Quiero Creerte

LA FIESTA...

Demoramos una eternidad en poder entrar hasta las puertas del lugar, la fila de autos que iban hacia la fiesta se extendía hasta un par de manzanas del edificio.

Un chico del valet parking recibió el auto de Emma con una gran sonrisa por poder manejar aquella hermosura de coche.

Cuando nos dispusimos a entrar no pude evitar sentirme intimidado por la gran cantidad de personas que nos estaban observando, mientras íbamos caminando tomados de la mano.

Parecíamos la atracción principal de un circo, quería mostrar seguridad a la hora de caminar junto a la bella mujer que llevaba a mi lado.

Emma regalaba sonrisas a diestra y siniestra, parecía una actriz reconocida recorriendo las pasarelas de Hollywood, me sentía pequeño a su lado, pero con gran esfuerzo logré llegar a la entrada sin tropezar y hacer el ridículo.

Los flashes de las cámaras me dejaron momentáneamente desorientado, la gente se acercaba a nosotros con sonrisas falsas pintadas en sus rostros, la incomodidad se podía palpar en el ambiente, me sentía como pez fuera del agua, pero no pretendía decepcionar a Emma.

Cuando nos adentramos más al gran salón después de pasar por aquella amplia y lujosa recepción, se hacían más evidentes las miradas recelosas de la gente al verme junto a Emma, la idea de pasar desapercibido y tener una noche tranquila no llego a gestarse en mi mente, ni siquiera antes de llegar a la fiesta, sabía que al lado de la mujer más importante de esta noche eso sería absurdo, sumándole nuestro claro contraste era más que evidente que llamaría mucho la atención.

Recorrí el lugar con la mirada, ninguna de las caras de las más de mil personas que debía de haber en aquel lugar se me hacia familiar o conocida, algunos me veían con hostilidad mientras que otros se veían inundados de simple curiosidad.

Emma se disculpó conmigo, mientras era arrastrada junto a un grupo de hombres que solicitaron su presencia para hablar de negocios. ¿Acaso aquello no era una fiesta? ¿Cómo podían no disfrutar tranquilamente sin tener que estar continuamente enfrascados con temas serios sobre negocios? En su lenguaje solo existía la palabra trabajo o negocios, era algo molesto.

Me quedé en el rincón menos concurrido del lugar, tomando una copa de Champagne, aunque mi postura podía ser relajada por dentro estaba tenso como nunca antes.

Como si la suerte no estuviese de mi lado esta noche, Marta se acercó con cara de pocos amigos, pero tratando de sonreírle a las personas que la saludaban en su camino, al llegar a mí el odio que destilaban sus ojos no podía ser disimulado, aunque quisiera.

-¿Qué se supone que haces tú aquí?

Su mandíbula estaba apretada, hablo prácticamente entre dientes.

-Vine acompañando a mi novia.

-¿Acaso alguna de las chicas del servicio de Catering o de limpieza tuvo el atrevimiento de invitarte?

Una sonora carcajada salió de mí, llamando la atención de las personas que estaban a nuestro alrededor.

-Déjeme decirle que cualquiera de las chicas que trabajan en el servicio, tienen más honor y dignidad que usted.

La molestia dentro de mí se había convertido en ira, no iba a soportar ningún desplante de parte de una mujer como ella, aunque sabía que llevaba las de perder no me amedrentaría.

-¿Pero quien te has creído? Eres un idiota…muerto de ha…

-Shhh…yo que usted no me insultaría, de verdad le recomiendo no hacerlo…

Con mi dedo en alto silencié la boca ponzoñosa de aquella víbora.

-¿Sabe lo que es provenir de una buena familia? ¡Claro que no lo sabe! No se trata del dinero que esta tenga…sino de los valores y la educación que la misma transmite e inculca a sus miembros…sin ninguna duda puedo asegurar que usted no proviene de una buena familia…

Haciéndome el pensativo agregué.

-Claro sus hijos deben de haber sido educados por personas contratadas por usted, tuvieron suerte ya que se formaron como excelentes personas, quizás Emma sea adoptada... ya que usted es una mal educada.

Su cara se descompuso por el asombro ante mi atrevimiento, pero las palabras salían solas de mi boca sin que pudiese detenerlas.

-Bueno déjeme retractarme, mal educada no, seguro sus padres se gastaron una cuantiosa fortuna en su educación…seria mejor usar el termino de mal aprendida.

Dije para retirarme lejos de ella con las manos hechas puño, no podía perder los estribos en aquel lugar, pero sentía mi sangre arder en mis venas, traté de localizar a Emma, no me fue difícil encontrarla, ya que resaltaba entre la multitud.

Cuando me acerqué a ella me recibió con una sonrisa y un cálido beso.

Me disponía a hablarle sobre lo sucedido, cuando de repente un tipo alto y rubio se paro a mi lado saludando a Emma de una manera demasiado cariñosa y confiada.

-¡Pero mira que bella estas querida!

Dijo el hombre mientras la estrechaba en un abrazo, al que Emma no respondió más que con una sonrisa forzada.

Se giró un poco hacia mí, mientras me estudiaba con la mirada, me extendió su copa vacía hablando con un tono irritado.




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