Julieth
Estoy aturdida, no puedo creer que precisamente yo tenga que ir a entrevistar a ese hombre, tengo varios motivos para no hacerlo; no intento hacer una rabieta ni nada infantil pero tengo cosas en las cuales trabajar aparte de eso no tengo idea de quién es él, es absurdo cuando ni siquiera sé qué es lo que hace; puede que suene raro pero no investigo nada o a nadie que no sea de mi interés y él no lo era hasta hoy que ha sido sumado a mis obligaciones de forma innecesaria.
Toda la mañana camino detrás de mi jefa para lograr que su enorme corazón cambie de decisión y le dé ese trabajo a alguien más permitiéndome así seguir con mis artículos pendientes. No quiero quedar en ridículo frente a ese hombre quizás se deba a mi ego, pero finalmente no lo logro y la frustración llega a mí con sus palabras finales: "No hay otra persona que pueda hacer este trabajo, porque he decidido que lo hagas tú, y si no quieres perder tu puesto deja de molestarme tengo trabajo por hacer", y cierra la puerta de su oficina en mis narices, no puedo creerlo, me fatigaré solo con tener que moverme de mi espacio vital laboral.
Me dirijo con pocos ánimos a mi cubículo para buscar información básica acerca de este hombre que realmente me interesa muy poco, escribo su nombre en el buscador de internet "Christofer André Daniels Hathaway", de inmediato aparecen en mi pantalla imágenes de un hombre de ojos azules, cabello oscuro y muy elegante, sus rasgos son finos, me quedo boquiabierta al ver la bomba de sensualidad que tengo que entrevistar. Él es bastante guapo casi perfecto para mi gusto, no porque los hombres sexys no me atraigan solo que tengo cierto recelo con ellos, mi percepción, aunque pueda ser prejuiciosa de entrada me parece algo egocéntrico el dinero tiene cierta influencia en las personas, no niego que mis ojos gozarán con esa belleza, al parecer no todo es tan malo supongo.
Los hombres adinerados no son de mi agrado, me chocan sobremanera y tengo mis razones quizás no todos las entenderían, pero hace parte de mis propias experiencias. Encuentro un corta biografía, leo que es un arquitecto famoso de renombre en Nueva York y a nivel internacional, su empresa sin duda ha realizado edificios glamurosos, tecnológicos e innovadores, trabajan con la sustentabilidad de primera mano en el plano urbano; se ha preparado para poder ser el CEO, encuentro que tiene una hermana lo cual me hace pensar que de cierto modo han podido quitarle la oportunidad de formar parte activa dentro de la empresa familiar, no se me hace nada extraño que dentro de las familias muchas veces sea mejor visto o catalogadas las características masculinas por encima de las femeninas; hay algo de historia sobre su empresa lo que me da idea para organizar mis preguntas. Anoto una que otra cosa en mi agenda para recordarlo, no duro el tiempo necesario en el buscador ya que necesito analizar la forma en la que realizaré la entrevista sin sonar poco conocedora del tema y tengo muy poco tiempo para organizarlo todo, lo que se traduce a que mis horas de sueño estarán reducidas a una o dos horas máximo.
Al finalizar mi día en el periódico voy directo a casa sin hacer paradas innecesarias y mantenerme concentrada, dejo mis cosas sobre el sofá, enciendo mi computador portátil y busco una bebida en la cocina, de vuelta me acomodo frente al computador y tomo mi agenda donde anoté algo de información entre mi ilegible letra para seguir enriqueciéndome de información vital para saber bien como abarcar el problema que es esta entrevista ahora, busco los aspectos más importantes, proyectos, información personal, familiar y algún dato curioso, me sorprendo al leer que este hombre se encuentra soltero, no ha tenido ningún escándalo de índole personal pero si ha viajado con bastante frecuencia, ha ganado contratos de los mejores en la ciudad y ha recibido muy buenas opiniones, lo catalogan como un experto joven, nació en Indiana y tiene 26 años, es realmente joven para tener prácticamente un imperio a sus pies y yo que tengo cuatro años menos que él mi imperio son mis artículos, quizás por mis propias decisiones pero no es lo importante.
Me paso la noche entera leyendo, anotando, resaltando, tachando y organizando mis ideas hasta que pasadas las tres de la madrugada mi cabeza cae sobre la mesa del mismo sueño y ahí quedo hasta horas más tarde.
Me despierto con un ligero dolor en el cuello por mi postura y me levanto con rapidez, sé lo que me espera y odio los trabajos de último momento, no puedo quedarle mal a mi jefa en pocas palabras no puedo llegar sin esa entrevista o ella es capaz de despedirme y ese no es mi deseo al menos no por el momento yo decidiré cuando será. Me dirijo al baño y me doy una ducha ágilmente; ahora me siento renovada, -voy a hacerle esa entrevista y todo saldrá bien-, me animo un poco.
Busco en mi armario y no tengo la menor idea de qué ponerme, no por el motivo común de la mayoría de mujeres, tengo bastante ropa solo que probablemente no es la más adecuada para ir a una empresa de ese calibre, mis jeans rotos y camisetas holgadas no son muy buena idea pero me quedo observando con una enorme sonrisa la que será mi salvación del día, un vestido que compré hace un tiempo y nunca lo he usado color rojo, su color se me hace algo llamativo pero servirá, me veré despampanante, seria y profesional aprovechando que es nuevo es perfecto para hoy, lo combino con unos tacones cerrados negros.
Tengo que verme lo mejor presentada posible y las vueltas por el espejo no se detienen hasta convencerme, uso un maquillaje suave cubriendo mis ojeras, decido dejar mi cabello suelto además necesito que cubra un poco mi tatuaje quizá se espante por eso, nunca se sabe con esos tipos engreídos y según ellos de clase, suelen ser tan impredecibles los muy egocéntricos.