¿quién soy?

PRÓLOGO

Mi cuerpo... todo... me duele, mucho.
Este lugar desolado y oscuro, las paredes machadas de ese color carmesí, y yo escondida en un lugar con varias cosas que no conozco. Apenas pude ponerme de pie por el dolor y el olor putrefacto que me llegó a mis fosas nasales.

Sujetándome de las paredes pude avanzar hacia un lugar externo de donde estaba.

Mi cuerpo sintió el frío al instante que salí al exterior, estaba helado, mi cabello flotaba junto con las hojas. Sentí liberación y dolor al respirar el aire puro.

Caminé cerca de mi destino y de mi obejetivo, presentía que estaba cerca, pero... ¿Qué objetivo? ¿Qué hago aquí? ¿Donde estoy? ¿Por qué sigo caminando sin importar el dolor para llegar a un lugar?

Un sonido me distrajo. Una luz me cegó. 
Al instante un automóvil se detuvo a mi lado.

Un hombre bajo el cristal transparente y produjo un sonido de su boca, de una forma que me alertó instantáneamente.

- ¿Necesitas ayuda niña? -soltó, viéndome de arriba y abajo mi piel desnuda. Sus intenciones se reflejaron por el aura que liberó al verme.

Su aura era negra. Sólo significaba una cosa:

- Eres malo -mi voz era ronca.

El hombre bajó de donde estaba metido.

- ¿Tú lo crees? -su voz me daba asco- ¿Por qué no te vienes a divetir conmigo pequeña? Lo disfrutarás, llevo conmigo a otras chicas para que no te sientas sola, ven.

Solo pienso en una cosa y es que se está interponiendo entre algo y yo.

El tipo se acercó a mi con la intención de agarrarme.

Rápidamente agarré su mano para maniobrar su brazo, posteriormente, quebrarlo y tirarlo al suelo. El tipo sólo gritaba de dolor e ira.

- ¿¡QUE CARAJOS TE PASA, ZORRA!?

Él sacó una cosa una navaja y se lanzó hacia mí, cosa que falló. De un rodillazo hice que su repugnante rostro golpeara la puerta del auto, haciendo que escupiera ese color carmesí.

Una cosa morada brillante salió de mis manos disparada hacia los pies y brazos del hombre, de un sólo movimiento de uno de mis dedos, las extremidades del hombre produjeron un sonido, que hizo que el hombre gritara descosoladamente.

- Las personas malas siempre mueren -me agaché a su lado-... Y tú -hice una pausa para agacharme y dirigir su mirada hacia mí- debes morir.

Con otro movimiento, la luz rodeó su cuello, haciendo que se torciera acabando con su agonía.

Me quedé observando al hombre y todos sus cuatro organos separados de su cuerpo.

No hay duda que algunos seres vivos son lamentables.

Algo salió volando del baúl. Rápidamente me puse de pie.

Unas chicas salieron de la parte trasera de la caja.

- ¡¿Qué demonios?! -preguntó exaltada y asombrada una de las chicas al verme a mí y al tipo muerto.

Sus expresiones de las dos eran de varias emociones, demostraban asombro, alteración y confusión por parte de una de las chicas.

Más personas fueron llegando, hombres, mujeres y ¿Criaturas?. Todos me observaron, con asombro.

Yo miraba el aura de todos, eran buenas, ninguna con malas intenciones, me relajé un poco, ya que no eran como el hombre.

- ¿Estás bien? -un hombre con alas se acercó a mí con cautela- ¿Necesitas ayuda?

Su expresión mostraba preocupación.

- ¿Que carajos está pasando? -un chico de la multitud preguntó.

- Callate Kenai -lo silenció una chica.

Todos me observaban con curiosidad, tristeza y horror.

- Ven, no te haremos daño -el hombre aún tenía su mano extendida hacia mí.

No conozco a nadie y no debería confiar en nadie, pero, ¿Por qué le estoy dando la mano? ¿Por qué sus miradas desbordan confianza?

Coloqué mi mano en la suya. Él me jaló para caminar hacia él, pero al dar un paso mi cuerpo se debilitó y caí en una oscuridad demasiado familiar.

 



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En el texto hay: misterios, romance, nuevo comienzo

Editado: 06.02.2024

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