Jane
Cuando llegamos a la cafetería que Liam había sugerido, mi cara fue una mezcla de alucinación y felicidad, tenía una temática bastante particular, era de coches y más coches. A la entrada habían dos grandes ventanas con forma de neumáticos cerca de la puerta, la barra era una carretera y las mesas tenían fotos distintos tipos de coches estampados. Liam me llevo de la mano hacia la barra y mientras yo no dejaba de admirar todo cuanto se me cruzaba. Ya en la barra dejé mi estado de alucinación para centrarme.
- Pero bueno, Liam, ¡cuanto hace que no me visitas? me tienes muy abandonada- dijo una mujer que para mí, tendría unos veinte años y que desde que Liam y yo nos habíamos acercado a ella no dejaba de sonreirle como una tonta mientras me dedicaba miradas de desagrado. Era de la misma altura de Liam, rubia con un pelo corto y descuidado.
- Hola Andrea, ¿nos podrías decir en dónde podemos sentarnos?- le preguntó Liam con bastante delicadeza, pero ignorando lo que le había dicho.
- Claro, tu mesa de siempre está libre- le dijo mientras le guiñaba el ojo. Mi cara de disgusto fue muy obvia para Liam que me había mirado de reojo y al cual mi gesto le había hecho gracia.
- Por cierto, ¿han pasado Aiden, Thiago o Dylan por aquí?- le preguntó con una media sonrisa. No podía creer que una simple conversación como esa me estuviera poniendo un tanto celosa, y es que esa tía no disimulaba ni un poco cuánto le gustaba Liam.
- No cariño, la última vez que los vi fue la semana pasada.- añadió esa chica que de santa no tenía un pelo, me había ignorado toda la conversación y que no medía sus insinuaciones.
- Okey, gracias, nos vamos a sentar- le contestó Liam mientras quería cojerme la mano y yo se la negaba.
- Ahora mismo os llevo la carta- le dijo tras tocarle el brazo con confianza. Después de eso fuimos hasta una de las mesas, el estampado era de un nissan de color gris , al segundo llegó la tal Andrea y nos repartió las cartas teniendo especial atención y cuidado con la de Liam y dedicandole una sonrisa al irse.
- ¿Me has traído aquí por algún motivo?- le pregunté muy enfadada al ver que él siempre estaba sonriendo.
- No,¿de qué hablas?-me preguntó inclinándose sobre la mesa para poder tocarme las manos y mirarme con esos ojos tan hermosos de cerca.
- Es obvio que le gustas Liam, no me digas que no lo has notado- le aclaré sintiendo un pequeño pinchazo en mi corazón¿Es que acaso Liam ha conseguido en tan poco tiempo llegar a importarme tanto?
Nunca he sido la clase de chica enamoradiza a la cual todos los chicos le parecian guapos. Yo fui, a excepción, la que se interesó desde cuarto de primaria por el mismo chico, James, es natural que al crecer nos atraigan mogollón de tíos. La cosa está en que para mí, la única persona que consiguió tocar mis sentimientos fue exclusivamente una ¿Será por eso que nunca he sabido lo que era que alguien llegará de la nada y me revolucionara?
- Jane, claramente sé que le gusto, pero como yo también le gustan todos mis amigos, Andrea solo quiere llamar la atención de alguno. En realidad es su forma de ser, no creas que a mí también me gusta, solo somos viejos amigos- me aclaró- Cuando estábamos en la universidad, veníamos casi siempre, es por eso lo de que la tengo olvidada, hace varios meses que no venía. La verdad es que, ahora que me doy cuenta, nunca había venido con una chica- me declaró con una pequeña sonrisa que lo hacía verse tres mil veces más guapo.
- Lo siento, me he confundido un poco, entonces ¿esto es una cita de verdad?- le dije con una pícara sonrisa para volver a ese estado de coqueteo que habíamos mantenido hasta llegar a la cafetería
Liam rio por mi comentario, lo cual, sin él saberlo, me encantaba.
- A mí me parece que sí- me confesó compartiendo una sonrisa entre ambos. Después de eso, Andrea volvió a la mesa para tomar nota de lo que íbamos a comer, dejando por fin a un lado todas sus indirectas al ver que Liam me cogía la mano y me la besaba. Mientras comíamos, jugueteábamos un poco y de vez en cuando me robaba algún que otro beso. Al salir me llevó en su coche hasta su apartamento, ese al que me llevó la noche de la discoteca. Entramos entre risas.
- Una pregunta- le dije mientras nos acomodábamos en el sofá-¿Si este es tu piso por qué se ve tan abandonado?- pregunté
- Viví aquí hasta que mi abuelo falleció, después de eso me mudé con mi abuela y esta casa la tengo para fiestas y... para ti- me dijo en el instante que me sostenía ese profunda mirada que tan nerviosa me ponía mientras que con sus manos acercaba mi cara a la de él y me besaba con una intensidad que segundos después yo le devolvía.
¿Es un delito enamorarse tan rápido? Si es así, estoy condenada.
¡Hola! En este cápitulo las cosas empiezan a cambiar y los sentimientos de nuestros protagonistas se intensifican cada segundo ¿Será momento de confesarlos?
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Editado: 16.05.2023