No quería huir, no quería sentirme un completo cobarde, no quería sufrir por mis decisiones y definitivamente no quería dejarla atrás.
Pero estaba haciendo toda y cada maldita cosa que no quería.
Acomodé mi mochila sobre mí hombro y tomé el bolso que reposaba sobre la cama, miré por última vez aquella habitación y bajé las escaleras con pesar.
Necesitaba un cambio en mi vida, quería evolucionar y no quedarme estancado en este lugar, pero duele demasiado el proceso, solo espero estar tomando una buena decisión y no arrepentirme luego de todo esto.
Fui a la cocina, donde sabia que mamá y Sam se encontraban platicando mientras bebían café, aunque aun siendo lunes, era muy temprano para estar fuera de la cama.
Al verme las dos callaron, no sé sí fue mi expresión atormentada o el bolso en mi mano, lo que hizo que sus semblantes cambiaran y sus rostros se tiñeran con preocupación.
-¿Qué haces despierto tan temprano? ¿te has caído de la cama Di?
Las preguntas de Sam no llegaban a sonar graciosas, se podía ver que no le terminaba de cerra mi actitud.
Mamá fue la siguiente en hablar mientras se paraba para poder besar mi mejilla.
-Cariño… ¿qué haces con ese equipaje? ¿te iras con Emma de vacaciones, o saldrán por temas de trabajo?
La sola mención de su nombre hacia temblar mi cuerpo entero, el corazón se me estrujó al pensar que no volvería a ver esa arrebatadora sonrisa, no volvería a perderme en la profundidad de sus hermosos y expresivos ojos, tampoco sentiría el calor que me transmitía su piel junto a la mía, ni la sensación única e inexplicable que se expandía en mi pecho cada vez que sentía su dulce voz pronunciar un te amo.
Traté de aclarar mi garganta para que la voz no se me quebrara.
-Mmmm… yo vengo a despedirme.
Decir aquellas palabras frente a ellas dolió más de lo que había imaginado.
-¡¿Cómo que a despedirte?!
Esta vez fue Sam quien se levantó de golpe de su silla y se acercó a mí.
-He tomado una decisión, créanme cuando les digo que esto está resultando extremadamente difícil para mí, pero necesito distanciarme, quiero empezar de cero, un nuevo comienzo, hable con un amigo que está viviendo en España, él me ayudara a instalarme allí y a conseguir un trabajo… se que es muy repentino y algo inesperado, pero siento que me estoy ahogando en este lugar…yo…
-Eres un tonto, ¿crees que poniendo un mundo de distancia entre los problemas y tu lograras que desaparezcan? ¡solo eres un iluso, un cobarde que no tiene los pantalones bien puestos para afrontar las cosas dando la cara! ¡me decepcionas Daimon!
Dijo gritando Sam mientras chocaba con mi hombro para hacerse paso rumbo a las escaleras con lagrimas en los ojos, dando un portazo al entrar a su habitación.
Mamá me observaba en silencio estudiándome sin expresión alguna.
-Ma…yo de verdad lo lamento, no quiero dejarlas solas, les enviaré dinero todo el tiempo y en cuanto tenga estabilidad las llevare conmigo…me mantendré en contacto diario y…
-Tranquilo hijo, no necesitamos el dinero, sabes que estoy trabajando, estoy completamente sana y Sam esta mejor que nunca, trabaja en muchos proyectos, ganando una muy buena cantidad de dinero…solo dime una cosa ¿te vas por ella?
Su pregunta directa me dejo pensativo por unos cuantos minutos.
-No, no me voy por ella, me voy por mí… como siempre nos decías, uno sabe lo que es, más no lo que puede llegar a ser…
Tragué fuerte y seguí hablando bajo su atenta mirada.
-No me siento bien conmigo mismo, quiero expandir mi horizonte, poder limpiar mi mente y ser un mejor hombre, no sé si volveré, a decir verdad, no creo que lo haga, pero esto lo hago nada más que por mí.
Era lo más sincero que podía al expresar mis sentimientos, aunque me estaba comportando como un completo egoísta sin pensar en los sentimientos de Emma, sabía que le estaba haciendo un enorme favor al alejarme de su lado, no era alguien bueno para mí mismo, mucho menos podía ser alguien bueno para ella.
-En ese caso tienes mi completo apoyo, aunque me duela verte partir no puedo ser un obstáculo en tu camino, sabes que a Sam se le pasara tarde o temprano, es solo la sorpresa.
-Muchas gracias.
Dije mientras la apretaba fuertemente entre mis brazos, tratando de sentir la calidez de su abrazo, memorizando cada detalle para cuando necesite uno y no esté cerca para dármelo.
-Necesito un favor, sabes que odios las despedidas, ¿podrías darle esto a Emma?
Dije tendiéndole un sobre con la carta de renuncia y otra hoja donde me despedía de ella.
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Editado: 12.03.2020