo con dolor — intentas, intentas arreglar las cosas, perdonar el dolor que te provocó, porque se supone que es la única persona que debe amarte incondicionalmente, la única. — digo mirándolo a los ojos, expresando todo el dolor que estoy sintiendo a través de esa mirada, y no aguanto más. Una lágrima se desliza por mi mejilla.
— Mi intención nunca fue lastimarte, nunca. — dice mirándome, intentando expresar cuánto lo siente — necesito que lo sepas. Alternativamente de lo que pasó, eres una persona muy especial para mí y que tuvo un rol muy importante en mi vida.
— Sí, pero, eso de que me sirve para afrontar este dolor que me has provocado y enfrentar el hecho de que, en mi familia, quizás no era yo la que veía todo tan claramente como creía. — respondí dolorosamente, mientras otra lágrima caía por mi sonrosada mejilla.
Un silencio inamovible se instaló en mi habitación, con la clara pregunta en mis ojos de: «¿cómo les explico esto yo a ellos? ¿Que soy una idiota que no pudo sacarte de su corazón?»
— En verdad, lo siento. — dice Federico acercándose a velocidad vampírica sin darme tiempo a reaccionar, tomando mis mejillas en sus manos, depositando un cálido y suave beso en mi frente, para luego marcharse con la misma velocidad.
La habitación quedó sumida en un silencio cargado de emociones no dichas y preguntas sin respuesta. Con lágrimas en los ojos, me senté en la cama, dejando que el peso de la traición y el dolor me envolviera por completo. Las promesas rotas, los secretos oscuros y el desgarrador sentimiento de haber sido traicionada.